Los garabatos de una niña de tres años en diálogo con las Pléyades. Esta es la propuesta con la que la artista Laura F. Gibellini ha sido elegida en la quinta edición del programa de producción Derivada de la Fundación Banco Santander, que trata de reconocer la labor de creadoras de media carrera y tender puentes entre el arte y la ciencia. Mayaútica en azul se presentará en la feria de arte contemporáneo Estampa, que se celebra del 13 al 16 de octubre en Madrid.
La obra, explica Gibellini, "forma parte de un proceso de trabajo más amplio" basado en los dibujos de su hija, Maya: "Ella está ahora en una fase en la que no tiene una intención de representar nada pero sí de expresar. Y a esta edad lo que los niños quieren expresar tiene que ver con sensaciones espaciales. Yo pensé que lo que ella hacía con sus dibujos era proyectar su propia energía, con la intención de dejar una marca. Llevo un año trabajando en estas ideas".
Así, en Mayaútica en azul parte del dibujo infantil, "un dibujo que la trasciende a ella misma", y de la idea de "poner tu energía en movimiento", que se vincula "a lo cósmico". Maia, de hecho, es una estrella que forma parte del cúmulo abierto de las Pléyades. La obra tiene para la artista una dimensión emocional en clave biográfica: "Cuando estaba embarazada perdí a mi padre en un accidente, y para mí su energía y la de mi hija están relacionadas: un ciclo de vida termina y otro empieza".
"Hemos intentado recrear una especie de cosmos usando arena y la luz", explica la artista, "superponiendo el esquema de las Pléyades. Y hay una imagen final que es un dibujo en dorado que aparece a partir de la relación entre las marcas de Maya y la arena, y que tiene que ver con esa idea de los dibujos en el cosmos y también con el hecho de que ella empieza a hacer letras y una de las primeras es la eme de su nombre".
Mayaútica en azul está acompañada por un texto de Thyrza Nichols Goodeve, escritora, editora, artista y docente, que la define como “una obra de empatía, gozo y reflexión metafísica, un nuevo paso en el interés de Gibellini por el dibujo como una manera de hacer y de pensar”.
“De un tiempo a esta parte me interesa la visibilización de aquello que se encuentra en los límites de lo visible y de lo tangible, como es el aire, el agua, la luz…, y busco maneras de trabajar pseudocientíficas para señalar los límites que implican”, explica Gibellini, que considera el arte “un modo de conocimiento que ayuda a entender el mundo que nos rodea más allá de supuestos científicos que en muchas ocasiones nos estructuran, limitando las posibilidades de pensar aquello que aún no ha sido pensado o de ver lo que no ha sido visto o imaginado".
Laura F. Gibellini es doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, donde compagina su trabajo artístico e investigador con la docencia. Ha expuesto en instituciones de diversos países como Matadero Madrid, el Centre d’Art Santa Mònica de Barcelona, el CCCB/Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, la Accademia di Belle Arti di Roma, el Artists Space de Nueva York, el MASS MoCa de Massachusetts o la galería Nieves Fernández, que la representa y muestra otras obras suyas en esta edición de Estampa.
También ha sido artista residente en Roma, Canadá, Berlín y Nueva York. Entre sus obras más destacadas cabe mencionar una instalación permanente de arte público para tres estaciones de la red metropolitana del metro de Nueva York por encargo de MTA Arts for Transit & Urban Design.
Arte, ciencia y visibilidad
La Fundación Banco Santander señala que, aunque cada vez se cuida más la obra de las mujeres artistas, los estudios todavía evidencian los desequilibrios existentes en cuestiones de género. Según un informe de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales Contemporáneas (MAV), a pesar de que alrededor del 70% de los estudiantes de Bellas Artes en España son mujeres, sus obras suponen solo un 18% de las colecciones permanentes de los museos de arte contemporáneo. En las colecciones de los museos públicos del país dedicados a arte moderno y contemporáneo, los porcentajes de obras de mujeres artistas de los siglos XX y XXI se mantienen hoy entre el 5% y el 25%.
También se pone de manifiesto "que hay un menor número de mujeres artistas expuestas en galerías y ferias de arte, lo que implica menor visibilidad y una posición de desventaja para recibir premios institucionales o ser seleccionadas para exposiciones internacionales o bienales", indica la institución.
Derivada nació con el objetivo de reivindicar el papel de la mujer en la escena artística y favorecer su visualización. El programa está dirigido a artistas interesadas por la ciencia que, a través de sus obras, reflexionan (y nos hacen reflexionar) sobre la existencia, los modelos sociales y la vida en general. En palabras de Blanca Gómez, responsable del proyecto, “concebimos el arte como instrumento para entender el mundo que nos rodea, como mecanismo de comunicación y como herramienta de cambio”.
Para Gibellini, este programa “implica la rareza de ser una oportunidad que entiende a la perfección las dinámicas de los procesos creativos y lo que conlleva la práctica artística. Al no pedir de las artistas un proyecto sino un punto de partida abona el terreno para favorecer ese encontrar lo que aún no existe dentro de los propios procesos”.
El resultado es una obra gráfica original sobre papel firmada y numerada, de venta al público a través de la galería con un precio limitado para promover el coleccionismo entre todos los públicos.
Además de la dotación económica para la creación de la pieza, el programa supone una oportunidad de aprendizaje y experimentación en el arte gráfico contemporáneo para las artistas, ya que cuentan con el apoyo del taller de grabado Ogami Press, que las acompaña en el proceso de creación y pone a su disposición todas las herramientas necesarias para materializar su talento.