Image: Papeles de un Sicilia místico

Image: Papeles de un Sicilia místico

Exposiciones

Papeles de un Sicilia místico

16 mayo, 2001 02:00

Sin título, 2001. Mixta sobre papel japonés,

Galería Joan Prats-Arteg´àfic. Balmes, 54. Barcelona. Hasta mediados de junio. De 1.000.000 a 12.000.000 pesetas

Puede pasar desapercibido en una primera impresión, pero el tema de la presente muestra no es otro que la putrefacción. En las entrevistas, José María Sicilia evita hablar de ello y cuando se le pregunta, como distrayendo la atención, alude a no sé qué cábalas. Sin embargo, las piezas responden por sí mismas: se trata de una representación de la muerte.

En la exposición, Sicilia presenta dos series de obras. La primera, con la que se inicia el recorrido, consiste en una serie de flores prensadas entre dos papeles. Algunas de estas piezas son de una especial emotividad y poseen cierto aire japonés: aquí y allá aparecen unas manchas espontáneas, de color amortiguado y transparente, sobre el fondo prácticamente vacío y arrugado del papel. ¡Pero cuidado! Estas machas, aunque más o menos trabajadas por el artista con pigmentos, son sobre todo la impronta de la desecación e incluso la fermentación de la flor. Es el tinte que deja la planta al secarse lo que constituye la imagen.

La flor ha sido siempre el símbolo de la fugacidad del tiempo, pero no es éste -o simplemente éste- el discurso de Sicilia. Me temo que existe una complacencia en describir el proceso en que la flor deja de ser flor para transformarse en algo sin vida, una especie de homenaje a la muerte. Y más: perversamente, Sicilia asocia este proceso a una estética de lo frágil, de lo delicado, de lo lírico... Se identifican dos principios aparentemente opuestos, aunque no es nada nuevo; con ello se remite a aquella idea romántica-decadente según la cual una rosa es bella, pero todavía es más bella -más emotiva- en su destrucción, a medida que la muerte se apodera de ella cada día hasta devenir en un puro resto o mancha.

La otra serie de obras consiste en unos grandes formatos de cera. Sobre ellos Sicilia incorpora unas manchas que, por asociación con las anteriores piezas, se identifican con lo corrupto -moho, pus, óxido, etc.-. Más aún, cuando multitud de insectos aparecen intencionadamente ahogados en estos mares de cera.

Es dificil dar una explicación a estas obras. Pero el propio Sicilia se ha calificado como un artista místico. Y yo no sé si esta presencia de la muerte es una respuesta a la imposibilidad de la búsqueda de lo absoluto, a la dificultad de ver en la oscuridad, a la que tantas veces alude el pintor, las contradicciones de él mismo como artista. En todo caso, este elogio a la putrefacción es una suerte de protesta contra algo, la expresión de un malestar, aunque no sepa explicar exactamente su por qué.