Fernando Gallego: Epifanía. Museo de Bellas Artes de Asturias

El planteamiento de El arte en Cataluña y los reinos hispanos en tiempos de Carlos I es muy diferente al de Carolus, la exposición estrella de la conmemoración del centenario del emperador, que le presenta como eje y símbolo de una época y una idea de continuidad histórica de España; en ella se refleja un panorama cultural, cierto, pero también y sobre todo una idea del poder. En cambio, en la exposición que comentamos, no menos valiosa, la figura del rey o del emperador está ausente: versa simplemente sobre un horizonte artístico, la pintura, la escultura, la orfebrería y las artes decorativas de finales del siglo XVI.

Un panorama articulado sobre una anécdota argumental: el viaje por la Península entre 1517 y 1519 del príncipe Carlos, en el que debía ser reconocido como rey por las diferentes Coronas hispánicas. Precisamente en este viaje acontece la muerte de su abuelo paterno, el emperador, en 1519, y es propuesto para sucederle. El hilo de la exposición se basa en aquello que el príncipe, futuro rey y emperador hubiera podido observar durante su itinerario por los distintos reinos hispanos. Comisariada por Joaquín Yarza, la muestra consiste en una selección rigurosa y de altísima calidad. En ella existe de una idea clave: la diversidad cultural de los diferentes reinos hispanos y la coexistencia de dos influencias artísticas: por un lado la tendencia tardo-gótica que proviene de Flandes y por otro la del nuevo lenguaje del Renacimiento italiano. Un entorno de un gran refinamiento que se define como eclecticismo y como mestizaje con las tradiciones de las diferentes escuelas autóctonas. De ahí su originalidad y su atractivo.