En la bahía del puerto Victoria de Hong Kong, una ciudad vertical, extremadamente y dinámica con una densidad de población de 7,5 millones de habitantes, hay un nuevo edifico horizontal que parece flotar y variar el fantástico skyline del gigante asiático. Se trata de M+, el nombre del que será el mayor museo de cultura visual del mundo y que se inaugura, tras casi dos décadas de complejas planificaciones, este 12 de noviembre. Un icono arquitectónico, diseñado por (Jacques) Herzog & (Pierre) de Meuron, Premio Pritzker 2001, que se hicieron mundialmente famosos con la realización del proyecto de la Tate Modern de Londres en 1990
“El M+ evoca una versión asiática de la arquitectura de la Tate Modern, aunque más radical” nos cuenta Jacques Herzog (Basilea, 1950) por teléfono desde su oficina en la ciudad suiza, ya que, dadas las restricciones, solo asistirán a una segunda inauguración en la primavera de 2022. “Adoro la Tate, fue un proyecto que acabó con las ideas preconcebidas, sin límites, que nos cambió a nosotros y también a Londres. En el Museo de Hong Kong se podrá sentir ese mismo espíritu”, explica el arquitecto.
"Uno de los edificios, que parece una pantalla LED gigante, será como una poesía visual en movimiento que dialoga con en el dinámico 'skyline' de Hong Kong"
Y continua: “Digo que la contribución es más radical no solo por la arquitectura sino por la institución en sí, muy diferente con otros museos, con gente joven de diferentes orígenes étnicos y diversidad de géneros, algo que no he visto nunca antes. Es una institución de arte abierta a la performance, a la fotografía, a la cerámica, el diseño, la arquitectura y esta variedad es más importante hoy de lo que era hace diez o veinte años", se explaya Herzog. "Expresa muy bien hacia dónde debemos ir como cultura mundial, donde la diversidad, la igualdad y el acceso al arte de todo tipo se plasman desde el principio. Este tipo de diversidad y amplitud es parte del ADN de M+”.
Y tras una pausa, concluye: "Esto es relevante porque creo que la arquitectura debe reflejar el estatus del diálogo social y político del siglo XXI. Al fin y al cabo, la arquitectura es una ventana al futuro, más allá de las tradiciones”.
El museo como escultura
El Museo M+, un nombre que se diría un enigma secreto, proviene del concepto de ser un "museo y más", con vocación de ir más allá del modelo típico tradicional de museo de arte. Sera el primer museo global de arte moderno y cultura visual, entendiendo cultura visual como el arte, el diseño, la arquitectura y la imagen en movimiento, y por “global”, el ser una institución que adquiere sus colecciones situando a Hong Kong en el epicentro, pero siempre mirando más allá, hacia la China continental, Asia y el resto del mundo. Un museo, que tiene una gran inspiración local, pero al mismo tiempo es universal y abierto.
Con una extensión de 65.000 metros cuadrados, 33 galerías, tiendas, restaurantes, oficinas y un centro de investigación, el museo es la joya de la corona del Distrito Cultural del WestKowloon, 40 hectáreas de terreno ganado al mar en la bahía Victoria, uno de los proyectos culturales más ambiciosos del mundo para crear un barrio cultural. En el mismo se encuentran el Centro Xiqu de ópera china o el Museo del Palacio de Hong Kong, que a partir de 2022 mostrará parte de los tesoros de la Ciudad Prohibida de Pekín.
"La fachada del museo está realizada con 140.000 cerámicas esmaltadas de color verde oscuro similares a las usadas en los templos de de Asia"
“Hay que ver este edificio como una escultura enraizada en la tierra, cuyas raíces surgieron naturalmente. Cuando empezamos a excavar encontramos “un tesoro arqueológico”, la caja de hormigón de un túnel ferroviario subterráneo, que nos proporcionó más espacio, una expansión arquitectónica inesperada”, relata Herzog. Construido en forma de T invertida, el museo está compuesto por dos edificios que como dice el arquitecto suizo “dialogan entre sí, y a la vez con la ciudad”. Uno horizontal donde están los espacios expositivos, y otro vertical como una torre rectangular de 18 plantas, principalmente con oficinas. "La parte horizontal", explica, "es como una alfombra volante y la parte vertical como una sofisticada pantalla LED gigante donde los artistas podrán plasmar sus obras y transmitir sus mensajes. Será como una poesía visual en movimiento que dialoga con en el dinámico skyline de Hong Kong, con gran énfasis de su tradición en los neones".
Innovar sin perder la tradición
A Herzog, que ha trabajado mucho en Asia, le fascina la asombrosa cultura visual de Hong Kong, de ahí que la arquitectura del museo cree una conexión dialogando con las tradiciones asiáticas y de Hong Kong. "La otra conexión con la región” detalla Herzog “es que la fachada del museo está realizada con cerámicas esmaltadas (un sistema modular compuesto de 140.000 elementos), de color verde oscuro que son similares a las utilizadas durante muchos siglos en las estructuras de los templos de Asia”.
La colección del M+, en la actualidad compuesta por 8.000 obras y 50.000 objetos de arquitectura, comenzó en 2012 cuando el museo recibió la excepcional donación de 1.500 obras del Dr. Uli Sigg, antiguo diplomático de Suiza en China y poseedor de la reconocida como la más grande y completa de arte contemporáneo chino desde 1970, que incluye obras de Huang Yong Ping, Zhang Xiaogang, o Ai Weiwei entre otros.
Los fondos del museo se dividen en tres áreas: diseño y arquitectura, imagen y movimiento y artes visuales. Temporalmente va desde la mitad del siglo XX hasta nuestra época. Cuando M+ se abra al público este fin de semana, su mayor exposición girará justamente en torno a la donación de Sigg. Titulada "De la revolución a la globalización", traza el desarrollo de cuatro décadas de China desde los años 70 hasta 2012, cuarenta años que cambiaron el país y por tanto la escena artística de China
"Cuando entras y caminas por el edificio y sientes la escala, las proporciones… parece casi un milagro. La arquitectura es un arte que usamos a diario"
Asimismo se llevará a cabo una instalación monumental de Antony Gormley titulada Asian Field, compuesta por 200.000 estatuillas de arcilla realizadas por el escultor británico y los residentes en lo que ahora es el distrito de Huadong en la ciudad de Guangzhou. Otra exposición relevante organizada para la apertura girara entorno a la ciudad: Hong Kong: Here and Beyond, sobre la cultura visual de la ciudad desde 1960 al presente.
La jerarquía del arte
"La primera vez que entras en una obra es un momento muy especial", confiesa Herzog, que ha estado embarcado en esta construcción casi una década. "Han sido nueve años de mi vida invertidos en este proyecto, mucho tiempo y preocupaciones. Por mucho que uno planee e imagine, el entrar físicamente es siempre una gran sorpresa, porque justamente esa fisicalidad de la realidad es lo que hace la diferencia. Cuando entras y caminas, te paras frente al edificio, y sientes la escala, las proporciones… parece casi un milagro. Te conmueve; es lo que llamo la gran sorpresa de la arquitectura. Quizás por ello la arquitectura debe tratarse como un arte. El arte más cercano, el que usamos a diario”, sentencia.
Volviendo al edificio hongkonés, Herzog afirma que le gusta pensar que "M+ posee el potencial suficiente para convertirse en el principal museo de cultura visual de Asia”. ¿Podríamos ver, entonces, Hong Kong como el París del arte del siglo XXI? El arquitecto responde que, personalmente, adora "la vida tan extrema, muy vital, llena de edificios altos y con estudios de arte en edificios industriales de Hong Kong. Me fascina la mezcla intrigante de culturas. Además, Hong Kong es una metrópolis con una cultura visual sorprendente".
No obstante, matiza que "en el siglo XXI, no hay esa jerarquía de principios del siglo XX, cuando una capital era el epicentro del arte. Ahora no hay una ciudad más importante que otra, sino que hay una rivalidad entre ellas y sus instituciones. Las ciudades del siglo XXI compiten para ver quién tiene más poder en arte y por ello invierten mucho dinero y recursos en este mundo. El arte se ha convertido definitivamente en un actor muy relevante en las relaciones internacionales en el mundo del siglo XXI”, concluye.