Con la llegada de la primavera la escala de grises del invierno estalla y trae de nuevo a la vida los colores que en los meses más fríos parecen imposibles. Quizás sea por eso, además, una de las épocas que más ampliamente ha sido representada en la Historia del Arte. Así, quien en los meses más tristes quiera encontrar los verdes, rosas, rojos o amarillos podrán hallar su refugio en la colección del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Acorde con el calendario, es ahora cuando esta explosión de cromatismo se da cita en Las cuatro estaciones, programa dedicado estos días a la primavera, momento del año que nos inunda de paisajes luminosos, intensas tonalidades y vegetación exuberante.
Se trata, sin duda, de una actividad muy especial que permite conocer el rico fondo del museo a través de un prisma original. Una perspectiva que nos ayuda a medir el paso del tiempo y que condiciona nuestro día a día, aunque apenas reparemos en ello. Este programa está pensado en exclusiva para los Amigos del Thyssen, una comunidad de filántropos unida por la pasión por el arte y por el cuidado del patrimonio cultural que contribuye a que el museo sea accesible y a que su colección esté en perfectas condiciones. La aportación de todos sus miembros es un pilar fundamental e inestimable para la conservación de las obras y para la restauración de algunas piezas, como La plaza de San Marcos en Venecia, de Canaletto, restaurada en 2019 gracias en buena parte a sus fondos.
Actualmente, la comunidad está formada por más de 6.200 personas que comparten su pasión por la cultura y el arte y han creado una relación directa con el museo, al que acceden de manera gratuita. Pero ser parte de Amigos del Thyssen es mucho más que entrar sin hacer colas. Los Amigos tienen acceso a cursos, visitas privadas, talleres con artistas y viajes culturales organizados a medida, sin duda, la apuesta más fuerte del programa que plantea el museo para ellos. Así es como este colectivo no solo reafirma su amor por el arte, sino que se nutre de conocimientos que potencian también su labor como mecenas.
Visitas, cursos y talleres formativos
La propia colección del museo es el eje vertebrador de todas las actividades de la programación, ya sea a través de propuestas como la ya mencionada de Las cuatro estaciones o la de Una obra a fondo, un encuentro frente a un cuadro en el que un experto del museo lo explica en toda su complejidad, como el que tendrá lugar este mes de mayo ante El proscrito deslumbrante, del artista chileno Matta.
Esa línea sigue también el programa La permanente a fondo, que apuesta por una temática presente en las obras de la colección y que, en su próxima convocatoria, pivota en torno a la arquitectura y a la idea de ciudad, un tema que ha interesado a algunos pintores, incorporándolo en su obra ya sea como escenario o como protagonista absoluto del lienzo. Este recorrido permite conocer la evolución de la arquitectura y su función social y se abre a la reflexión sobre las maneras de vivir la ciudad y la idea de ciudadanía.
La creación y la creatividad son también parte fundamental del programa de actividades dirigido a los Amigos. Un ejemplo fue el taller de creación floral organizado con motivo de la celebración del 30.º aniversario del museo, en el que, a través de diversos materiales como flores prensadas, carteles, fotografías, periódicos y tejidos, cada uno diseñó un cartel conmemorativo, convirtiéndose en artistas por un día.
Para el Museo Thyssen-Bornemisza sus Amigos son mecenas, figuras imprescindibles para el devenir de la institución, que entienden la importancia que la cultura tiene en el desarrollo de la sociedad. Para la ciudad de Madrid y para la sociedad civil, este grupo de personas contribuyen, con su labor silenciosa, a que la ciudad siga siendo lo que es: un referente internacional en el panorama artístico.
Una forma de agradecer su contribución es a través de la organización de cursos formativos exclusivos, como el que tuvo lugar en 2022 para descubrirles el lado más oscuro de la colección, a través de la representación de brujas, fantasmas, espíritus errantes, antiguas mansiones o asesinos célebres en las obras de los siglos XVI al XX, combinando leyendas del pasado con narraciones más actuales.
Menos tenebroso es el curso Introducción a las técnicas artísticas, cuyo segundo módulo tuvo lugar recientemente y en el que se profundizó en los elementos que forman parte del universo creativo de los artistas. Impartido por Susana Blas, el curso abordó el uso de técnicas como el collage, el dripping, la serigrafía, el assemblage o la decalcomanía.
Escapadas para conocer otras colecciones
Sin duda, una de las actividades más especiales son los viajes que permiten conocer museos, colecciones privadas y centros de arte españoles e internacionales. La última escapada tuvo como destino Ámsterdam, ciudad en la que visitaron la exposición de Vermeer que ha agotado las entradas en el Rijksmuseum. Pero no solo, ya que el programa incluía otras citas para conocer otras pinacotecas como el Stedelijk Museum, el Museo Boijmans van Beuningen de Róterdam, el Haags Gemeentemuseum y el Museo Voorlinden de La Haya, así como una visita a Delft, ciudad natal y de la que nunca salió el maestro Vermeer.
Nuestro país es también destino de algunos de estos viajes, dado el rico patrimonio artístico que conservamos. Para dar a conocer algunos de estos lugares, el siguiente viaje tiene como protagonistas dos ciudades de la cornisa cantábrica que cuentan con varios atractivos. Es el caso del Centro Botín, el Archivo Lafuente y las Naves de Gamazo, en Santander, y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que se encuentra en proceso de ampliación, la colección de José Ramón Prieto y el Museo Guggenheim, donde el rebelde vienés Oskar Kokoschka y el catalán Joan Miró han tomado sus salas en dos exposiciones temporales que cuentan con piezas procedentes de la colección del Museo Thyssen-Bornemisza.
Cómo formar parte de la comunidad de Amigos
Formar parte de este grupo de Amigos es muy asequible, tan solo una cuota anual dependiendo de la categoría en la que encaje cada perfil: Joven (30 euros anuales), Individual (80 euros anuales) y Reducida (60 euros anuales para mayores de 65 años). A todos ellos les unen algunas ventajas como entrada gratis, acceso a actividades, cursos, conferencias, talleres o visitas guiadas a otros museos y colecciones.
No obstante, hay quien apuesta por llegar un poco más lejos y estos encuentran su acomodo dentro de la categoría Amigos +, dividida en Mecenas (400 euros anuales), Amigo de honor (900 euros anuales) y Benefactor (3.000 euros anuales). Una comunidad creciente que tiene acceso a las inauguraciones de las exposiciones, donde pueden conocer a los prestadores, artistas, conservadores y comisarios de las distintas muestras y entablar conversaciones que nutren su acervo cultural. Se enriquecen, también, con la posibilidad de acudir de manera exclusiva a charlas impartidas por coleccionistas o encuentros con artistas.
Conscientes de las necesidades del público joven, la pinacoteca ha puesto en marcha un nuevo programa participativo y transversal en el que colaboran diversos gestores culturales y divulgadores; un panel de expertos que apoya el programa y participa activamente en las mesas de trabajo que ya están teniendo lugar y en las que son los propios jóvenes los que, con sus ideas y propuestas, están codiseñando las nuevas actividades, como la copa de Navidad que tuvo lugar el pasado diciembre o las rutas por circuitos de arte alternativo, como las galerías y estudios de artistas de Oporto, en Carabanchel.
Puede que cuando se creó el programa de Amigos del Thyssen nadie fuera consciente de que se estaba poniendo la primera piedra para formar una comunidad que no solo disfrutaría del arte en el Museo Thyssen. Puede que nadie les dijera entonces que, además de eso, ellos también serían los guardianes de la primavera, aunque sea en óleo, cuando el invierno acecha afuera.