Diary no.3 (I-Machine), 2018, de Eva Kot'átková, instalación vista en Pirelli HangarBicocca, Milan, 2018.

En la obra de la artista checa Eva Kot'átková convergen una actitud analítica que busca desgranar las pautas que definen nuestros modelos de comportamiento en las sociedades contemporáneas y la penumbrosa e imprecisa reflexión sobre el mundo de los sueños, que durante toda su carrera ha vinculado al crucial asunto de la imaginación como herramienta no sólo para la creatividad, también para nuestros códigos de interacción social. Lo de las formas de comportamiento a las que aboca el contexto político y social es una cuestión latente en muchos de los artistas de la Europa del Este. Kot'átková nació en Praga en 1982, cuando su país, entonces Checoslovaquia, vivía aún bajo la presión comunista. Su obra no rehúye el necesario ejercicio de la memoria, y proyecta un discurso a caballo entre el recuerdo de la tiranía totalitaria y esa otra liderada hoy por los poderes económicos, que con tanta intensidad percuten en quienes todavía perseveran en el cuidado de ese espacio declinante que es lo público. Tal vez recuerden la obra de Július Koller, a quien vimos también en la recientemente clausurada edición de ARCO en la sección El Futuro. La tensión política le llevó a desarrollar un amplio programa lúdico para combatir la insufrible carga burocrática con la que el poder maniataba a sus súbditos. En su obra se encuentran no pocas claves para entender el contexto en el que nace la obra de Kot'átková.



Feeding the Cleaning Machine with what Others Didn't Finish, 2018, de Eva Kot'átková

La imaginación, la proyección del pensamiento en aras de la creación de espacios de libertad, es el pretexto que subyace en toda la obra de Kot'átková, quien en el espacio pequeño de Hangar Bicocca -entiéndanme bien; es un espacio inmenso, que es sin embargo la antesala de la descomunal sala principal, dedicada a grandes figuras consagradas-, presenta una gran instalación con obras de nueva producción junto a otras anteriores. Bajo el título The Dream Machine is Asleep, es su exposición más importante realizada en Italia y, dadas sus dimensiones, a buen seguro una de las más extensas de toda su carrera. En España pudimos ver su obra de la mano de Juan Canela y Ane Agirre, que formaban el colectivo Azotea, en el Espai 13 de la Fundació Miró de Barcelona, y viene de realizar exposiciones en 21er Haus, Viena o en el K21 de Dusserldorf. Massimiliano Gioni incluyó su obra en su Palacio Enciclopédico de la Bienal de Venecia de 2013 y también se le ha visto en las bienales de Lyon, Sidney, Liverpool o Moscú. Tiene Kot'átková mucho trabajo hecho y bien mostrado en instituciones potentes, y hemos de considerarla como una de las artistas más relevantes de la generación de mujeres artistas menores de cuarenta años que, como Camille Henrot, Alicia Kwade o Amalia Pica, triunfa en el concierto internacional, si bien la checa es algo más joven que ellas.



Eva Kot'átková: Stomach of the World, 2017

A The Dream Machine is Asleep se accede desde el lobby de Hangar Bicocca como arrastrados en un tránsito intestinal, pues ha concebido su proyecto como un organismo en el que deambulamos entre órganos. A la primera pieza, el vídeo Stomach of the World, llegamos caminando por un gran tubo, y éste se encuentra en un espacio que podría pretender ser una célula. Rodado en interiores -un polideportivo- y exteriores -espacios naturales periféricos de alguna ciudad-, el vídeo está dividido en capítulos en los que un grupo de niños es adiestrado en la comprensión del sistema digestivo humano. Es una metáfora de la estructura del mundo y en ella entran en liza nociones relativas a la política o al medioambiente como el consumo y los deshechos que produce, la interacción entre individuos, las fallas y los límites entre jerarquías sociales... Kot'átková da al trabajo un perfil performativo que nace de un conjunto de instrucciones que los jóvenes alumnos siguen obedientemente. Se mueven en el espacio de manera automática cumpliendo con el programa, como lo haremos también nosotros en el espacio, en la penumbra del interior de un cuerpo, deteniéndonos ante elementos orgánicos que son también lenguaje, porque el lenguaje, el discurso y la literatura se encuentran en el centro mismo del universo de Kot'átková, un interés que está ineluctablemente ligado a la forma, vean, si no, los colosales libros que jalonan el espacio, entendidos también como órganos que ponen al cuerpo en funcionamiento.



Eva Kot'átková: The Dream Machine is Asleep, 2018

En nuestro deambular, afloran con nitidez las innumerables referencias sobre las que se alza el trabajo de la artista checa. Hay elementos antropomórficos que son a un mismo tiempo objetos, contenedores y cuerpos. Los ecos de Louise Bourgeois se escuchan con nitidez, pues las dos utilizan esta suerte de jaula para hablar de los los instrumentos de control y represión vigentes en sus respectivos momentos históricos. Todo un elenco de figuras y objetos fragmentarias de claras resonancias surrealistas se exhiben en diferentes tipologías de display. Algunos están sobredimensionados en su escala, y muchos penden de hilos, como las pesadillas que acechan en nuestro descanso. Dice la artista que aluden a marionetas y al teatro de la infancia, pues, como hemos visto, es en la infancia donde se forjan las esperanzas y los sueños, aunque estos no son siempre bienvenidos. En el centro del espacio, un volumen de dos niveles representa una gran cama. Es un espacio multiuso, en cuya parte inferior los niños escriben sus sueños y en la superior los adultos, mediante auriculares, escuchan lo soñado, buscando reconocerse en ello. Tal vez, una vez arriba, sea el momento de valorar si uno ha logrado aunar, mientras la máquina duerme, como reza el título de la pieza, la suficiente imaginación para desenvolverse en la compleja realidad de nuestro tiempo.



@Javier_Hontoria