El trébol de hormigón
Carme Pinós firma la Torre Cube
20 julio, 2006 02:00Torre Cube
Carme Pinós realiza sus estudios en Barcelona y desde 1982 hasta 1991 trabaja con Enric Miralles. Funda su propio estudio en 1991. Ha realizado la pasarela peatonal de Petrer (Alicante), el paseo marítimo de Torrevieja (Alicante) y la Torre Cube en Guadalajara (México). Recientemente, la maqueta de la Torre Cube ha sido adquirida para la colección permanente del MoMA. Entre sus premios destacan el Nacional de Arquitectura en 1995 por la Escuela Hogar de Morella (Castellón) y el premio Arqcatmon del Colegio de Arquitectos de Cataluña en 2005 por la Torre Cube.
La oportunidad y la singularidad del proyecto de la Torre Cube, surgido tras un encargo privado, han permitido la respuesta arquitectónica que busca un lenguaje depurado al servicio de una idea potente y audaz. La Torre Cube juega con la gravedad, con el equilibrio de sus partes, que se confía a un sistema racional de piezas de hormigón. El juego estructural tiene su inmediata respuesta perceptiva siguiendo las leyes precisas que repercuten en el gesto y las formas. éstas son tan ricas como en su primera etapa, pero tienen un mayor control y rigor geométrico y constructivo. Las variables medioambientales son argumentos que han ayudado a definir la materialidad del edificio, volcando sus espacios de oficinas a un patio ventilado que permite la succión suave del aire y no requiere instalaciones que lo traten. Igualmente, la piel exterior se disgrega en infinitud de piezas de pequeña escala que texturizan toda su superficie permitiendo la aireación e iluminación con naturalidad. Confiesa Pinós haber contado con la complicidad del constructor, figura esencial en el proceso arquitectónico, que compartió con ella el entusiasmo por la arquitectura. "Fácil, muy fácil" es el grito con el que el constructor sentencia todo el complejo proceso que ha supuesto la construcción de la Torre Cube, pero que en sabias manos bien dirigidas se transforma en un sistema natural y riguroso.
A Pinós le emocionan las fuerzas de la naturaleza, y cuando habla de lo esencial se refiere a ellas. Pueden expresarse desde su elementalidad o por su brutalidad, y la arquitectura salva alguna de estas fuerzas y actúa sobre todas ellas. La Torre Cube no es especialmente grande, y está mal rodeada por otras arquitecturas de menor calidad pero, sin embargo, alcanza una gran monumentalidad, característica tan apreciada por la tradición mexicana. En su descripción del edificio, Carme Pinós reniega del lenguaje minimalista aunque confiesa haber alcanzado una gran complejidad espacial con pocos elementos y sentirse a gusto con eso que, sin demasiada convicción, trata de definir como la esencia de la arquitectura.