"Desde el siglo XIX hasta hoy, la galería vende una obra llevándose un margen. Las hay de primer o de segundo mercado, según trabaje con artistas o se dedique a comprar y vender, pero en ambos casos obtiene un beneficio comercial. Podemos decir que desde 1850 hasta hoy las únicas innovaciones que ha sufrido nuestro modelo son tecnológicas". Así describen Nacho Ruiz y Carolina Parra, de la galería T20 de Murcia, en qué consiste, en principio, su trabajo, una actividad cuya peculiaridad la marca el producto en venta: las obras de arte y sus autores.
Hace tiempo que las galerías dejaron de ser (solo) el marco en el que se celebran exposiciones de sus artistas. El confinamiento, primero, y los meses sin ferias (donde muchas de ellas realizaban hasta el 70 % de sus ventas anuales), agudizaron muchos cambios que llevaban tiempo latentes. Una de las pioneras en España fue Elba Benítez, que ya en 2003 invitaba a 7 artistas, Olafur Eliasson y Montserrat Soto entre ellos, a realizar un proyecto vinculado a cada una de las Islas Canarias. Años después, en 2007, el artista cubano Jorge Pardo transformaba un piso en la Gran Vía en un apartamento de invitados de escasos 25 m2, un híbrido entre obra de arte, exposición, pieza de diseño y unidad habitacional que hacía saltar las clasificaciones estanco por los aires. Ese ha sido precisamente el motor de la alianza de la galería con los arquitectos Schneider Colao, con los que comparte un nuevo espacio en la calle Belén donde presentan arte, diseño y arquitectura, un 3 en 1.
Festivales y museos
Desde T20 conciben la galería como una base de operaciones, una oficina de representación de artistas, pero también un vivero de ideas. Al comisariado de exposiciones sumaron, en 2020, la editorial Pombo, "todavía deficitaria", que abarca en sus publicaciones de las vanguardias a artistas actuales, museos y hasta la propia feria de ARCO. Firman ahora dos exposiciones, una de José Gutiérrez Solana y Julio Romero de Torres, en la Fundación Unicaja de Málaga, y Atlas, de la colección de pintura Mariano Yera, en el Palacio de San Esteban de Murcia, y son habituales del festival la Mar de Músicas, donde se han visto propuestas como El museo del pueblo de Daniel G. Andújar el pasado verano.
"Entendemos la galería como un aprendizaje. Sin estas exposiciones fuera, seguiría siendo un espacio de compraventa, pero si potenciamos la marca, los artistas se ven favorecidos", explica Nacho Ruiz sabiendo que un galerista-comisario despierta siempre suspicacias. En su caso han dibujado una línea clara entre lo comercial y lo no comercial, entre la galería y T20 proyectos.
En todas estas propuestas subyace la idea de agitar el contexto, y más en escenas alejadas del ritmo frenético de Madrid. En la sevillana galería Alarcón Criado lo saben bien y hace unos meses se sumaron a pie.fmc, un espacio y plataforma de pensamiento donde organizan exposiciones, jornadas y actividades relacionadas con el flamenco. "Queríamos desarrollar acciones al margen del mercado del arte", cuenta Julio Criado.
En la pie.fmc confluyen agentes con experiencia en la producción cultural (BNV producciones), el artista y comisariado Pedro G. Romero, afín siempre en su trabajo a lo colaborativo, y Alarcón Criado. Arrancó en junio con un ciclo de muestras en las que participaba Teresa Lanceta, Tejido doble, y muestra ahora Entartete kunst (arte degenerado), con Víctor Jaeneda. "Solos no podríamos, pero sumando esfuerzos sí. Colaboramos con gente que admiramos, aprendemos del modo que tienen de enfocar las cosas y le damos sentido a estar aquí, en Sevilla, añadiendo programación a la ciudad".
“Colaborando con otros actores le damos sentido a estar en Sevilla, sumamos programación”
De la necesidad, ya sea la coyuntura económica, ya sea la situación sanitaria, se hace virtud. El verano pasado las galerías de Barcelona NoguerasBlanchard, Bombom Projects y Joan Prats abrieron durante los meses estivales Fonteta, un espacio conjunto en el Ampurdán. Su plan era diferente al de otros colegas que ya lo habían hecho en lugares de veraneo (Cayón en Menorca o Parra Romero en Mallorca) porque en las muestras colectivas convivían artistas de todas ellas, se vendían indistintamente y compartían los beneficios.
"Fonteta fue una respuesta directa a los últimos 2 años —explica Rebeca Blanchard—, hablamos con nuestros coleccionistas sobre dónde iban a pasar el verano en un momento en el que se salía menos fuera. Se unía además al hastío de consumir presentaciones virtuales, apetecía volver al espacio físico y vivir el arte en directo. También era una cuestión de mercado, a la calle Fourquet de Madrid la gente viene, pero no a Hospitalet. Pesa mucho la losa del espacio físico, del alquiler, y unos artistas que representas". El formato funcionó y este verano repiten: "El tiempo es más relajado que el de una feria y los costes son muy bajos, el precio del alquiler es la mitad de lo que cuesta nuestro local de Madrid".
Contra el aburrimiento
Otro factor decisivo es salir de la rutina, esquivar el aburrimiento y acercarse a otros públicos. A Miguel Ángel Sánchez, de ADN galería, le pasó cuando llevaba 10 años en activo. Abrió en 2013 ADN Platform, un espacio de proyectos en Sant Cugat del Vallés, a 20 km de Barcelona, que invita a comisarios a programar otro tipo de exposiciones. La línea curatorial es la misma que la de la galería, en torno a cuestiones sociopolíticas, pero su fin no es comercial. "Platform fue una necesidad de meter otras voces que llegó en un momento de austeridad —cuenta Sánchez—, con una notable reducción de las convocatorias". Durante la Covid su actividad se ha visto diezmada, pero tiene previsto que se reactive en noviembre. Poco después se inauguró ADN Factory (2015) como centro logístico anexo para llevar a cabo producciones de artistas, y en 2020 ADN Locker Room, en la parte alta de su espacio en la calle Mallorca.
"Tenemos que atraer a clientes jóvenes. Nuestra labor también es cultivar y educar su mirada"
Pero ¿a qué perfil de público se dirigen las galerías? 50.000 personas asistieron a la última edición de ARCO, en julio y en plena ola (el año anterior habían sido 93.000), mientras que muchos días pasan en blanco sin que nadie entre a sus sedes habituales. Sus exposiciones son lugares de encuentro y la entrada, no lo olvidemos, es gratuita. Este afán por atraer a otros públicos movió a NF / Nieves Fernández Galería, en Madrid, a poner en marcha otros formatos. "Siempre hemos tenido una idea de la galería como espacio abierto, flexible, que debe propiciar el intercambio y la reflexión para que sigan surgiendo las ideas”, apunta Idoia Fernández.
Desde el año pasado celebran sus Camping invitando a creadores del ámbito de las artes escénicas a acampar en su espacio una mañana, y con los Interludios, exposiciones de corta duración con artistas que no trabajan habitualmente con la galería, ya han sumado nuevos nombres a su cartera, Clara Sánchez Sala, Ángela Cuadra y Laura F. Gibellini.
En esta misma línea de salir de los modelos preestablecidos transcurrió el ciclo de Encuentros de Maisterravalbuena, el año pasado, que "desprogramó" su agenda con 10 exposiciones que apenas duraban tres semanas y en las que convivían nombres propios y ajenos a su cartera como Luis Gordillo, Soledad Sevilla y Amalia Avia. "Las galerías no trabajamos con obras de arte, sino con artistas —subraya Pedro Maisterra—, trabajamos con vidas y para futuro, es un acto de fe".
Buscaban, además, sorprender al coleccionista y animarle a que fuera a la galería, algo que tienen también muy presente desde Ponce + Robles. Ya lo hicieron en 2021 invitando a 4 comisarios a reflexionar en su 30+20 aniversario sobre los 4 elementos de la naturaleza y continúan este año bajo la batuta del crítico de arte Mariano Navarro, junto al que han imaginado el Centro de conexión permanente. Arranca en marzo con una muestra que mira a los años 70 con nombres como Miguel Ángel Campano, Guillermo Pérez Villalta, Luis Gordillo o Eva Lootz. ¿El motor? "Darle un giro a la galería y que los clientes vean y les contemos otra cosa. Y que venga gente joven, hay ejecutivos de 30-40 años que ya tienen poder adquisitivo. Nuestra labor también es cultivar y educar su mirada", añade Raquel Ponce. Que así sea.