Image: A vista de pájaro

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Arquitectura

A vista de pájaro

Oriol Bohigas

9 enero, 2000 01:00

Maqueta del proyecto urbanístico para el concurso Mission Perrache-Confluent de la ciudad de Lyon. 1997

Oriol Bohigas (Barcelona, 1925) fue educado en el seno de una familia burguesa, con profundas inquietudes culturales. Su padre fue administrador y secretario de los Museos de Barcelona. En 1945 ingresó en la universidad para estudiar arquitectura. Escribió sus primeros artículos en "Destino" y "Serra d’Or", iniciando así su vertiente de colaborador en diversos periódicos. Como arquitecto ha desarrollado su trabajo dentro del equipo MBM (Martorell-Bohigas-Mackay) con proyectos en España, Alemania, Francia, Argentina... Como urbanista ha tenido un importante papel en la renovación de Barcelona, desde el área de Urbanismo del Ayuntamiento (1980-1984). Ha sido catedrático y director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.

No está muy claro si la imagen que recibimos de personajes relevantes en cualquier ámbito de la vida procede de su propia actividad o de lo que de ella han escrito o pintado los demás. Y aunque parece razonable pensar que esa imagen siempre ha de ser doble para que sea memorable, las biografías, sin embargo, suelen insistir en lo que perciben los otros, adjetivando así la vida y las obras de los protagonistas de la narración.

Este es, sin duda, el caso del muy merecido homenaje que Barcelona y sus amigos dedican al arquitecto y urbanista Oriol Bohigas, una de las figuras más representativas de la cultura catalana contemporánea. Se trata, como decía, de una exposición adjetivada (Pasión por la ciudad) en la que se cruzan su vida, los recuerdos, sus arquitecturas y las polémicas, como si su ciudad le devolviera también con pasión la ya recibida a través de sus libros, de sus edificios y de su idea de Barcelona. Pero también es una exposición serena, sin polémica, propia de las canónicas leyendas de artistas y de arquitectos conocidas a lo largo de la historia, cuando es precisamente, el de polémico, uno de los adjetivos más emblemáticos de su personalidad puesto en evidencia por la exposición.

¿Cabe recordar aquí que el propio arquitecto publicó hace años un libro muy conocido con el título de Contra una arquitectura adjetivada?

Arquitecto, urbanista, profesor, escritor, historiador y crítico de la arquitectura, Bohigas ha participado en numerosas iniciativas culturales y ha mantenido una intensa actividad política, tanto a nivel nacional como internacional. Apasionado por la música y la literatura, fue fundador del "Grupo R" y del estudio MDM (Matorell-Bohigas-Mackay), con los que ha proyectado y construido la mayor parte de sus obras de arquitectura. Autor de libros memorables y pioneros, libros de pasión y tendencia, como los dedicados al Modernismo Catalán o a la arquitectura española de la Segunda República, supo también elevarse, como ya hicieran tantos arquitectos a lo largo de la historia, y mirar su ciudad de Barcelona a "vuelo de pájaro" y, reconociendo la vocación de esta última por la forma urbana precisa, la convirtió en olimpica, mirándola desde lo alto, como quien interviene en un objeto para hacerlo compacto y cierto, frente a otras ciudades llenas de incertidumbre que, vistas desde arriba, no ocultan su vocación por derramarse liberándose de la forma.

Y esa es su "pasión por la ciudad", como si el destino de una obra tan compleja y polémica hubiera sido trazado de antemano, encaminándola prioritariamente a su relación con Barcelona. Un mirar el mundo desde su ciudad que a veces tiende a convertir al primero en un espejo, lo que también debiera plantear alguna reflexión añadida.
La figura de Bohigas, recordada con afecto en esta exposición, parece confirmar aquella vieja historia que narraba el Antiguo Testamento, según la cual, Dios amenazó a una ciudad con castigarla dejándola privada de arquitectos. Un castigo no cumplido desde entonces y que permite, sin duda, la existencia de "arquitectos de la ciudad" como Bohigas.

Un arquitecto, en definitiva, cuya biografía parece repetir en esta exposición una leyenda de artista, cuyo guión ya escribieron hace muchos años E. Kris y O. Kurtz. Una leyenda en la que incluso la sonrisa puede alcanzar un valor arquitectónico añadido a las otras cualidades ya descritas brevemente. Tal vez las biografías, al final, no deban ser dobles, sino responder al significado político que a la "soberanía del artista" otorgara E. H. Kantorowicz en un inolvidable ensayo.