Image: John Waters

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Arte internacional

John Waters

Arte en el mundo

11 marzo, 2004 01:00

New Museum. New York. Hasta el 2 de mayowww.newmuseum.org

John Waters es conocido por sus películas irreverentes llenas de sarcasmo y crítica. Desde mediados de los noventa se atreve con la fotografía.

Esta exposición del New Museum de Nueva York, centro neoyorquino que dirige Dan Cameron, es una gran ocasión para ver la obra fotográfica del cineasta de Baltimore, artista corrosivo y cáustico con una producción cinematográfica basada en la sátira irreverente. Waters ha creado una obra que se inmiscuye en los debates entre la alta y la baja cultura, utilizando temáticas como el sexo, el racismo o la religión en un intento de despertar bruscamente las conciencia acomodadas. En los últimos años ha añadido la fotografía a su repertorio artístico, algo que no debe sorprender a su público dada la naturaleza compulsiva del director.

No debe sorprender tampoco, en este sentido, que haya querido adentrarse en el mundo de la fotografía, un tipo de creación más rápido que el cine, cuyos resultados son muchos más inmediatos. Waters utiliza cámaras de 35mm para tomar imágenes directamente del video en el monitor de televisión. Pero no solo utiliza imágenes de imágenes de sus películas sino también las de otros directores. Como es de esperar, Waters conserva auténticas torres de fotografías de las que selecciona las más interesantes para construir su lenguaje a través de la re-edición de todas estas fotografías, creando nuevas secuencias, mezclando todo tipo de material. Para el director, la edición es la clave de su trabajo, el medio que le permite adoptar una postura crítica ante la creación fotográfica. Hay veces, como explica el propio artista, que muchas de estas nuevas imágenes adquieren mucho mayor interés que las propias películas de las que fueron extraídas. Waters afirma que a través de estas fotografías trata de encontrar un sentido más positivo que el que en realidad muestran las películas. Es pues un ejercicio de subversión. Por medio de la re-edición de los planos de los que no está plenamente satisfecho y momentos "mejorables" de las piezas de otros directores, se puede obtener una visión más positiva del conjunto. Una de sus premisas básicas es el alejamiento del ideal de belleza. El director no quiere saber nada del tópico convencional de "buena fotografía", no se sirve de la tecnología, no utiliza ni iluminación y tampoco enmarca las fotografías. Las imágenes suelen aparecer pixeladas e incluso fuera de foco. Y con todo esto, como han aseverado muchos críticos en multitud de ocasiones, hay aún una belleza escondida, oculta entre la narrativa irreverente de Waters.

Esta exposición ofrece la posibilidad de ver setenta y cinco de las mejores piezas fotográficas del director realizadas desde 1993. Además, la muestra ofrece la posibilidad de ver algunas de las primeras obras cinematográficas que Waters realizó en los años sesenta.