Desde un espectacular lienzo de Eliseu Meifrèn de más de 3 metros de 1889 a un Tàpies de mediados del siglo pasado, las 53 obras seleccionadas por Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, para la exposición Pintar la luz resumen bien el interés de la mecenas por el arte catalán, uno de los pilares de su colección y de los fondos permanentes del centro malagueño.
Con la luz como hilo conductor la exposición recorre desde el realismo iniciado por Martí Alsina a mediados del XIX hasta la vanguardia, donde la modernidad aparece como un destello en las tinieblas del contexto histórico de las décadas centrales del XX, pasando por las experiencias en torno al color de los artistas del fin de siglo o el noucentisme de luces mediterráneas en artistas como Fortuny, Casas, Rusiñol, Canals, Anglada-Camarasa, Mir, Sunyer, Togores, Clarà, Cuixart, Ponç, entre otros. Obras unidas por su aspiración común por pintar la luz, en sentido literal o metafórico.
“La exposición es una reivindicación de la pintura catalana y española de mitad del XIX a mitad del XX, que Carmen Thyssen ha puesto en valor rescatado piezas importantes en subastas y en el mercado internacional, recuperándolas para el patrimonio español”, asegura la comisaria Lourdes Moreno. Una cuidada selección de un conjunto de casi 500 piezas, la gran aportación de la baronesa a la colección Thyssen, es lo que puede verse en Málaga, hasta el próximo 17 de octubre. Por primera vez, además, el arte español es protagonista de las tres plantas del museo, lo que da buena cuenta de la importancia del conjunto.
De la Expo de París a Málaga
Dividida en tres secciones, la primera de ellas, ‘Destellos de modernidad’, parte del realismo de mediados del siglo XIX y llega hasta los albores del XX para recoger los primeros tanteos de renovación, hacia las luces impresionistas y modernistas. Destacan, además de la mencionada Puerto de Barcelona de Meifrèn, que el artista presentó a la Exposición Universal de París de 1889, Niñas a la luz de un farol, de Lluís Graner, Interior al aire libre de Ramón Casas y La cruz de término de Santiago Rusiñol. Ambas obras son del año 1892 y sintetizan lo mejor del arte innovador de sus autores en el panorama del modernismo catalán, al que se suman Abismo pintado por Joaquim Mir en Mallorca en 1901 y anunciador del nuevo arte del siglo XX.
En la segunda parte, ‘Esplendor mediterráneo’, brilla el noucentisme, como en Mediterráneo de Sunyer (h. 1910-1911), un clasicismo de vanguardia que inaugura un siglo extraordinario para el arte catalán, y un conjunto de lenguajes personales de distinto signo, desde Rafael Durancamps a Olga Sacharoff.
En el capítulo final de la muestra, ‘Luces entre tinieblas’, situado cronológicamente en los años cincuenta, despunta un lenguaje surrealizante y la abstracción, en manos de Tàpies, Cuixart o Ràfols-Casamada, con obras muy sugerentes y relevantes dentro de la colección, como Marrón negruzco de Tàpies o Marea baja de Ràfols-Casamada.
Pintar la luz. Maestros catalanes de la colección Carmen Thyssen ha contado con la colaboración de la Fundación “la Caixa” que ya ha participado anteriormente en otras muestras temporales, y que se ha convertido además en colaboradora principal de la Colección permanente del Museo Carmen Thyssen Málaga.