Image: Fedreico Guzman

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Exposiciones

Fedreico Guzman

Insideout: Jardín del cambalache

23 mayo, 2001 02:00

Fundación Antoni Tápies. Aragón, 255. Barcelona. Hasta el 29 de julio

EI origen de la instalación de Federico Guzmán (Sevilla, 1964) se remonta a un proyecto iniciado en Bogotá a finales de los 90, el Museo en la calle. En el marco de un taller de jóvenes artistas que buscaba implicarse en la vida cotidiana, surgió la idea de un carrito ambulante que intercambiara objetos en las zonas más deprimidas de la capital colombiana. El Museo en la calle se inspiraba en una figura generalizada del lumpen local -el reciclador- que malvive revendiendo la basura por la ciudad. El objetivo de este Museo, itinerante y constantemente renovable, era Intercambiar y recontextualizar objetos (...) para abrir un diálogo". La estrategia era un trueque no monetario: todo objeto del carrito era intercambiable por cualquier cosa, de este modo se motivaba ese diálogo y las situaciones más inverosímiles en una suerte de movimiento bumerang. Dicho sea de paso, una de las múltiples iniciativas que giraban en torno al Museo en la calle consistía en un cambalache de plantas bajo la iniciativa de Federico Guzmán. Muchos valores coexisten dentro de la idea del Museo en la calle, pero el principal es Duchamp y la reflexión de que cualquier objeto recontextualizado puede ser arte.

Las fotografías y la documentación del proyecto son de una autenticidad y una frescura extraordinarias: es el arte directo y primario. Ahora Federico Guzmán ha trasladado y adaptado la idea del Museo en la calle a un museo, al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, primero, y a la Fundación Tápies, después. ¿Acaso no es esto una contradicción? ¿Con ello, no se ha perdido el frescor original? "Transplantar" el Museo en la calle a una institución forma parte del proceso todavía inconcluso. El título de la instalación en Barcelona, Insídeout: Jardín del cambalache alude precisamente al juego interior/exterior y hay que entenderlo como la voluntad de obtener diferentes perspectivas sobre el tema. La calle posee unas posibilidades, la institución ofrece otras. La hipótesis de Federico Guzmán es que la calle y el museo pueden ser complementarios e interactivos. Sea como sea, ha recreado en el patio interior de la Fundación Tápies una especie de jardín, un espacio lúdico, de creación y reflexión, complementado por talleres y actividades que implican multitud de colectivos. En este jardín se facilitan materiales de documentación, utensilios para pintar y objetos para el cambalache; es la representación de un espacio ideal para una nueva relación con las cosas y el arte. Vamos a ver cómo sigue esta interactividad entre la calle y el museo.