El camino ha sido largo y las negociaciones han debido de estar llenas de flecos que han demorado casi un año el acuerdo al que el Ministerio de Cultura había llegado con Carmen Thyssen. En aquella ocasión era el ministro José Manuel Rodríguez Uribes quien estampaba su firma junto a la de la baronesa en presencia de sus dos abogados y el secretario general de cultura (en aquel momento Javier García Fernández).
Por fin, podemos decir que se cierra uno de los capítulos más mediáticos del panorama artístico: la colección de la baronesa Thyssen se queda durante los próximos 15 años en España. Así lo fija el contrato de alquiler que la coleccionista ha firmado junto al ministro de cultura, Miquel Iceta, y su hijo, Borja Thyssen. En total, el Gobierno destinará 97.5 millones de euros divididos en 6.5 millones anuales.
Parece que el acuerdo no está sujeto a prórrogas de modo que si transcurridos los 15 años los propietarios de la colección quisieran ponerla a la venta el Estado puede ejercer su derecho de compra preferente. Al precio total, que asciende a 1.700 millones de euros, se descontará la suma abonada, 97 millones.
La baronesa Carmen Thyssen, visiblemente emocionada, ha agradecido la presencia de todos en el acto. “Es un día especial, un acto para la historia de la cultura porque la colección permanece en España y estará junto a la colección del barón. A mi muy querido Heini le dedico esto, él quería ver esto unido”, ha asegurado. Después de 21 años de cesión gratuita y “gracias al esfuerzo compartido hemos llegado a un acuerdo”, ha ampliado.
También ha tomado la palabra Borja Thyssen, que ha hecho hincapié en el esfuerzo tanto de su padre, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, como de su madre. “Mi padre me enseñó a amar el arte y también a compartirlo y ahora compartimos las salas de la colección de mi madre junto a las de mi padre, que es lo que él quería. Seguro que estaría contento de ver que se ha logrado lo que pretendía”.
Por su parte, el director general del museo, Evelio Acevedo, ha compartido el sentir general: “es un gran día para el museo y también para el patrimonio cultural español que, a través de este acuerdo, ve garantizada la continuidad en España esta valiosa colección durante, al menos, 15 años”.
La baronesa, abordada después del acto, ha reconocido que seguía emocionada. "Es un día maravilloso e histórico. Me he emocionado. Sigo emocionada sobre todo por mi marido; es muy difícil conseguir que mi marido tuviese aquí este museo maravilloso, ocho años luchando para conseguir que su colección estuviese libre y pudiera traerla aquí. Es un día muy importante", ha recordado. Además, ha querido recodar que "un coleccionista nunca deja de coleccionar, cuando puede porque no es fácil". Preguntada sobre las nuevas obras de su colección ha avanzado "hay un poco más de impresionismo". En este sentido, Borja Thyssen, también ha puesto varias piezas. "Borja también es coleccionista desde que tenía un año, ha estado muy preparado con un museo que se habría al público cada 6 meses al año", ha concluido.
La baronesa respira tranquila sabiendo que durante los próximos 15 años no tendrá que volver a negociar las condiciones de su colección. No ha sido fácil pues para llegar a la meta alcanzada este miércoles el camino ha sido largo: una década y 11 ministros de cultura (Mariano Rajoy, Pilar del Castillo, Carmen Calvo, César Antonio Molina, Ángeles González-Sinde, José Ignacio Wert, Íñigo Méndez de Vigo, Máximo Huerta, José Guirao, José Manuel Rodríguez Uribes y Miquel Iceta) han tenido sobre la mesa dicha negociación. A todos ellos ha recordado durante su intervención tras la firma del acuerdo.
Celebración de una vida coleccionando
Miquel Iceta, actual ministro de cultura y quien finalmente ha conseguido el acuerdo, también se ha unido a la alegría que supone la permanencia de un fondo de estas características en nuestro país: “celebramos un contrato pero sobre todo una vida de acumular obras de arte para ponerlas a disposición de la gente así que es lógico que hoy hablemos del barón”. Pero también es de “justicia”, ha añadido, “recordar a quienes me han antecedido y me han permitido llegar hasta aquí”.
Tampoco ha querido olvidar que la cultura en España es “a partir de hoy más grande y tiene más proyección internacional. A partir de ahora estas obras acompañarán a una colección ya impresionante por sí misma y se garantiza la difusión nacional e internacional de un patrimonio que la gente podrá disfrutar desde mañana mismo paseando en estas salas”.
Con este nuevo marco de alquiler, el fondo de Carmen Cervera gozará de un régimen de aseguramiento que permite la cobertura de los riesgos por destrucción, pérdida, sustracción o daño de las obras mientras permanezcan en las instalaciones del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Con la rúbrica entre Iceta y la baronesa Thyssen quedan también inauguradas las salas dedicadas a su colección en las que se podrán ver 180 de las 330 que componen el acuerdo. Además de Mata Mua, sin duda la joya de la corona, y otros ocho cuadros de Gauguin, entre todas las piezas destacan pinturas como Marina L’Estaque, de Braque, El Jardín del Edén, de Brueghel, La Soledad, de Corot, Molino de agua en Gennep, de Van Gogh, Pesca, de Natalia Goncharova, Conversaciones bajo los olivos, de Matisse, La casa entre las rosas, de Monet, Calle de Nueva York con luna, de Georgia O’Keeffe, Los segadores, de Picasso, Campo de trigo, de Renoir, o La inundación en Port-Marly, de Sisley. Todas ellas serán expuestas en las salas denominadas Salas del siglo XX.
Las bases del acuerdo
El acuerdo parte de la base del deseo explícito de las partes de mantener la exposición de la colección en el museo público, así como para continuar con su difusión nacional e internacional por medio de exposiciones temporales dentro y fuera de sus instalaciones, y realizar préstamos temporales a otros museos.
El contrato se rige por lo dispuesto en el Real Decreto-ley 15/2021, del 13 de julio, por el que se regula el arrendamiento de colecciones de bienes muebles integrantes del Patrimonio Histórico Español por determinadas entidades del sector público. Entre las cláusulas, se contempla que los arrendadores podrán, en cualquier momento durante el periodo de vigencia, disponer libremente, incluido para su venta a terceros, de tres obras de la colección, a excepción de la obra de Paul Gauguin Mata Mua.
También se establece la cesión en exclusiva a la Fundación de todos los derechos de propiedad intelectual e industrial que ostente sobre la imagen de la colección en su conjunto, así como sobre cada una de las obras, incluyendo los derechos de copia, reproducción fotográfica y editorial, para su explotación comercial por cualquier medio en cualquier soporte (incluido merchandising y digitalización).
El contrato compromete al arrendatario a mantener expuesto al público el mayor número de obras de la colección que le sea posible atendiendo a la capacidad de las salas. Asimismo, la fundación procurará integrar obras de la colección en los programas de exposiciones temporales que organice fuera de las instalaciones. Así, tiene la facultad de realizar préstamos temporales de obras pertenecientes a la colección, debiendo hacerlo en las mismas condiciones, siguiendo los mismos criterios y utilizando los mismos términos contractuales que emplea con la colección permanente.
Para ello, realizará la catalogación de las obras y el mantenimiento de la documentación científica de las mismas, de forma que pueda estar en disposición de facilitar a las instituciones receptoras de los préstamos temporales las fichas técnicas correspondientes. Respecto a la exposición, conservación y restauración, el contrato especifica que la fundación expondrá, conservará y restaurará las obras de acuerdo con los criterios y siguiendo los procedimientos establecidos por su Patronato para la colección permanente.
Una década de negociaciones
El Museo Thyssen-Bornemisza contó casi desde sus inicios con el préstamo de algunas de las obras de la Colección Thyssen-Bornemisza que no habían formado parte del acuerdo de 1988 y que en 1993 pasaron a la propiedad de Carmen Thyssen. La baronesa siguió coleccionando en los años siguientes y en 1999 se comprometió al depósito gratuito por diez años -extendido posteriormente- de parte de su colección.
En 2004, tras un acuerdo con el gobierno español, se inauguró una nueva ala del museo en la que se alberga la Colección Carmen Thyssen. Además de nuevas galerías, se crearon espacios para oficinas, talleres, almacenes, así como salas de exposiciones temporales.
Tan solo un año más tarde el Gobierno se planteó comprar la colección de la baronesa para asegurar su permanencia en nuestro país pero Carmen Thyssen rehúsó el ofrecimiento. Llegado el año 2011 y con la expiración del primer acuerdo, la aristócrata negoció con el estado una cesión gratuita de su colección renovable de manera anual. Pero la venta de La esclusa, de John Constable, en 2012, no gustó. No obstante, el contrato de cesión le permitía vender parte de su fondo siempre que no excediera del 10 %.
Ya en 2017 la baronesa pidió un nuevo marco de negociación. Entonces, consideraba el contrato "obsoleto" y sostenía que su colección no podía "estar en una situación de precariedad". Y añadía que "un préstamo gratuito de las obras de mi colección que, según consta en las cuentas anuales de la Fundación (publicadas en el B.O.E) genera unas ganancias para Madrid de entre 7 y 8 millones de euros anuales, no debería estar sin un marco legal claro y estable".
A partir de ese momento, la baronesa negoció con cuatro ministros diferentes: Íñigo Méndez de Vigo, José Guirao, Rodríguez Uribes e Iceta. Con este acuerdo se pone fin a una década de prórrogas.