Obras de no ficción
Vista de la exposición Building Stories.Foto: Francisco Nogueira
Recién inaugurada en el lisboeta Centro Cultural de Belém, Building Stories refleja el trabajo de tres oficinas contemporáneas, De Vylder Vinck Taillieu, MAIO y Bak Gordon. La exposición traza un retrato de todos ellos a partir del lenguaje constructivo.
La exposición se compone de una serie de actuaciones en un espacio único mediante las que los tres equipos dialogan entre sí, cuando no se superponen sin solución de continuidad. Por un lado, se disponen pequeñas presentaciones de la obra de los seleccionados en forma de filmaciones, collages, croquis o maquetas con distinto grado de sofisticación. Por otro, y apenas identificadas por unos rótulos en el suelo, se muestran una serie de ejercicios a mayor tamaño que trabajan con los materiales de obra en bruto, tal y como salen de fábrica. De Vylder Vinck Taillieu optan por acopiar vigas, cubos de pintura o cemento y grava en pequeños monumentos ready-made que se reparten por la sala; MAIO, por su parte, utiliza unos encofrados metálicos para erigir una trama de soportes que altera el orden de la estructura del local, y Bak Gordon, finalmente, reproduce a escala real las trazas de una residencia privada en proceso. Dada la gramática común y lo extenso de las intervenciones -sin un final y un principio claros- el resultado puede entenderse en conjunto, como un intento de producir un discurso único o, al menos, integrado.La muestra aborda el "cómo se produce y construye la arquitectura" apoyándose en el trabajo de tres estudios europeos
¿Enseña todo esto algo de la tramoya de la arquitectura, como pretenden los comisarios? No particularmente. La transformación de una obra en objeto estético elimina el factor tiempo; sin tiempo no hay proceso, y sin proceso el drama o la "historia" del título. Quizá la solución pase por ser menos obedientes, o desobedecer por completo; por mirar la cosa del revés. Building Stories no enseña tanto un relato sobre construcción realizado por tres autores, sino un retrato sobre tres autores elaborado mediante la construcción. Como las propias instalaciones, lo disciplinar y lo íntimo se confunden para iluminar no a la pieza, sino a su artífice. En la ordenación de esos materiales, tan aparentemente anodinos, es posible reconocer la obsesión por las estructuras formales de MAIO, el surrealismo sintáctico del equipo belga o la cadencia tradicional de Bak Gordon. Es interesante: que la arquitectura era algo más que su traslación física es cosa ya sabida; pero que eso se subraye precisamente a través de su materia resulta, al fin y al cabo, menos habitual.