Exposiciones

Klee, Tanguy, Miró: El paisaje interior

21 noviembre, 1999 01:00

Patrocinada por el BBV se presenta en la Fundación Miró una exposición de tres artistas fundamentales del arte del siglo XX, Klee, Tanguy y Miró, sobre un tema clásico, el paisaje. En estos pintores, el - paisaje es la expresión de un estado del espíritu, una exploración del interior del hombre. La muestra, que se complementa con un catálogo con textos, entre otros, del poeta Vicenç Altaió, se podrá visitar, en el Parque de Montjöic de Barcelona, hasta el próximo 30 de enero.

Un conocido cuadro de Gaspar David Friedrich titulado "Viajero ante un mar de niebla" describe un hombre de espaldas mirando al infinito, Esta obra expresa didácticamente un nueva manera de concebir la pintura que acontece con el romanticismo: el paisaje interior, una noción relacionada con los artistas que nos interesan ahora: Klee, Tanguy y Miró. ¿Qué mira este personaje que a la vez es un doble del espectador? La figura se identifica con una contemplación abstracta; no mira tanto un paisaje natural como una entidad surreal, una imagen que posibilita percibir otra imagen más allá de lo visto por los ojos. El paisaje exterior entre las brumas es una metáfora de un paisaje interior del hombre, una exploración del yo. Esta niebla, como la noche, para los románticos no es una ausencia sino una producción de sentido, una incitación de la imaginación y la imaginación como el único instrumento capaz de explorar el misterio de la vida.

El título de la exposición es explícito: "Klee. Tanguy. Miró: tres visiones del paisaje"; sin embargo las suyas son miradas a un paisaje espiritual. Su idea del paisaje no es tanto una visión del exterior y directa, transparente, sino una búsqueda bajo la superficie, un captar lo extraordinario y misterioso de las cosas: aquello que escapa a la simple mirada. He aquí el arte como una experiencia trascendente y el artista como visionario: transformación del mundo natural visible en algo sobrenatural, la exploración de lo invisible.
Paul Klee a lo largo de su carrera trabaja insistentemente un tema, el ángel, que nos ayudará a comprender la idea del paisaje interior. El ángel, como símbolo de lo visible en lo invisible, es el autorretrato del propio artista. El artista que, como el ángel, es el mensajero de lo oculto, un guía hacía lo invisible. El arte entonces aparece como una revelación, una mirada que escruta la materia y descubre una dimensión mágica en la vida, búsqueda a la que están comprometidos los tres artistas.

Yves Tanguy, aunque receloso en hablar de su obra, hizo una observación clave que aclara los efectos que buscaba en su pintura: un deseo de explorar lo oculto y subterráneo en la vida cotidiana; decía así: "Me divierte imaginar lo que hay más allá de la colina. ¡Deseo tanto representar las cosas de detrás de la colina que nunca veré!". La pintura como un mirar tras la cortina o como un abrir un baúl cerrado; esto es, un descubrir el otro lado de las cosas. Este otro lado para Tanguy eran unos lugares extremadamente extraños, solitarios y silenciosos. Un espacio inquietante y amenazante, espejo como decía Breton del propio espectador: "No hay ni siquiera un horizonte. Físicamente hablando, solo existe nuestra sospecha inmensa, que todo lo rodea".

Tanguy es la radiografía de un estado del alma, de un paisaje interior del hombre. Igual Joan Miró que, visionario, transforma la naturaleza y las cosas vivas en clave cósmica o poética. Si Miró conectó con el surrealismo es porque éste rechazaba el análisis lógico de la realidad; la percepción tenía que florecer de la imaginación. La voluntad de Miró era profundizar la dimensión mágica de las cosas, una puesta en fantasía que en definitiva configura un paisaje interior, un estado del espíritu. Sus últimas piezas casi abstractas en que diluye los signos al mínimo o a un campo de color culminan su trayectoria: la pintura como objeto mental, un espacio abierto a la imaginación.

También para Friedrich la pintura es una ventana abierta al infinito y a la imaginación. Entre Friedrich y Klee, Tanguy y Miró existe una relación de continuidad, representan la misma manera de entender el paisaje, el paisaje como una exploración de lo invisible.