Image: Puesta en escena de lo impúdico

Image: Puesta en escena de lo impúdico

Exposiciones

Puesta en escena de lo impúdico

26 abril, 2000 02:00

Todd Hido: "Buscar casa", 1996-97

Miradas impúdicas. Fundación "la Caixa". Paseo de San Juan, 108. Barcelona. Hasta el 25 de junio

De alguna manera se deconstruye la mirada impúdica como mero consumismo de imágenes y se provoca la distancia que motiva la reflexión

Agrandes rasgos, lo impúdico podría aludir a la intimidad o a lo indigno y vergonzoso que habitualmente se oculta: el dolor, la enfermedad, lo prohibido, el asco, lo cotidiano lo anodino. Ya en el siglo XIX existía un numeroso círculo de escritores dedicados a remover las vísceras, propias y ajenas. Significativamente, esta exploración estaba mediatizada por la palabra, una distancia que posibilita pensar lo impúdico. La fotografía cambió la manera de ver el mundo y nuestra manera de relacionarnos con lo impúdico. Transforma en accesible y puede capturar absolutamente todo, sin distancia y de una manera inmediata. De ahí que la vida privada se haya transformado en una casa sin paredes o en un supermercado de imágenes. El gran atractivo de la fotografía -y que se expresa en su mirada impúdica- es que aparece como algo objetivo: la misma realidad, un hecho auténtico que incluso desvela la verdad habitualmente oculta. Además, la fotografía transforma lo fotografiado. Así, lo banal, lo ordinario, lo anodino, deviene en algo más; es la magia de la fotografía que atribuye un aura a lo impúdico y en general a las cosas.

La mirada impúdica responde a determinadas necesidades; las más evidentes: individualidad y voyeurismo. Por una parte el objeto impúdico responde a una necesidad de afirmación e identidad, de expresar y explorar la propia individualidad. Por otra, el que mira busca y responde a un deseo; tal vez no sabe en qué consiste, aunque con su mirada expresa una ansiedad. Pero me temo que esta relación de la fotografía con lo impúdico es engañosa o por lo menos problemática. La fotografía es un simulacro de conocimiento y comunicación. En un mundo saturado de imágenes, lo impúdico se banaliza y neutraliza; más aún: se transforma en espectáculo y consumo. Ante esta problemática, ¿qué aporta esta exposición? Su mérito está en su voluntad de reflexión. Posiblemente la mayoría de creado -res presentados, que trabajan con fotografía, vídeo o internet, no lo pretenden; lo que pasa es que el marco institucional de la exposición, el ciclo de conferencias y actividades paralelas y la intención de la comisaria, Rosa Olivares, determina esta actitud. El contexto condiciona la lectura, pero además la noción "arte" introduce una distancia estética e intelectual más allá de cualquier consumo o exhibicionismo.

En relación a esta mediación, existe un detalle muy importante que menciona Rosa Olivares: "Prácticamente todas las personas que aparecen fotografiadas en esta exposición no solamente lo sabían, sino que han participado activamente en la obra, algunos incluso han cobrado por ello". Esto es, se rompe con el mito que atribuía autoridad moral a este tipo de trabajos basados teóricamente en la verdad; a la luz de estas declaraciones, la mirada impúdica se expresa como puesta en escena, como un género de ficción más. Una de las obras más significativas -y peor comprendidas- de la exposición es el trabajo de Donigan Cumming. Consiste en una serie de fotografías muy agresivas de una anciana que muestra sin pudor su cuerpo depauperado por la vejez. Se complementan con un vídeo que, se supone, narra justo el momento en que se comunica la muerte de la anciana a sus amigos, también acechados por la muerte. Este vídeo presenta testimonios de una gran emotividad, pero el auténtico escándalo sobreviene cuando uno percibe que se trata de una puesta en escena, cuando uno de los protagonistas discute, juega a interpretar o sigue las instrucciones del realizador. Esta ambigöedad provoca estupor y desconcierto: no se sabe si el vídeo es un documento real, una suerte de provocación, una fábula o un divertimento. De alguna manera se deconstruye la mirada impúdica como mero consumismo de imágenes y se provoca aquella distancia que posibilita pensar lo impúdico y motiva la reflexión. ésta es el sentido de la exposición: el arte como una mirada, un contexto, una metodología crítica hacia las cosas, una mirada que nos ayuda a situarnos ante el impudor de la televisión y los medios.