Image: Casas, realismo y sensualidad

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Exposiciones

Casas, realismo y sensualidad

7 febrero, 2001 01:00

Museo Nacional de Arte de Cataluña. Parque de Montjuïc. Barcelona. Hasta el 1 de abril

Muy a grandes rasgos, el modernismo fue un proyecto de renovación que afectó a todas las vertientes de la vida -y no sólo a la cultura- en sintonía con las trasformaciones de la revolución industrial de finales del siglo XIX y principios del XX. Pero cuando aludimos al modernismo no podemos hablar de un único estilo; se trata de un conjunto de experiencias muy diversas, incluso contradictorias: cosmopolistismo, simbolismo, cultura francesa, nacionalismo, impresionismo, etc. Lo que define al modernismo es una actitud de modernidad, un afán de novedad.

En este sentido, Ramón Casas, junto con Santiago Rusiñol, introdujo una nueva manera de entender la pintura. Tanto Casas como Rusiñol completaron su formación en Paris y acabarían por importar algunas experiencias francesas. Lograron articular una síntesis personal que los historiadores han calificado -sin serlo- de impresionismo. Frente a la pintura anecdótica y brillante y los temas de historia tan en boga de la época, Casas y Rusiñol incorporan una nueva temática más fresca, directa y menos literaria: el paisaje urbano, en particular los ambientes bohemios de Montmartre y sobre todo la atmósfera gris de la capital francesa. También modificarán la pintura al utilizar una pincelada más suelta, introduciendo nuevos tipos de encuadre, etc. Francesc Fontbona ha apuntado como referentes de esta pintura los nombres de Degas y Whistler, exponentes de una posición estética más bien moderada. En aquellos momentos, las experiencias auténticamente renovadoras las desarrollaban un Van Gogh, un Gauguin o un Cézanne. Por el contrario, Casas, como Whistler o Manet, cultivaba una suerte de realismo, no exento de algunos rasgos de novedad, que acabaría siendo aceptado por la crítica y el público de su tiempo. Si existe un hilo que permite leer la trayectoria de Casas , desde sus retratos a sus obras sociales, pasando por sus pinturas intimistas, es este espíritu realista próximo a Whistler, Manet o Degas. Pero cuidado, la pintura de Casas, como la de Whistler, es también y ante todo sensualidad; es la pintura hecha sensualidad.

Casas jugó un papel muy importante en la difusión del modernismo. Con la fundación de "Els Quatre Gats" (1997-1903), una cervecería al estilo del "Chat Noir" parisiense, se convirtió en líder del modernismo triunfante. "Els Quatre Gats" y las revistas adscritas a él serían decisivos para la popularización del modernismo. Así, "Pèl i Ploma", escrita prácticamente por Utrillo e ilustrada por Casas, fue la plataforma de difusión del modernismo y de la propia obra de Casas, que alcanzó una popularidad inimaginable. Popularidad que marcharía paralela a su labor como cartelista desde 1898. El Casas ilustrador es el Casas más suave, que conecta con las corrientes internacionales del Art Nouveau. A partir de 1904, convertido en artista de éxito, el pintor se limitará a repetir fórmulas y esquemas. Lo esencial en su carrera ya estaba dicho. El afán de renovación sería retomado por la siguiente generación de los Picasso, Nonell, Mir, Torres García, etc; pero esto ya es otra historia.