La artista María Luisa Fernández durante un momento del montaje. Foto: Jesús Castrillo. Cortesía MUSAC

La artista María Luisa Fernández durante un momento del montaje. Foto: Jesús Castrillo. Cortesía MUSAC

Arte

María Luisa Fernández: "Mejorar la sociedad desde el arte me parece horrible. Odio a los gurús"

La artista regresa al circuito, del que estuvo apartada durante décadas, por la puerta grande: una exposición en el MUSAC de León muestra sus últimos trabajos.

8 junio, 2024 02:08

María Luisa Fernández (Villarejo de Órbigo, León, 1953) nombra varias veces durante esta entrevista al filósofo y antropólogo Bruno Latour. Lo relee a menudo porque dice que escribe con unas imágenes bellísimas. Latour revolucionó la visión convencional de la ciencia, construida desde el dualismo entre naturaleza y sociedad, proponiendo una nueva ecología política basada en relaciones entre iguales, anulando el antropocentrismo.

Este mismo discurso es el que articula 8.068.807.215. Sangre en oro, la exposición que se abre al público este sábado en el MUSAC de León. Una muestra que entona una poética de la extinción animal a través de piezas eléctricas de colores flúor de gomaespuma y madera quemada.

Todas estas obras abren una nueva etapa en la trayectoria de Fernández, que ya mostró aplaudidas retrospectivas hace años con las esculturas de su etapa anterior.

Integrante de la Nueva Escultura Vasca por casualidad, ahora desprecia las etiquetas y los clichés del arte. Nos cuenta que las entrevistas le ponen nerviosa, pero que está emocionada con este proyecto, y con la luz de sus espacios. Repasamos con ella su trayectoria.

Pregunta. ¿Qué nos cuenta en esta exposición?

Respuesta. Mi obra habla de una naturaleza ya esquilmada, quemada, por eso hay piezas trabajadas con soplete, una técnica que produce unos dibujos abstractos maravillosos. Si miras bien verás pájaros, osos, arañas... que emergen de la piel de la madera.

Vivo la aniquilación de la naturaleza con dolor. Si pienso el mundo es la tragedia lo que veo, soy muy sensible, incluso hipersensible, con la explotación de los animales y no me puedo quedar al margen. Esta exposición intenta resolver eso.

María Luisa Fernández: 'Leona', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

María Luisa Fernández: 'Leona', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

P. ¿Qué se verá?

R. Hay dibujo, aunque lo principal es escultura. Metacrilatos con siluetas de mamíferos superpuestos que simbolizan el vacío animal, también verán dos leonas esculpidas en gomaespuma creadas para que se vayan amarilleando y progresivamente degradando, hasta que, finalmente, se conviertan en polvo.

»Hay también unos gráficos estadísticos, “quesitos” de grandes dimensiones. Pero la pieza principal es una espiral inspirada en el número de Fibonacci de 8 x 3 m. que representa el aumento exponencial de la población en el mundo. Un aumento que significará también nuestra propia autodestrucción.

P. ¿El título qué significa?

R. El número es la población mundial, se lo voy poniendo a varias exposiciones y así registro su aumento. Sangre en oro, la verdad, lo saqué de una canción del cantante gallego Iván Ferreiro, titulada Farsante que dice “como la sangre que se convierte en oro, como alcanzarte de una vez, como atraparte, amor”, que me encanta y sintonizaba muy bien con lo que quería contar.

"Me fascina el arte libre, que pasa de la Academia, Pero me cuesta que mis alumnos se olviden de lo normativo"

P. Sus esculturas de gomaespuma son creadas para desaparecer. ¿Tienen sentido producir este tipo de piezas en un contexto capitalista?

R. En el siglo XX hubo muchos artistas que hacían piezas que se autodestruían debido a lo inestable de sus materiales: Piero Manzoni, Joseph Beuys, Giovanni Anselmo, Dan Graham, Jean Tingely… hoy los escultores trabajan con materiales muy estables, metal, mármol o madera que evidentemente están hechos para perdurar y, por lo tanto, para vender. A mí vender me importa tres pepinos, pero es verdad que hoy el objeto efímero no entra en los museos.

P. ¿Qué le ha inspirado para hacer esta exposición?

R. Pues nada explícito, pero sí indirectamente el grafiti, el Art Brut y el arte naíf. Me fascina el arte libre, que pasa de la Academia, que hace lo que le da la gana. Me fascina hasta el infinito lo que transmiten esos dibujos. Hoy hablamos de lo necesario que es “desaprender”. Me cuesta muchísimo obligar a mis alumnos a que se olviden de lo normativo y que se dejen llevar por la intuición.

CVA (Comité de vigilancia artística): 'Cicatriz en la matriz', 1982. Vista de la exposición 'En tiempo real. La Colección Rafael Tous de arte conceptual' en el MACBA, 2021. Foto: Miquel Coll

CVA (Comité de vigilancia artística): 'Cicatriz en la matriz', 1982. Vista de la exposición 'En tiempo real. La Colección Rafael Tous de arte conceptual' en el MACBA, 2021. Foto: Miquel Coll

P. Usted comenzó trabajando en el colectivo CVA (Comité de Vigilancia Artística, 1979-1985) junto al artista Juan Luis Moraza. ¿Cómo ha evolucionado desde la práctica conceptual colectiva hasta articular un lenguaje escultórico propio?

R. Sí, éramos conceptuales pero muy pegados a lo material. Lo nuestro era un juego. Por ejemplo la famosa pieza Cicatriz en la matriz, (1982) es una deconstrucción del marco e invita a entender la pintura más allá de la museografía clásica. Funciona como un golpe en la mesa en relación a los límites que imponen el pedestal y el marco. Ahora está en el MACBA porque Pedro Tous donó toda su colección al museo.

»Esta pieza surgió de un marco publicitario que nos encontramos por casualidad en la basura. Comenzamos a jugar a enmarcar árboles hasta que de repente se rompe un trozo y aparece la pieza. Nosotros trabajábamos desde la alegría conceptual. Ahora lo que hago es porque no me queda otro remedio, lo hago para entender el mundo y para entenderme a mí misma.

P. ¿Es el arte terapéutico?

R. El arte es una alquimia, consiste en mezclar factores y de pronto ocurre algo. Es como la magia.

P. ¿Por qué se dedica a ello?

R. Pues yo nací en un pueblo de León, así que he crecido muy unida a la naturaleza. Luego fui a estudiar Bellas Artes a Bilbao, pero lo que me emociona de verdad es la naturaleza: los colores, los olores… observar el mundo me parece súper alucinante. Yo quise hacer arte porque para mí era lo mismo que la naturaleza, y a nivel cultural pienso que el arte se ha utilizado como un sustituto de la naturaleza.

"A mí vender me importa tres pepinos, pero es verdad que hoy el objeto efímero no entra en los museos"

P. ¿Qué queda de la Escuela Vasca en su trabajo?

R. Tengo la sensación de haber hecho siempre lo mismo, al margen del lugar. El País Vasco nos permitió crecer porque allí hay posibilidades para los artistas, pero llevo mucho tiempo dedicándome a la docencia en Galicia. Aquí es todo mucho más relajado. A mí me incluyen dentro de la Nueva Escultura Vasca porque era la pareja de Juan Luis Moraza, estoy segura. Eso lo sufrí muchísimo. Además, me costaba mucho expresarme porque tengo algo de dislexia y notaba que no pertenecía al grupo.

P. ¿Por qué dejo de exponer?

R. Porque cambié de lugar, empecé mi docencia en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra y lo que hacía ya no tenía ningún impacto. Mi trabajo dejó de tener repercusión.

María Luisa Fernández: 'Naturaleza nerviosa', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

María Luisa Fernández: 'Naturaleza nerviosa', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

P. ¿Qué diferencias encuentra de ser artista en el siglo XX a serlo en el XXI?

R. Antes había una verdadera preocupación por el arte, sobre todo en el País Vasco. Había una voluntad política de construir una identidad fuerte a través del arte. En Galicia también me encontré con museos muy fuertes como el CGAC o el MARCO. Ahora han destrozado todo eso.

En Vigo hay un vacío absoluto porque el alcalde ha dejado de subvencionar a las minorías para trabajar para las masas. Después del importante colectivo “Atlántica” Galicia es un desierto y los artistas gallegos tienen sed.

P. ¿Es el suyo un trabajo ecologista?

R. Sí, por supuesto. Como decía Latour, “soy de clase ecologista”. Ahora estoy metida en el ecofeminismo, pero nos encontramos con el problema de que no sabemos serlo. Pensamos que ser ecofeminista consiste en ayudar y no es así, debemos construir el mundo con cimientos nuevos.

P. Y ¿cómo lo hacemos?

R. Volviendo a relacionarnos entre nosotros. Construyendo afectos e ideas nuevas. Si existe un futuro tiene que venir de parte de las mujeres porque lo que se hecho hasta ahora, la civilización que ha construido la masculinidad, ha sido nefasta. La situación la retrata fantásticamente la película La zona de interés. Eso es lo que está ocurriendo.

María Luisa Fernández: 'Naturaleza nerviosa', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

María Luisa Fernández: 'Naturaleza nerviosa', 2024. ©María Luisa Fernández Olivera. VEGAP, León, 2024

P. ¿Es su arte feminista?

R. En mi arte hay una conciencia feminista porque yo soy feminista. La historia del arte es demoledora: en el expresionismo no había ni una mujer, tampoco en las clases de Joseph Beuys, a quien se le llenaba la boca con su “todo ser humano es un artista”, ¡y no había ni una sola mujer!

»En la transvanguardia que solo había una, Marisa, la mujer de Mario Merz, con la que me identifico mucho. A mí la escultura social tipo Beuys, los que hacen de gurús de la sociedad, los charlatanes que dicen mejorarla a través del arte me parecen algo horrible.

»Odio a los gurús, entre otras cosas porque el arte aún no tiene el suficiente impacto en la sociedad para que esto ocurra. Si quieres cambiar el mundo debes hacerlo desde el ámbito de la comunicación, la economía o la política, no del arte.