Habitualmente tendemos a pensar que lo sabemos todo sobre Picasso por el simple hecho de ser uno de los artistas más influyentes de la historia del arte. Sin embargo, siempre quedan matices, etapas menos investigadas o relecturas por hacer. Con el paso del tiempo se puede descubrir que aquello que había pasado desapercibido ahora tiene relevancia. También puede ocurrir lo contrario. Por eso, Celebración Picasso. 1973-2023 pretende estudiar minuciosamente las diferentes facetas de este artista que coqueteó con todas las disciplinas, incluso con la literatura cuando durante la ocupación nazi de Francia se planteó abandonar la pintura.
Si bien la fecha exacta del cincuentenario de su muerte aún no ha llegado —Picasso murió el 8 de abril de 1973—, son varias las exposiciones con las que se puede ir abriendo boca. Es el caso de Julio González, Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura en la Fundación Mapfre de Madrid, Picasso-Chanel en el Museo Thyssen-Bornemisza o Daniel-Henry Kahnweiler: marchante y editor en el Museo Picasso de Barcelona. También se celebró un primer congreso internacional los días 1 y 2 de diciembre en el Museo Reina Sofía.
“Esta celebración es una lectura de la obra de Picasso cuando se cumplen 50 años de su muerte. La anterior fue en 1981 con motivo de los 100 años de su nacimiento, fue mucho más pequeña. Aún no existía el Reina Sofía”, explica Carlos Alberdi, comisionado de la Celebración Picasso. Aunque entonces ocurrió algo significativo: la vuelta del Guernica a España.
Han pasado 40 años desde entonces y para la ocasión se ha conseguido un gran pacto hispano-francés que le da fuerza a una conmemoración que, como hace hincapié Alberdi, cuenta con una programación preparada por el exministro de Cultura, José Guirao, antes de su muerte.
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Cuatro ciudades españolas
En total, son 42 exposiciones en museos tanto nacionales como internacionales las que se han programado para conmemorar la figura del artista, además de algunos proyectos que aún están terminando de perfilarse. En España se celebra en cuatro ciudades que marcaron la trayectoria del artista: Madrid, Barcelona, La Coruña y Málaga. Además, el Guggenheim de Bilbao se ha sumado con una exposición comisariada por Carmen Jiménez que se centrará en la escultura del cuerpo humano.
Entre 1891 y 1895 Picasso vivió en La Coruña, ciudad en la que inició su formación académica. El Museo de Bellas Artes la ciudad inaugurará Picasso blanco en el recuerdo azul, dividida en diez etapas que recorrerá la huella que su periodo de formación tuvo en su carrera posterior.
A partir del 22 de junio el Museu del Diseny de Barcelona le dedicará una muestra centrada en la cerámica y el 19 de octubre se abrirá una gran exposición coorganizada por la Fundació Joan Miró y el Museu Picasso de Barcelona que bucea en la amistad que unió a ambos creadores.
En Madrid serán tres las exposiciones temporales que se podrán ver en instituciones como la Academia de Bellas Artes de San Fernando, La Casa Encendida y el Museo del Prado. “La del Prado es una muestra pequeña que se ha podido ver en Basilea y que rastrea la influencia de El Greco en el pintor español. Aun siendo pequeña será muy notable porque Picasso fue director del Prado durante la guerra civil y muestra cuatro apóstoles de El Greco y cuatro de Picasso que pertenecen a la época más críptica del cubismo más hermético”, avanza Alberdi.
Málaga centrará toda su atención en los dos museos en torno al pintor: la Casa Natal presenta en Las edades de Pablo un recorrido cronológico y estilístico por su obra según las etapas que marcaron su vida. Y en el Museo Picasso de Málaga se verá Picasso: materia y cuerpo, que reúne una selección de esculturas que amplía las formas del cuerpo humano desglosándolo en una diversidad de formatos y géneros. De cara a finales de año este mismo centro abrirá sus puertas a El eco de Picasso para analizar el efecto que ha ejercido la obra de Picasso en el arte contemporáneo posterior.
Otro de los proyectos que aún no se han anunciado es el de Rogelio López Cuenca, que hará diferentes intervenciones en algunos de los museos estatales como el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de Valencia, el Arqua de Cartagena, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, el Lázaro Galdiano y el Museo del Traje de Madrid. No es la primera vez que López Cuenca trabaja en torno a Picasso desde una óptica crítica. En este proyecto “no habla de Picasso como pintor sino sobre cómo su arte se ha convertido en una marca global y los problemas que eso genera en la cultura contemporánea”, adelanta el comisionado.
Picasso en el ámbito internacional
El programa internacional de esta celebración “bascula sobre el Museo Picasso de París porque es el mayor prestador de obras”. En Francia son varias las exposiciones que se irán sucediendo hasta el año 2024, de las que Alberdi destaca dos, comisariadas por el diseñador Paul Smith y la artista Sophie Calle, con dos enfoques muy diferentes.
Nueva York es otro de los vértices importantes para contar la historia de Picasso, ya que fue una ciudad clave “para su consolidación como mito de la pintura contemporánea”. El Metropolitan ha inaugurado ya El cubismo y la tradición del Trompe-L’oeil, donde se presentan ejemplos clásicos de trampantojos de Europa y Estados Unidos, así como los engaños visuales de los papeles pintados que se incorporan a los collages cubistas.
Se unen a la celebración centros como el Solomon R. Guggenheim con una muestra que pivotará sobre la obra Le Moulin de la Galette (1900) o el MoMA, que ha escogido el periodo de tres meses que Picasso vivió en Fontainebleau entre julio y septiembre de 1921.
Por su parte, el Brooklyn Museum presenta una muestra “en torno a las mujeres que aspira a ser polémica”. Comisariada por la comediante Hannah Gadsby, la escritora Lisa Small y la conservadora del Centro de Arte Feminista Elizabeth A. Sackler, Picasso y el feminismo tratará de abordar cuestiones que el público reclama como la misoginia, la masculinidad, la creatividad y el genio en la figura de Picasso.
Picasso y su relación con las mujeres
No solo el Museo de Brooklyn tratará de responder a estas preguntas que se han puesto sobre la mesa. El parisino Museo de Montmartre abordará la relación entre Pablo Picasso y Fernande Olivier, con quien mantuvo una relación de casi seis años, y actualmente el Kunstmuseum Pablo Picasso Münster tiene en sus salas Fernande y Françoise. “Las dos escribieron libros hablando sobre su relación con Picasso. En este mismo museo se hablará sobre Françoise Gilot, artista de 101 años que fue pareja de Picasso durante la Segunda Guerra Mundial y ha hecho carrera como artista. En los años 60 escribió Mi vida con Picasso, un éxito editorial muy interesante en el que podemos ver cómo han cambiado las relaciones desde entonces”, apunta el comisionado del Año Picasso.
"Hay una pequeña inquisición contra Picasso, pero no creo que fuera un monstruo”, opina Alberdi. No niega, sin embargo, que fuera machista: “Entiendo que lo fue y bastante, era un hombre del siglo XIX; pero misógino, si atendemos a su acepción real, no creo. Demostró que no tenía aversión ni desconfianza hacia las mujeres, trabajó con ellas no solo como musas, también como colaboradoras. En este caso creo que el término está mal empleado”, cree Alberdi.
En este sentido, Chema González, jefe de actividades culturales y audiovisuales del Museo Reina Sofía y organizador del congreso que tuvo lugar en la pinacoteca, cree que “es un condicionante que atraviesa a gran parte de los artistas de la época”. Durante el congreso, centrado en los años que van de 1898 a 1922, se puso en el centro de una de las conversaciones el tema de la relación del artista con las mujeres. “Lo que intentamos ver es que no se trata únicamente de Picasso. Pura Fernández hablaba de que en la literatura de fin de siglo existe la misma visión que aparece en Las señoritas de Avignon”. No obstante, “la realidad es que tendría sus contradicciones y sus fragilidades”, concluye Carlos Alberdi.
Dos congresos internacionales
El periodo de la vida de Picasso que abordó el congreso que tuvo lugar en el Reina Sofía coincide con hechos históricos españoles que van desde la pérdida de las últimas posesiones coloniales en 1898 hasta la guerra de Marruecos en la década de 1920. Dilucidar cómo afectó todo ello a Picasso era la columna vertebral de los encuentros protagonizados por expertos nacionales e internacionales. “Tenía que ver con el Picasso joven antes de ser el gran artista que determina el mercado internacional”, comenta Chema González.
Y ese joven vivió los inicios del siglo XX de un país que se debatía entre el pánico de la ocupación extranjera, el duelo colectivo y la reinvención de España como nación eterna en el sincretismo oriente-occidente del arte íbero. “Queríamos ver su relación con España y si todo ello le afectó de alguna manera”, recuerda González.
Mucho se ha hablado de la etapa en la que Picasso experimenta con el arte tribal africano y, en este sentido, Chema González recuerda un dato importante: “Su abuelo materno abandonó a la familia y se marchó a Cuba hacia 1868, donde formó una nueva familia con una mujer afrocubana con la que tuvo cuatro hijos”. Cuando el abuelo muere, la familia se traslada a Cuba para recuperar el cuerpo y sus posesiones y se dan cuenta de que allí tienen familiares “afrocubanos con el apellido Picasso”. De modo que, quizá, el arte africano de Picasso “no es subsahariano sino afrocaribeño”.
Algo similar ocurre con el arte íbero que el artista “empezó a experimentar en Las Señoritas de Avignon. El arte íbero representa una idea de la España post-1898, una España ibérica que Picasso ve desde Francia”.
Por supuesto, también se habló de anarquismo y cómo en su primera exposición en Francia la policía le fichó como anarquista, o sobre el papel de la mujer en la época. “Entonces había tres estereotipos femeninos: la madre, la prostituta y la histérica y los lugares que habitaban eran la casa, el prostíbulo y el hospital”.
1906, el año fundacional de la modernidad
Picasso 1906: la gran transformación es la exposición que cerrará la Celebración Picasso en 2024 y busca investigar la contribución del artista al nacimiento del arte moderno. “Quedan muchas cosas por descubrir del artista, como su relación con el público aficionado”, anota Eugenio Carmona, comisario de la muestra que se abrirá al público el 14 de noviembre de 2023. También queda por descubrir “qué hay entre el Picasso rosa y Las señoritas de Avignon”. En el año 1906 Picasso presenta “sus primeras opiniones sobre lo que tiene que ser la modernidad artística, época en la que la mayoría de artistas se encuentran tratando de refundar la experiencia artística”.
En este contexto, el artista trata de empezar de nuevo, quiere dejar atrás la bohemia y presenta un “pensamiento libertario tocado por la necesidad de una nueva vida, un nuevo arte, una nueva sexualidad y una nueva manera de relacionarse”, explica Carmona. Nos encontramos ante un Picasso lleno de optimismo, comprometido con el proceso y en busca de lo primitivo. “Desde finales de 1905 y durante 1906 empieza a fijarse en el arte griego, en Gósol pinta a Fernande Olivier basándose en formas íberas y africanas. Ya en 1907 se encierra a pintar Las señoritas de Avignon”, recuerda Carmona.
El Año Picasso culminará con un congreso parisino en la sede de la Unesco, donde se hará balance de todos los actos celebrados y se presentará el futuro centro de estudios de Picasso.