Image: Taaffe y la historia del ornamento

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Exposiciones

Taaffe y la historia del ornamento

19 abril, 2000 02:00

"Interzonal leaves", 1998

IVAM. Centro del Carmen. Museo, 2. Valencia. Hasta el 9 de julio

La pintura de Philip Taaffe propone, en definitiva, un viaje emocional y mental conducido por una constelación de elementos simbióticos de muy variada y fragmentada fisonomía

Una cincuentena de pinturas y un reducido grupo de papeles muestran un amplio resumen de la obra realizada por Philip Taaffe desde 1980 hasta la actualidad, en lo que constituye su primera muestra retrospectiva en Europa. Concebida por Enrique Juncosa, esta exposición enlaza con otras de similares características, producidas también por el IVAM y dedicadas a Ross Bleckner y Terry Winters; lo que viene a dibujar un mapa de actuaciones en el que se ponen de relieve los territorios más sobresalientes de la actividad pictórica del momento en Nueva York.

Buen conocedor de la materia que nos ocupa, como ha puesto de manifiesto en exposiciones como Nuevas abstracciones y las dedicadas a Sean Scully, Malcolm Morley y al propio Terry Winters, Enrique Juncosa ha trazado un pausado recorrido por la obra de Philip Taaffe, que permite seguir de cerca su curiosa evolución. Desde los inicios de su trayectoria, Philip Taaffe (Nueva Jersey, 1955) entró en contacto y colaboró con numerosos artistas y escritores como William Burroughs, Mohamed Mrabet y Robert Creeley, muestra de su agitada creatividad. Discípulo de Hans Haacke, pronto se alejó de los planteamientos artísticos más abiertamente conceptuales para poner en práctica un tipo de pintura que, a lo largo de la década de los ochenta, fue asociada al grupo Neo-geo, en el que se incluía la obra realizada por Ross Bleckner, Peter Halley, así como al apropiacionismo cultivado por Mike Bidlo y Sherry Levine en aquel momento.

Un grupo de obras realizadas a principios de los años ochenta, en las que se evidencia la genealogía op y neo-geo de Philip Taaffe, sirve de preámbulo para advertir las diversas direcciones emprendidas con posterioridad por el artista. En cuadros como Combine Painting (1986) el artista lleva a escena una serie de tramas compositivas que, animadas por una repetición constante, provocan toda suerte de perturbadores efectos visuales. Al respecto, el propio artista señala: "La repetición, en un sentido físico, en cualquier obra de arte, música, literatura, arquitectura, y en la misma pintura, es muy importante para la condición humana. Dice cómo vivimos, cómo sentimos, cuál es nuestra relación con el mundo..."

Su obra, que intenta condensar fragmentos de la vida y el mundo, a partir de experiencias múltiples, en un alarde de barroquismo, destila, sin embargo, optimismo y esperanza, aun a pesar de la, a menudo, intensa presión psicológica que imprimen sus abigarradas representaciones. Desde sus comienzos, Philip Taaffe fue incorporando a sus obras todo tipo de imágenes encontradas, puestas de relieve a base del ingenioso empleo del collage. De esta práctica se derivó la incorporación en su pintura de referencias culturales de muy diversa procedencia, entre las que se conjugan evocaciones de la arquitectura islámica y formas que remiten tanto a los manuscritos iluminados celtas como a jeroglíficos egipcios y tradicionales motivos orna- mentales de tejidos. Los motivos decorativos enmarañados con estampaciones de muy variado origen constituyen uno de los fundamentos que sostienen la obra de Philip Taaffe. "Analizando y observado la historia del gesto, la línea, el color y el movimiento -señala el artista-, y la idea de cómo la pintura activa su propio espacio pictórico y arquitectónico, en relación al análisis de la historia del ornamento, lo que intento es hacer algo muy destilado y concentrado. Busco la línea en lo específicamente cultural, para llevar esto a otro contexto pictórico, de forma que ofrezca unas nuevas realidades o posibilidades ficticias, construidas con elementos abstractos y narrativos al mismo tiempo".

Por otra parte, diversos elementos naturales -hojas de árboles, estrellas de mar o insectos- aglutinados de forma repetida en obras extraordinarias como Monocled Cobra and King Snake (1997) o Interzonal Leaves (1998), son concebidos como ingredientes abstractos y representados como inquietantes signos flotantes, sobre llamativos fondos gestuales. Desde esta óptica, la pintura de Philip Taaffe propone, en definitiva, un viaje emocional y mental conducido por una constelación de elementos simbióticos de muy variada y fragmentada fisonomía. Como una evocación existencial, su pintura va provocando, en este sentido, estímulos visuales y emotivos dispuestos para escrutar los huecos ocultos de la realidad, para provocar reflexiones sobre nuestras convulsivas vivencias contemporáneas.