Hacía hincapié José María Parreño hace veinte años en la proliferación de subsecciones comisariadas que ARCO había comenzado a proponer y que respondían a un “carácter de bienal o muestra de la actualidad artística” que parecía ganar más peso cada año. Añadía que “prueba de ello es también que crezca sin desmayo la envergadura de un programa de mesas redondas y conferencias sobre el coleccionismo de arte contemporáneo”. Pero no nos engañemos, una feria no es una bienal y, aunque en los últimos años hayan acortado su distancia, parten de presupuestos completamente distintos.
No obstante, fiel a ese programa que busca renovarse año tras año y ser de algún modo reflejo de lo que está ocurriendo fuera de los muros de Ifema, la 40 (+1) será la segunda edición en que ARCO apueste por una sección de proyectos individuales protagonizados en exclusiva por artistas mujeres. Si en 2021 fueron 25 las galerías que optaron por incluir proyectos específicos o espacios de destaque para alguna de sus artistas, en esta edición la sección se recorta ligeramente y serán 17 los solos. Pese a todo, este dato no debiera ser sinónimo de menor presencia femenina en la feria, ya que cabe suponer que año a año el incremento de mujeres en el programa general recorta distancia con respecto a la presencia de artistas hombres. O quizás no.
Destaca en esta edición el solo que la galería José de la Mano dedica a Inés Medina por medio de un recorrido por su experimentación con la geometría y el arte minimalista entre los 80 y los 90. Medina estuvo conectada durante la década de los 80 al grupo de artistas vinculados a la Nueva Escultura Vasca, que dio a conocer nombres como Juan Luis Moraza, Txomin Badiola, María Luisa Fernández, Juncal Ballestín o Pello Irazu. Sin embargo, la carrera de Medina, al igual que la de sus compañeras, no gozó de la visibilidad que sí tuvieron algunos hombres de aquella generación.
Tres de los solos de esta edición se dedican a artistas históricas como Vera Pagava, vanguardista georgiana cuyo legado administra la Galerie Poggi desde que en 2021 la presentaron en una exposición que la puso en diálogo con Anna-Eva Bergman. De Pagava destaca su intento por dirigirse hacia una abstracción pictórica que sin embargo jamás abandonó su nexo con la figuración. Destacan también los solos dedicados por la galería Marc Domènech a Ana Peters, alemana exiliada en España, donde residió hasta su muerte, siendo en los 60 parte activa del movimiento de Estampa Popular valenciano; o el solo que la londinense Richard Saltoun aporta al programa general con Aurelia Muñoz, artista catalana históricamente vinculada al desarrollo de instalaciones que creó a partir de los 60 mediante técnicas artesanales textiles y del papel.
Apuestas jóvenes
De entre las apuestas más jóvenes, destacan las españolas Ira Lombardía, habitual ya en el stand de Alarcón Criado, ahora con tres series surgidas de una investigación que se centra en los nuevos usos de la fotografía a la que la artista lleva años dedicada; Clara Sánchez Sala que acude a ARCO con ATM en un solo que explora la relación física de la artista con su trabajo; Mar Arza con Rocío Santacruz, con un proyecto que toma el poema Un coup de dés… para proponer una sustitución del concepto de azar lanzado por Mallarmé. Están también la británica Marianna Simnet, que integrará la expedición de Societé a ARCO, o Irma Álvarez-Laviada, que presenta con Luis Adelantado un proyecto que, bajo el título Rojo, Azul, Amarillo y Negro indaga en la relación que la Bauhaus sostuvo en sus propuestas con las nociones de ocio y juego.
Se suman además las galerías ADN, que presenta Womankid e Indignadas, dos series de María María Acha-Kutscher en las que reelabora imágenes de archivo mediante collages y dibujos digitales; Álvaro Alcázar, que presenta una serie de trabajos recientes de la pintora y escultora vasca Mari Puri Herrero; Espacio Mínimo con una selección de obras en papel de Liliana Porter; así como dos grandes pinturas que Rosa Brun presenta en su destaque en el stand de Fernández-Braso. La chilena Sandra Vásquez de la Horra participa con la galería Senda; Baró Galería dedica su solo a Amparo Sard, y la escultora japonesa Leiko Ikemura viaja con la galería suiza Peter Kilchmann. Por último, Lelong acude con la artista india Nalini Malani, ganadora en 2019 del Premio Joan Miró, tras el cual realizó la retrospectiva No me oyes en la Fundación Miró de Barcelona.
El de 2022 será un ARCO en el que se tome, de un modo más reposado que en 2021, el pulso al efecto que la pandemia está teniendo en el mercado del arte. Ahora sólo queda esperar y ver si secciones como esta logran consolidarse como espacios de reparación histórica y no se quedan simplemente en un parche.