Image: Albert Gleizes, rompecabezas cubista

Image: Albert Gleizes, rompecabezas cubista

Exposiciones

Albert Gleizes, rompecabezas cubista

4 abril, 2001 02:00

Las orillas de La Marne, 1909. Óleo sobre tela, 54 x 65

Museo Picasso. Montcada, 15-19. Barcelona. Hasta el 5 de agosto

Es difícil valorar el significado de un artista como Albert Gleizes (1881-1953), que se presenta como un creador vinculado al cubismo y, por esta misma razón, un pintor secundario. La historia del cubismo, tal como cuenta la historiografía oficial, es la de Picasso y Braque, que eclipsa cualquier otra experiencia o artista relacionados con este entorno, de manera que Gleizes aparece como un seguidor y, además, de segunda fila. Sin embargo, desde estas mismas páginas ya hemos llamado la atención sobre la necesidad de revisar los tópicos que han condicionado la historiografía del arte del siglo XX. La historia del arte contemporáneo se fundamenta en una serie de "verdades" incuestionables que se van repitiendo sin ningún sentido crítico y que han cristalizado en una especie de "neoacademia". Ya no es admisible aquel cuento infantil de que el punto de inflexión del cubismo es Las señoritas de Aviñon de Picasso y que cuando Braque lo observa, deslumbrado, inicia un nuevo período; que posteriormente ambos, desarrollando itinerarios por separado, se percatan de la proximidad de su planteamientos y deciden trabajar en común, etcétera. No sabemos cómo aproximarnos al cubismo, ni qué valor atribuir a Gleizes, pero de lo que sí estamos seguros es de que el cubismo posee una entidad muy ambigua y de que existe una gran dificultad para definirlo, si es que alguna vez existió. De lo que sí somos conscientes es de que hay que revisar las "verdades" incuestionables y de que cada generación ha de tener su propia visión de las cosas. ésta es la manera de ampliar el horizonte y redescubrir artistas más o menos marginados como Gleizes.

¿Pero qué podemos apuntar de Gleizes hoy? Además de pintor, fue uno de los promotores, aglutinadores y teóricos del cubismo, aunque decir cubismo es decir bien poco. Interesa señalar que, según el propio Gleizes, nunca renunció a su idea de cubismo, a pesar de su lógica evolución, porque en él siempre existió la voluntad de un arte trascendente. Cuando el artista deriva a un arte religioso, él mismo explica que existe un vínculo con la manera que él entendía el cubismo ya que se trata de una experiencia interior, una exploración más allá de lo visible. El cubismo se pregunta y se cuestiona sobre la forma, pero para Gleizes esta forma posee un significado muy amplio; digamos que implica una idea de espíritu. Con esta reflexión no habremos explicado a Gleizes, pero habremos hecho observar que la actitud de Gleizes es diferente a la Picasso, por ejemplo, y que no podemos hablar de cubismo, sino de experiencias y sensibilidades diferentes. La opción metafísica-religiosa de Gleizes es diferente al juego formal de Picasso.

Por último, hay que subrayar las aportaciones del profesor Pascal Rousseau en el catálogo de la exposición. Una de ellas versa sobre la presencia de Gleizes en Barcelona en la segunda década del s. XX. Y es que, en estos momentos Barcelona, gracias a un marchante visionario, Josep Dalmau, es un capítulo importante para la difusión de la vanguardia internacional.