El mundo de los NFT sigue siendo un gran desconocido para muchos pero en el ámbito del arte lleva ya un tiempo funcionando. Habrá quien recuerde la subasta de Christie’s en la que una obra del artista Beeple se vendió por nada menos que 58 millones de euros, un récord absoluto del arte digital. Se trataba de un archivo JPG con la obra titulada Everydays: The First 5000 Days que batió varios récords en el mercado del arte convirtiéndose en la tercera obra más cara de un artista vivo adquirida en subasta.
Sin embargo, hasta la fecha no existía una plataforma española que se dedicara a la comercialización de arte digital y precisamente ese hueco es el que viene a ocupar Obilum Art, destinada a exponer y vender obra digital de artistas tanto nacionales como internacionales.
Su fundadora, Carmen Ballesta, explica que se trata de un proyecto comisariado que, al contrario que otras plataformas similares, no elimina a todos los intermediarios sino que apuesta por la colaboración con comisarios, artistas y galeristas. “No eliminamos a los expertos en la materia porque creo que no se puede prescindir de las galerías y los comisarios”, sostiene. Por supuesto, para comercializar con activos NFT es necesario contar con el apoyo de empresas de tecnología blockchain y en su caso lo hacen junto a ioBuilder.
Pero paremos un poco aquí porque es posible que tanto las siglas NFT como la palabra blockchain tengan despistados a muchos. Pues bien, los NFT (tokens no fungibles) son apuntes electrónicos en una base de datos descentralizada (la blockchain) que determinan la titularidad de un determinado activo como puede ser una obra de arte digital. Este sistema, asegura Ballesta, permite determinar qué se considera como original en un mundo digital en el que un vídeo o un JPG puede ser compartido por su propietario en infinidad de ocasiones.
La blockchain, por su parte, se puede definir como un gran libro de contabilidad digital que registra transacciones a través de una red de ordenadores utilizado para crear y administrar activos digitales como criptomonedas o tokens no fungibles. Se considera un sistema seguro y a prueba de manipulaciones.
Un mercado propio para el arte digital
“El arte digital existe desde que se inventaron los ordenadores pero su comercialización es complicada porque se compra un vídeo o una imagen y se pueden reenviar tantas veces como se quiera”, recuerda Carmen Ballesta. En este sentido, es posible que puedas llegar a tener una copia de la obra original pero no la pieza verdadera. La irrupción de los NFT tiene como objetivo fomentar la propiedad digital y para ello no hace sino “copiar el sistema de propiedad del mundo físico”, explica Ballesta.
En realidad, para la fundadora de Obilum Art el proceso no difiere tanto del método empleado en el mercado del arte más tradicional en el que acudes a una galería, escoges una obra, la compras y te la llevas. En el caso del arte digital “no te llevas la pieza de manera física a tu casa pero sí en una cartera digital”. La diferencia reside en que cuando compras una obra física recibes un certificado firmado por el artista con todos los datos de la transacción.
Aquí es donde incide la tecnología blockchain con los NFT para el mercado del arte. Cuando un comprador adquiere una obra digital se “crea un smart contract, o contrato digital, que recoge la descripción de la obra, el autor, las copias o ediciones que existen de la misma junto a un código que va unido a los metadatos. En realidad, no es otra cosa que un certificado de autenticidad”.
Resumiendo: al comprar una obra se recibe un código numérico que se aloja en la blockchain y certifica la propiedad de la obra de arte en favor de una persona concreta. Además, “esta tecnología permite su transmisión a otras personas quedando constatado el cambio de titularidad en esa base de datos”, apunta Ballesta.
Proceso de creación de un NFT
Existen plataformas en las que cualquiera puede subir un activo y asignarle el precio que desee de modo que un comprador inexperto puede estar adquiriendo algo cuyo valor no es real. Ballesta distingue dos motivos para comprar: por pasión o por inversión. “Siempre he pensado que si quieres adquirir una obra por pasión puedes acudir a una página como Opensea y comprar lo que te guste pero puede que no tenga un precio justo. Si lo haces por inversión necesitas conocimientos del mundo artístico, del mercado o de la historia del arte para conocer la proyección que puede tener el artista que está comprando”.
Por eso, todo artista que quiera vender su obra a través de Obilum Art tendrá que pasar por un proceso de selección para el que se cuenta con la consultora de arte internacional TAC7. En ocasiones son los propios artistas quienes se ponen en contacto con ellos a través del formulario alojado en la web mientras que en otra son los propios galeristas quienes proponen a sus artistas. Así, Obilum Art ofrece la “pasarela de venta”.
Una vez superado el primer filtro de selección, el proceso que se lleva a cabo es el siguiente: pongamos que un artista hace una obra en Ipad y la guarda en formato de vídeo. Después, a través de una plataforma de back office, el creador y el equipo técnico de Obilum Art hacen un minteado de la obra, es decir, crean un NFT que se aloja en la blockchain al tiempo que se crea el smart contract mencionado unas líneas más arriba. Una vez realizado todo el proceso, la obra se refleja en la página web y se considera lista para ser vendida.
Los NFT entran en Zona Maco y ARCOmadrid
La plataforma pretende vender NFT de artistas contrastados por un valor de 5 millones de euros en los próximos tres años y alcanzar una facturación estimada de 1,25 millones de euros. Por el momento, Obilum Art ofrece la obra de Uxío da Vila, fotógrafo que aborda asuntos como la identidad del ser humano, el paso del tiempo, la intimidad, la percepción de la realidad o el recuerdo. Los precios oscilan entre los 3.400 y los 4.300 dólares.
Pero no es el único: en febrero el equipo de Carmen Ballesta acudirá a la feria Zona Maco (México) con cuatro obras digitales de Cara Rodríguez y a finales de ese mismo mes estarán en ARCOmadrid con “un colectivo de artistas que cuenta con un trabajo a caballo entre lo físico y lo digital que se convierte en un experimento sociológico”. Además, ya están trabajando con otro artista cuya obra se sitúa en el ámbito de la inteligencia artificial mientras continúan conversaciones con algunas galerías de Madrid y Barcelona.
A pesar de algunos miedos que manifiestan algunos galeristas, Ballesta se muestra optimista: “Nuestro objetivo es proporcionar los recursos necesarios para que artistas y coleccionistas puedan abordar el arte digital y las infinitas posibilidades que encierra, de forma segura, transparente e intuitiva para todos los públicos. Y, además, dar respuesta a aquellos artistas y marcas con conciencia ecológica que deseen sumergirse en el mundo de los NFT, pero sin dejar una huella negativa sobre nuestro planeta”.