Image: Sonetos venecianos

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Poesía

Sonetos venecianos

August Von Platen

9 enero, 2000 01:00

Traducción y notas de David Pujante. Pról. de L. A. de Villena. Post. de M. Replinger. Pre-Textos. Valencia. 1999. 136 págs., 2.200 ptas.

Una de las polémicas más encendidas del XIX enfrentó a August von Platen con Heinrich Heine. Von Platen satirizó que Heine hubiese traicionado sus orígenes judíos y que se hubiese convertido al cristianismo sólo para medrar. La respuesta de Heine no se hizo esperar y fue implacable: en Die Bäder von Lucca atacó ferozmente a Von Platen, al que acusó de libertino y homosexual. Sin embargo, su acción desacreditó a Heine, que en 1831 tuvo que trasladarse a París, donde comenzó a escribir artículos periodísti-
cos sobre el desarrollo de la democracia y el capitalismo.

Nacido el 24 de octubre de 1796 y muerto el 5 de diciembre de 1835, August von Platen fue, por su vida, un heterodoxo y, por su obra, un singular epígono y, a la vez, un deslumbrante precursor. Obligado a vivir a contracorriente en el marco de una sociedad cada vez más burguesa y mojigata tuvo que optar por el dandismo, el viaje y los dominios marginales del cuerpo y del espíritu. Lo que le atrajo no pocos sinsabores, aunque también el aprecio y el interés de Thomas Mann, que le dedicó un importante ensayo y se inspiró en él para escribir su Muerte en Venecia.

La poesía de von Platen arranca de Petrarca y Camôes -que son las fuentes de su primer libro, Lyrische Blätter (1821)- y del exotismo orientalizante, visible en sus Ghaselen (1821) y Neue Ghaselen (1823), que mezcla con la sentimentalidad de Hülty y de Matthisson, el tratamiento de la balada al estilo de Schiller y el planto al modo de Lenau. Su preferencia por determinadas formas -como el triolett, la estancia, la tercina, la elegía y la oda- hizo que sus contemporáneos le consideraran un poeta frío, artificioso y cerebral. Lo que en modo alguno es exacto, porque von Platen -como Cernuda, con el que coincide en no pocos aspectos- es un poeta más allá de su tiempo y, por ello, alguien aún en busca de lugar. Sus Ghaselen -a las que había llegado a partir de la anacreóntica propia del gusto rococó- se publicaron dos años después del Westoestlicher Divan de Goethe. Lo que le restó originalidad ante los ojos de su época, que sólo vio en él a un imitador. Entre el 8 de septiembre y el 9 de noviembre de 1824 von Platen vivió la experiencia de Venecia (Venecia es sólo un sueño) que se convirtió en el correlato objetivo de su espíritu. Sus Sonette aus Venedig, publicados en 1825, preludian algunos de los temas de Stefan George, no pocas de las inquietudes de Hauptmann, así como el clima y los tonos del primer Hofmannsthal. El 25 de diciembre de 1825 Eckermann da cuenta de la aparición del libro y de la distancia que Goethe marca con respecto a una lírica que considera tan ajena como lejana. Tres años después, el 2 de mayo de 1828, también Heine expresa, en una carta a Menzel, su absoluto rechazo hacia una obra en la que sólo ve un elogio de "la pederastia". La fortuna literaria de von Platen ha sido tan insólita y varia como su recepción: los liberales del siglo XIX, como Herwegh y Freiligrath admiraron su poesía política, en concreto, sus Polenlieder, un ciclo de trece poemas publicados cuatro años después de su muerte.

Romántico tardío y nihilista antes de que se pusiera de moda serlo, August von Platen fue una figura de la conciencia desdichada y una especie de poeta maldito no en sentido francés sino alemán, en el que filólogos como Söss y Jobst vieron su herencia clásica; Muessel, sus relaciones con Jean Paul; Renck, su pensamiento político y poético; Gabetti, su concepto de la belleza entendida como ideal moral; Blumenthal, sus fundamentos filosóficos; y Mussolini, su profunda vinculación con Italia. Hace más de un siglo, en 1897, Rehorn se planteó una cuestión que sigue aún viva para nosotros: ¿qué significa von Platen hoy? Y eso es lo que Juan Gil-Albert y Luis Antonio de Villena, cada uno a su modo, intentaron en distintos momentos responder.

La traducción de David Pujante permite comprender el sistema referencial de un mundo esclavizado por la atracción del cuerpo, leído en los símbolos de la cultura y sufrido en las luces y las sombras del amor: un mundo que es un "laberinto de puentes y callejas" y que, como Venecia, "nos arroja las sombras de sus días antiguos" y una serie de imágenes en cambiante y continua floración. Los Sonetos venecianos no dejan de ser culturalistas, como sus Sonetos a Cardenio se amplían hacia la lengua coloquial y hacen uso de la alocución, la complicidad y la confidencia.

Bajo el vago epígrafe de "Otros poemas" se recogen aquí algunas de las composiciones del von Platen romántico, su importantísimo "Tristán", su visión de Nápoles y "El peregrino ante el monasterio de Yuste", que sirvió de fuente a "De vita beata" de Biedma.

La versión de Pujante es literal y literaria a la vez: tiene el doble mérito de mantener la forma y emoción de los poemas y de acercarnos a la coloratura de la persona poemática que es su único y verdadero personaje. El lector recibe así una idea muy clara de von Platen, conoce los resortes de sus ritmos, se interna en el mar de sus estrofas y conoce las visiones y vivencias de su autor.

Por si esto fuera poco, el texto se enriquece con un brillante prólogo, que nos acerca a la realidad de la persona, y con un documentado epílogo, que explica el influjo de Schelling, el sentido del tiempo y los referentes plásticos que hay en su escritura y creación. Más no puede pedirse.