¿Qué libro tiene entre manos?
Si yo me pierdo, de Víctor Amela, y Enseñar a hablar a un monstruo, de José C. Vales.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El sueño y mis hijos.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Goya.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Alguno de “Los 5” de Enid Blyton.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche…?
Papel, no me acostumbré al eBook. Por la noche.
Ophelia de Millais, Mesonero Romanos de Rosario Weiss, el Autorretrato de Alice Neel… ¿Qué le ha llevado a escoger estos 35 retratos?
Todos son historias tan increíbles que parecen ficción. Ese era el requisito, que la realidad dejase con la boca abierta.
Imagina ese instante íntimo entre artista y modelo y nos traslada a los talleres con esas historias de lo que pudo ocurrir. ¿Qué le lleva más trabajo la parte real o la imaginada?
Al trabajar la parte real me di cuenta de que me había quedado corto en la imaginada.
Muchos creen que para entender el arte hace falta demasiado esfuerzo, ¿está de acuerdo?
Lo primero es disfrutar y emocionarse y dialogar con las obras y luego que la curiosidad haga el resto.
Emocionarte (Premio Espasa 2020), ahora Retratarte, ¿está pensando en el próximo?
Jajaja. De momento no. Estoy disfrutando viendo cómo la gente lo recibe con tanto cariño.
Lleva ya dos temporadas con La matemática del espejo (La 2), ¿faltan programas que traten los temas en profundidad?
La matemática tuvo el acierto de ser el programa que volvió a apostar por la entrevista y la pausa en TVE, por recuperar el género. Luego vinieron más, y bienvenidos sean. Creo que en la tele nos hace falta reflexionar. Eso sí, si el espectador demandara programas de cultura todas las teles llenarían su parrilla. El dedo gasta la misma energía en apretar el 2 que el 3 o el 5.
Hay más televidentes que lectores: ¿es la tele un buen espejo en el que mirarse?
Cuando está apagada te devuelve tu propio reflejo, ese es el que debe importarte.
“Mis trabajos preferidos son los que hago con personajes anónimos”, dice a través del pintor Christian Seybold. ¿Le ocurre a usted lo mismo?
Disfruto más haciendo un reportaje con Josefa viendo por primera vez Las Meninas que una entrevista cronometrada de tres minutos con George Clooney por muy majo que sea, que lo es.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Si es constructiva, claro. El insulto me resbala.
¿Qué película ha visto más veces?
Love Actually, la ponen cada Navidad, es inevitable.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
Guardo los DVD de Los Soprano como un tesoro.
¿Qué música suena en su casa?
Ahora mismo la que ponen los niños, es una coctelera de estilos indescriptible.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
En el ojo del huracán. Vanguardia en Ucrania, en el Museo Thyssen.
¿Y la última obra de teatro?
Señora de rojo sobre fondo gris. Sacristán es un gigante.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
No me importaría tener una esculturita de Jaume Plensa o un cuadro de Miquel Barceló.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Claro, es un lugar maravilloso y el lugar donde nací y donde ha nacido mucha gente que quiero, y no hay otro país en el mundo donde puedas visitar el Museo del Prado.
Proponga una medida para mejorar la situación cultural.
Más allá de las económicas, una buena medida sería que una parte de la sociedad y de la clase política no viera a la mayoría de creadores como enemigos.