Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa / SANAA
La Bienal de Arquitectura de Venecia arranca este sábado con un programa comisariado por Yvonne Farrel y Shelley McNamara que bajo el título Freespace se centra en la calidad del espacio público y urbano, del territorio y del paisaje. En el Pabellón de España, la arquitecta Atxu Amann invita a participar a los que serán los futuros arquitectos españoles, aún inmersos en el entorno de formación, investigación y de aprendizaje de la arquitectura.
Renacer, nacer de nuevo, se produce en el arte y por ende en la arquitectura, cuando tras caer ésta en una supuesta decadencia o declive, se buscan en los modelos antiguos los valores para levantarse de nuevo. Así, el Renacimiento "renace" de la barbarie del medievo representado por las estructuras románicas y góticas con una mirada a la cultura clásica griega y romana, que llena todo de columnas, frisos, tratados y frontones, para caer de nuevo en el exceso y la ostentación del Barroco, que a su vez se sustituye por un nuevo renacer neo-clásico, que se supera esta vez con un nuevo orden industrial que se pervierte después con la decoración, el ornamento y el delito... y así hasta nuestros días: en la historia de la humanidad, los diversos Siglos de las Luces van sucediendo a los Años oscuros, cada vez que un cambio social, histórico o tecnológico relevante se produce.
La Bienal de Arquitectura de Venecia no es ajena a esta forma de existencia en sus ya más de ciento veinte años, y a lo largo de sus diferentes ediciones, manifiestos, comisariados y participantes, hemos podido apreciar esta alternancia, este renacer del ave fénix: arquitectos identificados con idearios más provocadores como Fuksas, Hollein o Koolhaas que se alternan con posturas más "calmadas" como las que defienden Aravena, Chipperfield o Sejima.
Esta decimosexta edición de la Bienal de Arquitectura tiene por comisarias a las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, que centran su propuesta en la calidad del espacio publico y urbano, del territorio y del paisaje, englobado todo ello bajo el título de Freespace, realizando un sutil juego de significados en tanto en cuanto no se trata sólo del espacio libre, no construido -el vacío, tan importante en la arquitectura-, sino de la libertad con la que esos espacios se diseñan y la libertad que esos espacios proporcionan a todas las personas que los recorren, utilizan o viven.
En la sección oficial de la muestra Freespace encontraremos propuestas de reconocidos arquitectos como Siza, Zumthor, Sejima y Nishizawa o BIG junto a las propuestas de tres equipos españoles seleccionados en esta ocasión: Carme Pinós -que muestra la torre de oficinas Cube-I en Guadalajara, México-, Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa -que muestran una colección de delicadas y pequeñas maquetas incluidas en unos expositores que reproducen también en su geometría los espacios de los proyectos expuestos- y Rafael Moneo -que muestra el nuevo Ayuntamiento de Murcia en diálogo con la magnífica fachada barroca de la catedral que tiene frente a él.
El Pabellón de España
El Pabellón de España es comisariado por la arquitecta Atxu Amann, ayudada por María Mallo, Gonzalo Pardo, Andrés Cánovas y Nicolás Maruri, y bajo el lema Becoming, invita a participar a los que serán los futuros arquitectos españoles, aún inmersos en el entorno de formación, investigación y de aprendizaje de la arquitectura, -como ellos mismos enuncian, "dentro y fuera de la Academia"- del que nunca debemos salir. Una propuesta atrevida y arriesgada que apuesta firmemente por la enorme capacidad y talento de la juventud de nuestras aulas, como podemos comprobar en el día a día aquellos que impartimos docencia. De este modo, la intervención del pabellón se dividirá en varias zonas -exteriores e interiores, físicas y virtuales- en constante transformación. Tras un concurso público se decidió encargar la intervención de los espacios exteriores a Iñigo Ocamica e Iñigo Tudanca, que recrean un jardín que irá transformándose a lo largo de la Bienal con las semillas que planten cada visitante y a Ana Matos y Antonio Samaniego, que realizan unas cortinas de hashtags con la temática expositiva que acompañarán al visitante en su recorrido por el exterior del pabellón hacia el jardín. En el interior, agrupados bajo los epígrafes de acciones, discursos y producciones, se incluye una selección de todas las propuestas recibidas que se muestran en el pabellón virtual.Habría que destacar en esta ocasión la participación en la Bienal del Vaticano, por ser primera vez en su historia y porque lo hace a lo grande, construyendo para la ocasión diez capillas encargadas por el comisario de la exposición Francesco Dal Co, a reconocidos arquitectos como Norman Foster, Smiljan Radic, Souto de Moura, Carla Juacaba, Fujimori o los españoles Flores & Prats y que se encuentran dispersas por los bosques y jardines de la isla de San Giorgio Maggiore, rememorando y tomando como referencia la Capilla del bosque, construida por Gunnar Asplund en el cementerio de Estocolmo en 1920. Sin duda, no hay mejor manera de exponer la arquitectura que construyéndola, y por lo tanto, visitándola, pudiendo experimentar sus espacios y las relaciones con el entorno en el que se inserta. En su visita a la Bienal descubrirán multitud de maquetas, vídeos y dibujos, pero no descuiden visitar estas capillas.
Que la arquitectura se inventa y reinventa, se interpreta y se malogra, se supera y se destruye como un fénix es algo que ya sabemos, y más en estos tiempos en los que vivimos. Nuestra oportunidad es que no hace falta esperar quinientos años para verla renacer. Bastan tan sólo dos, y basta con estar en Venecia.