Simon Fujiwara: Welcome to the Hotel Munber (2008-10)

Tate St. Ives, Reino Unido. Hasta el 7 de mayo

Fujiwara, japonés y británico, nació en 1982 y pasó buena parte de su infancia muy cerca de este pueblo de Cornualles, en la costa oeste de Inglaterra. De hecho, su formación artística está íntimamente ligada a la Tate St. Ives, que visitó con frecuencia durante su adolescencia. Si consideramos la enorme presencia que la propia biografía del artista tiene en su trabajo, la exposición que ahora le dedica esta institución británica, la primera gran muestra institucional en Reino Unido, cobra todo el sentido. La instalación es el soporte que Fujiwara ha desarrollado con mayor interés durante los últimos años. Buena prueba de ello son algunas de sus piezas más aclamadas como Desk Job, la recreación del estudio de un escritor con la que participó en el pabellón nórdico de la Bienal de Venecia de 2009, comisariado por Elmgreen&Dragset, o su célebre Frozen, su presentación en Frieze en 2010, en la que simulaba que todo el recinto estaba construido sobre las ruinas de una civilización ancestral.



En la Manifesta de Murcia pudimos ver un buen ejemplo de esta inclinación hacia la expansión formal, con un trabajo de grandes dimensiones en la Antigua Oficina de Correos y Telégrafos. Muchos la recordarán. Se trataba de una pieza llamada Phallussies, una gran instalación en la que Fujiwara recuperaba una historia supuestamente veraz ocurrida en un país árabe, el encuentro de un gran falo de piedra por parte de los operarios que levantaban los cimientos de un museo. Al tratarse de una imagen de carácter sexual y contraria al dictado islámico, la piedra habría sido prohibida y por eso hubo que deshacerse de ella. Pero el argumento toma giros confusos por los elementos ficticios que introduce el artista, que convirtió un supuesto documento en una historia de corte detectivesco. Conviene subrayar que el título de la pieza responde a dos fuentes: falo y falacia...



La exposición en Tate St. Ives está compuesta de algunos de sus trabajos más conocidos y otros realizados para esta ocasión. Entre los primeros destaca The Mirror Stage, un trabajo realizado en 2009 y ahora reeditado, que ha de entenderse como uno de los ejes cruciales de la exposición. Lo es porque recupera un momento en la vida de Fujiwara, el encuentro en 1993 con una pieza de Patrice Heron, Horizontal Stripe Painting, una de las joyas de la colección del museo de St. Ives. Fujiwara urde una trama de corte escenográfico en la que el cuadro actúa como fondo, y en la que se dan cita asuntos relacionados con la adolescencia del artista, con el deseo y el erotismo que acompañan a todo joven en este tramo de la vida; con el sexo -siempre presente-, elemento implícito en toda creación, un concepto que indirectamente conduce a otros como la represión y el conflicto.



En este sentido, otro de los trabajos en la exposición, Welcome to the Hotel Munber, 2008-2010, vincula la propia percepción del artista en torno al sexo y la homosexualidad, con los relatos de sus padres en el marco de un momento histórico concreto, la España franquista. Los padres de Fujiwara regentaron (esto es veraz) un hotel en Cataluña durante los setenta y durante años le contaron a su hijo la inagotable presión policial a la que se veían sometidos. Pronto pensó el artista cómo habría sido la vida de un chaval homosexual medio asiático y medio europeo en aquella España terrible, y pensó que la escritura sería el marco idóneo para esta reflexión. El texto fue publicado fragmentariamente en diferentes publicaciones, y la idea pronto derivaría también en una gran instalación que recrearía el bar del hotel. El principal protagonista de la novela, el padre de Fujiwara, proyecta su frustración por la presión franquista hacia los homosexuales decorando su bar con elementos eróticos de claras reminiscencias sexuales.



Otras piezas realizadas específicamente para esta exposición como Mothers of Invention, una gran instalación en la que incluye piezas de la colección de la Tate St. Ives de artistas como Sarah Lucas o Andrea Fraser, piezas que forman parte del imaginario del artista desde su adolescencia y que le han acompañado en su formación. La pieza recrea un gran taller femenino en el que se reproducen, también, esculturas de Barbara Hepworth, artista que juega un papel estelar en la colección.



Fujiwara presta una atención similar a su biografía y a la historia. Tiene su trabajo mucho de la arqueología a la que tan a menudo se refiere, y basa buena parte de sus intereses en esa idea de "construcción" que se oculta tras todo episodio histórico, una construcción que también se traduce en la grandilocuencia formal de sus instalaciones. Puede que esta idea derive de sus estudios en arquitectura, formación inicial que está indirectamente presente en otro de sus trabajos más conocidos, The Museum of Incest, en el que un complejo arquitectónico ficticio sirve de marco para una narrativa basada en la relación del artista con su padre, un vínculo familiar complicado que se presta a lecturas de muy distinta índole.