Pasiones privadas para cifras públicas, ¿de verdad el arte vale lo que cuesta?
- Admitámoslo. Ponerle precio al arte es complicado. Se valora el artista, la pieza –su calidad o rareza–, la demanda o el canal de venta. El mercado secundario es un ring con pocas reglas que lucha por ofrecer lo mejor y llevarse, de paso, una buena tajada.
- Más información: La ¿buena? salud del mercado del arte
¿Si usted tuviera 90 millones de euros se compraría un Monet? Puede que deseara ponerlo en su salón para que le acompañara cada día, pero ha habido compradores que se han gastado cifras de vértigo para destruir las obras.
En 1990 Ryoei Saito pagó 82,5 millones en Christie’s por el Retrato del Dr. Gachet, una pieza clave en la trayectoria de Van Gogh, conviertiéndose en la pintura más cara de la historia. El gobierno japonés le pedía 24 millones en impuestos, y Saito, como venganza, decidió destruirla. Una teoría verosímil ya que la pieza nunca ha aparecido y algunos afirman que al morir se cremó con ella.
En 2018 el artista urbano Banksy sacó a subasta en Sotheby’s de Londres su famosa Girl with Ballon. Cuando el lote alcanzó el récord del artista, 1,2 millones de euros, se activó en directo una trituradora que destruyó la pieza para asombro del mundo entero. Los fragmentos de aquella obra han vuelto a ser subastados en 2021 cerrándose la puja en 21 millones. El espectáculo ha multiplicado por 20 su valor.
“Al precio de martillo en las subastas se suman las comisiones de compra, que varían según la casa de subastas, pero generalmente oscilan entre un 20% y un 25%. Por esta razón, un precio de salida bajo resulta atractivo”, nos cuenta María Sancho-Arroyo, reconocida experta en el mercado del arte con más de treinta años de experiencia internacional y que acaba de publicar ¿Inversión o pasión? Una guía para navegar por el mercado del arte (Deusto, 2024) .
El precio justo
El oráculo de expertos se reúne para dar con el precio justo, pero sin pasarse. Lo suficientemente atractivo para atraer compradores pero sin saturar el mercado. La evidencia es que aquí rige la demanda, mediada por la expectación, el espectáculo o el deseo que evoquen la pieza o el artista.
La vorágine de cifras se antoja un despropósito y la correcta tasación de algunas piezas, un misterio. Le preguntamos a María García Yelo, consejera delegada en España de Christie’s y directora de Arte Impresionista y Moderno, “En Christie’s tenemos 70 departamentos especializados en diferentes categorías y cada equipo, de manera coordinada internacionalmente, gestiona la valoración de los objetos. A este proceso internamente le llamamos hilling –que se podría traducir como “trepar”–, y data del siglo XVIII, cuando todos los miembros del equipo de pintura se reunían en el almacén para examinar las obras y cada uno daba su ‘valor’. Dicho almacén se encontraba al final de un pasillo inclinado, así que había que “trepar” para llegar a él”.
Los especialistas responsables de establecer las estimaciones se basan en la importancia del artista, la calidad objetiva de la obra, su procedencia, historial expositivo y bibliográfico, su estado de conservación, su frescura en el mercado y todo ello se pone en contexto con la demanda actual, nos explica con detalle García Yelo.
“Lo más importante es que la obra te emocione. El arte debe ser
una elección personal”
María Sancho-Arroyo (Analista)
Oro parece, plata no es
El mundo entero se llevó las manos a la cabeza cuando el artista conceptual e hiperrealista Maurizio Cattelan (Padua, Italia, 1960) sacó a subasta Comedian (2019), un plátano literalmente pegado a la pared con cinta aislante, y este alcanzó los 6,2 millones de dólares en Sotheby’s de Nueva York.
Cuando le preguntaron sobre esta venta desproporcionada dijo que la subasta había hecho de la pieza un símbolo del absurdo espectáculo global en que a veces se convierte el mercado del arte, y que cuanto más subiera de precio, más se reforzaría su concepto original. La obra ya había provocado controversias al ser presentada en Art Basel de Miami en 2019, con un valor de 120.000 dólares.
Este plátano representa las dinámicas absurdas del mercado del arte: la hipérbole, la escenificación y el delirio y, además, viene acompañado de un manual de instrucciones que explica su correcto montaje en la pared. Justin Sun, el dueño de la plataforma de criptomonedas TRON, fue quien adquirió la pieza para posteriormente comunicar el 29 de noviembre de 2024 en la plataforma X que iba a comerse el plátano en directo y de este modo entrar en la historia del arte.
Orquestar la operación
Fue Andy Warhol quien afirmó que “hacer dinero es arte, el trabajo es arte, y un buen negocio es el mejor arte”, y muchos artistas se han subido al carro de la seriación infinita, factories y trabajos en cadena para multiplicar los papeles verdes, pero también se han planeado inteligentes maniobras experimentales que han puesto en jaque al mercado.
Damien Hirst en 2008 sacó en Sotheby’s Londres 244 nuevas obras evitando la participación de sus galerías (la vía de salida natural de obra nueva) por las que recaudó cerca de 200 millones de dólares, estableciendo un récord de venta de un solo artista. “Se sabe que Jay Jopling y Larry Gagosian, sus galeristas en ese momento, aunque descontentos con la operación, realizaron pujas sustanciales para mantener altos los precios”, añade Sancho-Arroyo. El éxito inicial de su subasta fue seguido de una caída significativa en los precios de sus obras, agravada tanto por la crisis financiera global de 2008 como por el enfado de sus galeristas y la saturación del mercado. Actualmente se ha hecho viral en redes un vídeo en el que este artista tiene en su taller cientos de pinturas de árboles ya preparadas mientras él pasa de una a otra simplemente aplicado torpes toques de pintura azul.
Por otra parte también encontramos otro tipo de operaciones mercantiles más blancas y legítimas. Nos lo cuenta María Sancho-Arroyo:“Un ejemplo reciente es el de Joan Mitchell, una artista asociada al expresionismo abstracto. Aunque fue reconocida en vida, su mercado se encontraba por debajo del de sus contemporáneos masculinos, como Rothko, Pollock y De Kooning. Su valor de mercado no reflejaba la calidad y relevancia de su trabajo. Este panorama cambió en 2018, cuando la representación de su legado pasó a manos de la galería David Zwirner. Desde entonces, su cotización y reconocimiento internacional han crecido considerablemente”.
“El coleccionismo es una pasión, Si es un conocedor y tiene criterios claros a la larga su colección se revalorizará" Guillermo de Osma (Galerista)
Zwirner ha sido clave en este proceso, al posicionar su obra en colecciones de alto perfil, presentarla en ferias de renombre como Art Basel y fomentar su presencia en instituciones importantes. Este esfuerzo se enmarca dentro de un movimiento más amplio de revalorización de mujeres artistas del siglo XX, quienes ahora están alcanzando precios de primer nivel en el mercado.
Producto nacional
Hay muchos más casos en los que se ha disparado el valor de un artista que parecía estancado: Chillida, en la cartera de la importante galería Hauser & Wirth, Remedios Varo y todos los surrealistas, gracias al centenario celebrado este año, o Fernando Zóbel, a raíz de despertarse la demanda de su obra en el mercado asiático. “Otro ejemplo es la generación de jóvenes artistas españoles como Javier Calleja, Rafa Macarrón y Edgar Plans, que irrumpieron hace aproximadamente cinco años en el mercado internacional con precios elevados gracias a la demanda del fuerte mercado asiático”, puntualiza Alexandra Schader, Senior Director y directora de Arte Moderno y Contemporáneo de Sotheby’s Madrid.
Guillermo de Osma, uno de nuestros galeristas más prestigiosos especializado en arte de vanguardia, nos relata otro importante caso español: “El de Miquel Barceló, en los 80, es muy revelador. En cuanto expuso en ARCO con Juana de Aizpuru en 1982 y 1983 su cotización dió un salto. Y una subida todavía más espectacular se produjo cuando entró en el mercado internacional de la mano de una galería tan importante como Leo Caselli”.
Pero ¿qué sucede hoy? El mercado actual bascula sobre tres ejes: el auge del mercado asiático, la digitalización y el acceso global a la compra online (“Hoy, casi la mitad de nuestras subastas son en la red. Un dato importante es que aglutinan el 65 % de los nuevos compradores de Christie’s, según datos de 2023”, recuerda García Yelo), además de la llegada al circuito de compradores jóvenes que invierten en contemporáneo.
“Durante los próximos 25 años veremos la mayor transferencia intergeneracional de riqueza de la historia”. Alexandra Shader (Sotheby’s)
Dedos cruzados
“El optimismo para el próximo año está respaldado por la evidencia del informe Insight de Sotheby’s que muestra que una generación más joven de coleccionistas está entrando al mercado al más alto nivel”, indica Schader. Podemos esperar que esta tendencia continúe, ya que se está dando una enorme transferencia de riqueza, lo que significa que los activos pasarán de los baby boomers a los nacidos después de 1980. Durante los próximos 25 años veremos la mayor transferencia de riqueza de la historia”, puntualiza García Yelo.
Varios estudios referenciales como el Art Basel and UBS Survey of Global Collecting 2024, el Christie’s End of Year Press Release 2024 o el Hiscox Artist Top 100 2024 edition son optimistas. Ahí van extractados algunos datos: Hong Kong ha aumentado casi un tercio (32%) las ventas de arte contemporáneo frente al 26% de 2022. La artista más cotizada en 2023 fue Yayoi Kusama. La caída de ventas ha sido mayoritariamente provocada por un mercado de gama alta más débil (obras de arte valoradas en más de 1 millón de dólares), en el que las operaciones cayeron el 12%.
“La importancia del artista, la calidad de la obra, su procedencia
o su frescura deciden su tasación” María García Yelo (Christie’s)
Sin embargo están surgiendo brotes verdes. Las ventas de obras con un precio inferior a 50.000 dólares experimentaron un aumento del 25%, y se revalorizaron un 7%. Esta tendencia se respalda en un incremento del número de artistas que se unen al mercado de subastas. Desde 2019, el número de artistas contemporáneos y sus obras casi se han duplicado. Las ventas de las mujeres cayeron un 8%, aunque el número de lotes vendidos subieron un 21%. Este mercado ha sido más resistente y ellas representan el 32% de las ventas totales.
¿Inversión o pasión?
Las recientes subastas convocadas para ayudar a los afectados de la dana como la que celebró la casa Alcalá en Madrid, que recaudó 100.525 euros, nos recuerdan que, al margen de las cifras desbocadas, también el arte puede ser solidario. Con su compra se impulsa la continuidad de un sector sensible a los vaivenes del mercado.
Y si piensa iniciar una colección, Sancho-Arroyo le aconseja adquirir obras de un artista que realmente le gusten. Según De Osma, “coleccionar es una pasión. Si uno es conocedor y tiene criterios claros y/o está asesorado por un buen galerista, a la larga su colección se revalorizará”. Ya ven, anímense, que todo son ventajas.
NFTs: el traje invisible del emperador
Hubo un tiempo en el que parecía que habían inventado el hilo negro. Una nueva tecnología vinculada a las criptomonedas (y a su volatilidad) como el Bitcoin creaba un nuevo soporte que el mundo del arte abrazaba con entusiasmo, aunque nadie entendía muy bien en qué consistía aquello. Los NFTs fueron el traje invisible del emperador. Artistas como Damien Hirst se subieron al carro en el momento que vieron que Beeple, un artista digital, vendió en Christie´s por 69 millones el NFT Everydays: The first 5000 Days en 2021, un collage digital de 5.000 imágenes.
Parecía que aquello iba a revolucionar las certificaciones de piezas únicas –ya que no hay dos equivalentes–pero se desinfló en cuanto le vieron las orejas al lobo. Ni eran tan seguros, ni tan únicos, ni tan revolucionarios. Hoy el valor del 95% de los NFTs es prácticamente nulo, como el sórdido capítulo que ha ocupado en la historia.