Cartier-Bresson, el genio del "momento decisivo" que convirtió la fotografía periodística en obra de arte
- La Fundación Mapfre revisa en Barcelona la trayectoria de uno de los grandes fotógrafos del siglo XX con una caudalosa exposición de casi 250 imágenes.
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Repetida y periódicamente se celebran exposiciones de Henri Cartier-Bresson (1908-2004) en museos y centros institucionales. Sin duda, el fotógrafo francés goza –a diferencia de otros profesionales– de un gran aparato de promoción que lo sitúa en los aparadores y en la actualidad mediática, aunque no siempre es fácil saber qué aportan esas exposiciones.
En todo caso, la presente es una caudalosa muestra de casi doscientas cincuenta fotografías que recorre cronológicamente su trayectoria desde sus inicios hasta sus últimos reportajes.
Cartier-Bresson posee diversas vertientes y la exposición presenta una visión poliédrica del fotógrafo; no obstante, él se vincula fundamentalmente al fotoperiodismo y a las revistas ilustradas.
En los años treinta aparece un nuevo tipo de publicaciones periódicas realizadas especialmente con fotografías, cuyo ejemplo más acabado fue la revista Life, fundada en 1936. En estas revistas se trataba de crear relatos, como una secuencia cinematográfica, realizados a partir de imágenes con muy poco texto y en los que la fotografía era la protagonista.
Es el momento también de una nueva generación de cámaras fotográficas, tipo Leica, que eran manejables, ligeras y rápidas y posibilitaban una aproximación directa e inmediata a la calle y al espectáculo de la vida. Este es el punto de partida de Cartier-Bresson.
En las revistas ilustradas, el sentido de las imágenes no deviene de las fotografías tomadas una a una, sino que se expresa en la composición y la secuencia de imágenes impresa. En la presente exposición se exhiben algunos reportajes en las páginas de revistas donde originalmente se publicaron.
Y sin embargo, Cartier-Bresson se habría sentido incómodo con este modelo. El fotógrafo no controlaba la selección de imágenes ni la edición; en definitiva, el uso de las fotografías estaba bajo el control de los medios.
Cartier-Bresson fue también miembro fundador de la agencia Magnum (1947), una de las primeras cooperativas en la defensa de los derechos de autor –en este caso, fotógrafo– con la intención de controlar el uso y la comercialización de su propio trabajo. Este es uno de los primeros síntomas de la transformación del fotoperiodismo en obra de arte y de la autonomía de la fotografía como forma de expresión.
Como fotógrafo, Cartier-Bresson se asocia al principio de “momento decisivo”. ¿Significa una “fotografía al vuelo”, “estar en el momento y lugar adecuados”, “un cazar la imagen”, “un efecto de suerte” o “el don de la oportunidad”? En 1952 se publica su fotolibro The Decisive Moment, pero la versión francesa se titula Images à la Sauvette (literalmente, imágenes a hurtadillas) que introduce otras connotaciones.
Se ha dicho con razón que la fotografía de Cartier-Bresson resulta mucho más compleja que un golpe de azar. Él tuvo una formación como artista, posee el ojo educado: sus fotografías, por lo general, están construidas y poseen una cuidada composición, es decir, no son casuales.
¿Cuál es el mensaje de Cartier-Bresson a la luz de esta caudalosa exposición? No sabría decirlo con exactitud. El fotógrafo sostenía que en su trabajo no había intencionalidad política o crítica, aspecto que en general –aunque no siempre– es cierto.
En su momento, sus reportajes sobre la URSS o la República de Cuba sorprendieron a ciertos sectores por la ausencia de un posicionamiento acusatorio: en aquellas fotografías la vida fluye, existe una humanidad, se expresa un gusto por lo pintoresco o curioso, similar o equiparable a cualquier otro reportaje como los que hiciera en Estados Unidos.
La fotografía de Cartier-Bresson, tal como se nos presenta aquí, se nos antoja realmente opaca, como imágenes sin contexto. Acaso la manera de aproximarse a sus fotografías sea a partir de aquella categoría anunciada por Roland Barthes, el punctum. Aunque sea un aspecto ajeno a los comisarios de esta muestra, ante el silencio de la imagen, la fotografía se observa a partir de detalles “a hurtadillas” que, de una manera subjetiva, revelan una dimensión fantasmática de la imagen.