El arte de construir viviendas
José González Gallegos y María José Aranguren
3 enero, 2001 01:00Tres vistas de las viviendas del Encinar de los Reyes de Madrid proyectadas por los arquitectos José González Gallegos y María José Aranguren
José González Gallegos y María José Aranguren forman un equipo de arquitectos con amplio reconocimiento. Profesores en la ETS de Arquitectura de Madrid y en el Centro de Estudios San Pablo (CEU) han merecido el premio Camuñas y, en dos ocasiones, el premio Europan. Recientemente han obtenido uno de los galardones del Ayuntamiento de Madrid por estas viviendas en el Encinar de los Reyes, un ejemplo de cómo conjugar funcionalidad y calidad arquitectónica.
Así exponía Claude Schnaidt a mediados de los setenta las contradicciones en la sociedad neocapitalista que se habían consolidado en las ciudades en nombre del método científico y de la estética funcional que impuso el racionalismo. La imposibilidad del arquitecto "moderno" de estudiar las posibilidades del lugar, de proponer espacios no normalizados que no obtuvieran un máximo aprovechamiento del espacio y de los recursos urbanísticos, fue la coartada cultural para la más devastadora especulación económica, y expresiones de preferencias estéticas condicionaron la política y la planificación urbana, paralizando otras líneas de investigación arquitectónica respecto a formas de vivienda.
La arquitectura "de autor" se demanda institucionalmente para la justificación política del buen hacer arquitectónico como mero valor añadido a la necesidad. Este panorama, que representa una de las asignaturas pendientes del conocimiento humano -la ciudad - supone una gran maquinaria desacompasada que impulsa a borbotones el crecimiento de las periferias acorde a períodos de bonanza económica. La tecnología industrial y financiera, los criterios de reducción de costes y la estricta regulación zonal son normas de juego para el desarrollo de la arquitectura. La poca demanda de viviendas con calidad arquitectónica hacen aún más valiosos los logros de arquitectos que se enfrentan a poderes públicos y promotores privados para el desarrollo de concepciones nuevas a través de proyectos con cualidades espaciales no predefinidas por dichos códigos edificatorios.
El arquitecto español Alejandro de la Sota afirmaba que la arquitectura es la construcción popular o intelectual, lo demás es negocio. Le Corbusier, en Vers une architecture iba más lejos, en 1923, ahondando en la inquietud social: arquitectura o revolución. En las viviendas que se construyen hoy, aunar idea y negocio es el reto que desde la educación de los clientes y de los usuarios deben afrontar los arquitectos para ofrecer nuevas formas de vida que el pensamiento burgués asimila con dificultad.
Los arquitectos madrileños José González Gallegos y María José Aranguren conocen los requerimientos contemporáneos necesarios para poder hacer arquitectura construyendo viviendas, desarrollan y perfeccionan interesantes ideas aplicadas a diversos programas habitacionales con soluciones constructivas y reflexiones de modos de habitar que en estas viviendas del Encinar de los Reyes podemos ver plasmadas, demostrando que todo el esfuerzo investigador de estos años de competición comienza a fraguarse en edificación.
El emplazamiento de las viviendas en el Encinar de los Reyes de Madrid es el resultado de procesos expansivos de la ciudad en sus capas de periferia, acorde a la estructura radial de Madrid. La ubicación tangente a una vía rápida ha sido condicionante en el diseño. Los arquitectos disponen los distintos bloques de viviendas transversalmente a la vía creando dos frentes que orientan longitudinalmente sus fachadas norte/sur, diferenciando su identidad. El frente norte es un cuerpo hermético que se desarrolla en un volumen vertical de elementos servidores a las viviendas; la fachada sur se descompone horizontalmente volcándose a la luz y a la visión del área ajardinada de la parcela.
La interesante transición horizontal/ vertical expone los criterios de diseño: la protección frente a la autopista, y la expansión de las estancias en amplias terrazas. La planta de las distintas unidades de viviendas está sujeta al mismo esquema que ordena con rigor las viviendas cuya diversidad responde a distintas solicitaciones del programa con idénticos criterios arquitectónicos de continuidad con el espacio exterior: viviendas bajas a patio, viviendas intermedias a una amplia terraza, y viviendas ático con solario. Las referencias formales y constructivas tienen presente los apantallamientos acústicos que acompañan las autopistas así como la iconografía de los carteles publicitarios de los que estos áridos planos son soporte y fondo. Con la misma solución estriada que genera una buena protección acústica, panelan la fachada trasera creando una vibración horizontal continua en todo el alzado. De este volumen trasero salen los cajones construidos con módulos prefabricados de hormigón y separados entre sí por franjas corridas de madera, creando incisiones de sombra en un conjunto de gran pureza volumétrica e impecable construcción.
Hannes Meyer escribía en 1928: "Todas las cosas del mundo son producto de la fórmula función/tiempo/economía, de modo que ninguna de estas cosas es una obra de arte. Todo arte es composición y por lo tanto resulta inadecuado para un fin particular. Toda vida es función y por lo tanto no es artística; pero ¿cómo diseñar el plano de una ciudad o el plano de una vivienda? ¿Competencia o función? ¿Arte o vida?"
José González Gallegos y María José Aranguren resuelven con eficiencia económica, racionalización y estandarización constructiva la demanda de espacio de consumo doméstico acorde con un lenguaje elaborado que expresa sus inquietudes estéticas, habiendo sido galardonados recientemente en los premios del Ayuntamiento de Madrid 1999.