Con obras fechadas entre 1997 y 1999, Alejandro Corujeira (Buenos Aires, 1961) presenta por vez primera de forma individual su trabajo en Valencia, desde que diera a conocer su obra en España en la exposición La escuela del sur; exposición en la que el Reina Sofía avanzó, en 1991, un resumen de los derroteros de la plástica suramericana, comprendidos a partir de su anclaje en la tradición derivada de la obra de Torres-García. Afincado desde entonces en España, Alejandro Corujeira ha sabido nadar a dos aguas. Sacando a flote, por un lado, las derivas constructivas de Torres-García y haciendo emerger, por otro lado, las estelas poéticas de Klee, a su pintura no le han faltado amarres en su travesía por el vasto océano de la abstracción. Fiel a la tradición abstracta, el geometrismo que articula sus composiciones bucea en las últimas obras oxigenado por una serie de estructuras lineales y retículas que van repitiéndose en un lienzo y otro, hasta lograr figurar un plano arqueológico en el que a menudo se descubren vestigios constructivos que entroncan con los más elementales motivos decorativos islámicos