Vista de la instalación de Mark Manders en el Carré d'Art, Nîmes
Carré d'Art, Nîmes, Francia. Del 10 de febrero al 13 de mayo
Su última parada es Les études d'ombres, que ha organizado el Carré d'Art de Nîmes antes de recalar este año en el Castello de Rivoli turinés y en el Dallas Museum of Art. Es una exposición pequeña pero extraordinariamente bien atada, con trabajos reveladores de un quehacer riquísimo en narrativas de toda índole. Todo parte de aquella citada tentativa de 1986, Inhabited for a Survey (First Floorplan for Self-Portrait for a Building), en la que Manders ya era consciente de la naturaleza arquitectónica de su propio ser. Su obra es, por lo general, rotundamente formal, y en los veinticinco años que han pasado desde entonces, el artista holandés ha creado un corpus ingente de obra en el que la representación y la abstracción se han encontrado a través de la poesía que arrastra el tiempo.
Vista de la instalación de Mark Manders en el Carré d'Art, Nîmes
Avanzamos hacia una gran estructura negra, Mind Study, realizada hace 20 años pero versionada aquí. Es el trabajo en la exposición que mejor refleja el interés de Manders por la idea del "autorretrato como edificio", tan central en toda su obra. La pieza está concebida como si fuera el mecanismo de la mente, con conductos que vinculan lo que parecen tanques o tubos de extracción. Es reminiscente también de esa otra idea tan importante en su obra que es la arquitectura como organismo, con un metabolismo que engulle y digiere referencias a todos los mundos posibles, y que transforma en objetos y seres fragmentarios y de apariencia incierta. Al trabajo de Manders se han referido con términos como "siniestro", "violento" o "lúgubre". Una primera impresión tal vez entronque con ese sentir pero, tras una estancia más o menos prolongada en sus escenarios, uno comprende que lo que nos acompaña es una profunda melancolía. A ella remite la exploración que de la temporalidad hace constantemente el artista. Del tiempo real al tiempo ficticio hay sólo un suspiro y en ese levísimo lapso se materializa toda su obra.
Vista de la instalación de Mark Manders en el Carré d'Art, Nîmes con la pieza Abandoned Room, Constructed to Provide Persistent Absence, 1992-2011.
El final de la exposición nos lleva a una puerta que está cubierta con papel de periódico, como si quisiera evitar que la mirada penetre desde fuera en los preparativos de la exposición. Pero el periódico es un recurso muy utilizado por Manders, algo que normalmente hace referencia a una temporalidad concreta y que aquí alude más bien a un sentido espacial, el que se desprende del concepto de "perspectiva", que, no obstante, se nos niega, tal es la naturaleza bidimensional del soporte del periódico. Los periódicos no tienen fecha alguna, y su contenido es por lo general ficticio. Todo es, de hecho, ficticio, el espacio, el tiempo… Es algo realmente fascinante.