¿Qué libro tiene entre manos?
The Great Nadar: The Man Behind the Camera, de Adam Begley, una biografía que me está gustando más por el personaje que por cómo está escrita.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Las descripciones excesivamente largas y que se repita mucho una misma idea.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Últimamente con Nadar, desde luego.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
El primer libro “gordo” fue Las tribulaciones de un chino en China, de Julio Verne. Tendría unos 10 años y no recuerdo nada de la historia pero sí que me sentí muy orgullosa de todo lo que había leído.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo por las noches, en los momentos de espera y entre aviones y trenes. Me gusta mucho el papel, pero como siempre leo varios libros a la vez, y viajo mucho, la tablet se ha convertido en una herramienta fundamental.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
La primera vez que vi un cuadro de Rothko en el MoMA, en un viaje a Nueva York, sola, con 20 años. Me tuve que sentar, hipnotizada, y comprendí lo importante que es la expresividad y la emoción a la hora de comunicarse.
Su nueva exposición en el Museo Universidad Navarra tira mucho de archivo, ¿qué es lo que le interesa?
Resucitar y reciclar el significado de las imágenes me parece tan necesario como divertido. Al hacerlo hablamos también de cómo ha evolucionado nuestra mirada y nuestra sociedad a partir de un elemento fiable hasta ahora: la fotografía entendida como documento veraz.
¿Qué relación tiene hoy la fotografía con la realidad?
La fotografía necesita siempre de la realidad porque, en términos puramente físicos, no se puede fotografiar lo que no existe. La relación que se está redefiniendo es la de la fotografía con la verdad, que es otra cosa.
¿Por eso se alejó del lenguaje del fotoperiodismo?
Sí, comprendí que los medios de comunicación son un negocio y que la verdad no es una categoría absoluta. Necesitaba hablar en primera persona, opinar.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
Marginalias de Ida Applebroog, en el Reina Sofía. No conocía a la artista y me interesó tanto en el plano técnico como en el conceptual. Tengo debilidad por el dibujo.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Me importa y me sirve cuando es constructiva y no cierra las puertas a otras interpretaciones. Una crítica no puede ser una sentencia, ni en el mundo del arte ni a pie de calle.
¿Qué obra teatral le ha impactado recientemente?
Vivo en un lugar algo remoto de Brasil y no tengo muchas oportunidades de ir al teatro, pero tengo ganas de ver cualquier obra escrita por Paco Bezerra.
¿Qué película ha visto más veces?
Blade Runner y Amanece que no es poco.
¿A qué serie se ha enganchado?
A muchas, aunque creo que la que se va a quedar conmigo más tiempo es Black Mirror.
¿Qué música escucha en casa?
Muy variada según lo que vaya a hacer. Si estoy cocinando o conduciendo escucho música que pueda cantar: rancheras, pop o incluso reggaetón, pero si estoy trabajando escucho jazz o música clásica contemporánea.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta mucho, aunque no creo que vuelva a vivir aquí. Me gusta verla desde fuera, con sus incongruencias y sus certezas. Explorarla como si no la conociera y reconocer en ella mi propio complejo de inferioridad, mi crudeza y también mi sentido del humor o cierto talento para estar orgulloso de algo que no es perfecto.
Proponga una medida para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Desarrollar de una vez por todas la Ley de Mecenazgo.