La rememoración de Pablo Picasso, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento que se cumplirá en abril del año que viene, sigue fluyendo a través de la presentación de sus obras. En este caso, en diálogo con una de las creadoras de mayor relevancia en el ámbito del diseño de la moda femenina: Gabrielle Chanel (1883-1971), que adoptaría el sobrenombre de Coco por el que es públicamente conocida.

Picasso/Chanel

Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid. Comisaria: Paula Luengo. Hasta el 15 de enero

La exposición, concebida como un diálogo entre las líneas creativas de Picasso y Chanel, reúne en confrontación directa un amplio conjunto de obras de ambos, datadas entre 1907 y 1930: 67 de Picasso y 52 de Chanel.

En el montaje, mientras que la iluminación de las salas es tenue, se subraya en contraste cada una de las obras con luces directamente dirigidas a las mismas. Y a todo ello se unen la proyección de películas y fotografías documentales.

La muestra tiene como trasfondo a Cocteau, que escribió: "Chanel es a la moda lo que Picasso es a la pintura"

El itinerario se ordena en cuatro secciones. En la primera, “El Cubismo y el estilo Chanel”, se plantea el paralelismo entre los juegos geométricos y lineales de las obras cubistas y las estructuras lisas, sencillas, y lineales de los diseños de ropa femenina de Coco Chanel, muy avanzados para la época.

Puede verse también aquí un frasco de ‘Chanel Nº 5’ de 1921, el primer perfume realizado por ella, un frasco transparente de líneas convergentes.

Vista de la exposición 'Picasso/Chanel' ene l Thyssen

En la segunda sección, “Olga Picasso”, se pone el acento en la figura de Olga Koklova, bailarina y primera esposa de Picasso, quien parece que fue una fiel clienta de Chanel. Hay un grupo amplio de retratos de Olga: pinturas y dibujos, realizados por Picasso, de una gran calidad. Y un grupo de vestidos femeninos de la primera época de Chanel.

Las dos secciones siguientes remiten a la coincidencia profesional de Picasso y Chanel en las presentaciones de dos piezas en 1922 y en 1924: una obra teatral y un ballet, a partir de textos del dramaturgo, artista y cineasta Jean Cocteau (1889-1963).

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Parece que Picasso y Chanel se conocieron en la primavera de 1917, y se dice que fue algo que tuvo lugar precisamente a través de Cocteau, o quizás de la pianista rusa Misia Sert, esposa del pintor catalán Josep Maria Sert.

Podríamos pensar que la idea de la muestra tiene como trasfondo a Cocteau, quien escribió: “Chanel es a la moda lo que Picasso es a la pintura”.

Parece que Picasso y Chanel se conocieron en la primavera de 1917, y se dice que fue a través de Cocteau

La tercera sección, “Antígona”, remite a una adaptación moderna de la obra de Sófocles en una versión reducida, con un texto escrito por Jean Cocteau. Para las representaciones, Picasso realizó los decorados, las máscaras y los escudos negros de los soldados, utilizando como referencia imágenes del mundo griego antiguo.

En referencia a ello, puede verse también en esta sección un vaso griego del siglo IV a. C, con una representación pictórica de Antígona, que forma parte de las colecciones del British Museum de Londres, y que quizás pudo ser vista allí por Picasso en un viaje en 1919.

Chanel se encargó del diseño y confección del vestuario realizado con lana escocesa abultada, y también de las diademas a partir de piedras semipreciosas.

La cuarta sección, “El tren azul”, nos lleva a un ballet programado en París por Diághilev, con libreto de Cocteau. El título era la denominación de un tren nocturno, que llevaba de París a la Costa Azul, y así situaba directamente a los públicos en un viaje de placer, el turismo y el deporte acuático como escenarios de la danza.

Vista de la exposición en el Museo Thyssen

Un mes antes del estreno, Diághilev encontró en el estudio de Picasso una pequeña pintura: Dos mujeres corriendo por la playa (1922) y le pidió utilizarla como imagen para el telón en las representaciones.

Picasso lo acepta y se encarga también de las ilustraciones del programa de mano. Chanel diseñó los trajes para los bailarines en continuidad con los trajes de baño y de deporte que ya antes había ido concibiendo.

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En definitiva, aparte de su relación personal, la exposición permite apreciar la relación formal existente entre Picasso y Chanel en sus líneas de trabajo, artístico o de diseño, en París y en el contexto de las dos décadas en que se sitúan las piezas reunidas.

Las pinturas y dibujos de Picasso: signos intensos del arte de nuestro tiempo, en contraste con toda una serie de piezas que configuran “el estilo Chanel”: vestidos, abrigos, conjuntos, trajes de baño y de deporte, toda una impronta de la transformación de la ropa femenina también en nuestro tiempo.

Picasso/Chanel: arte y moda. Lo que vemos es la proyección de las imágenes artísticas en el ámbito del diseño de moda, que también exige creatividad.