Image: Del amor a las imágenes

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Exposiciones

Del amor a las imágenes

5 septiembre, 2001 02:00

Escudo de armas con calavera: Alberto Durero.1503

Fundación Caixa de Cataluña. La Pedrera. Paseo de Gracia, 92. Barcelona. Hasta el 28 de octubre

La exposición presenta una selección de grabados y dibujos -estos últimos en menor medida- de la Biblioteca Nacional que abarca el período comprendido entre el Renacimiento y el Romanticismo. En realidad se trata de una suerte de antología del grabado desde el siglo XV hasta el XIX. Ya sean estampas pensadas y realizadas por los mismos artistas, ya sean las denominadas estampas de traducciones debidas a profesionales dedicados a reproducir obras de los maestros de la pintura, la exposición presenta imágenes de A. Mantegna, Miguel ángel Buonarroti, A. Durero, Anibale Carraci, Giulio Romano, José de Ribera, Tiziano, Rubens, Rembrandt, Boucher, Tiepolo, Ingres, Goya, M. Fortuny, etc. Como indica el título de la muestra, Del Amor y la muerte, la diversidad del conjunto se aglutina con un hilillo argumental, como un recorrido por distintas interpretaciones y variaciones de estos temas, el amor y la muerte.

Personalmente formado en una posición de arte contemporáneo militante, estas imágenes suponen para mí una particular dificultad. Representan otro mundo, otros registros, otra manera de aproximación a la que estoy habituado. Sin embargo esta dificultad es la condición para una lectura creativa y emocional. La mayoría de estos grabados son como una especie de jeroglífico; relacionados en muchas ocasiones con unas referencias distantes y una literatura hermética, se expresan como un jeroglífico o mejor como una caja de pandora: estos grabados contienen todos los secretos del universo, poseen atrapadas todas las imágenes del mundo. Son geografías fantásticas u objetos mágicos. La llave para descifrar este jeroglífico, para abrir este cofre de sueños, es la propia imaginación. No es la única, ni es la exclusiva, pero si una de las que permite dialogar con la extrañeza y participar en lo fantástico.

En su último libro, El arte y sus lugares, Antoni Tàpies, presenta un repertorio de objetos artísticos muy diferentes y cronológicamente también muy dispares. Obras de arte de vanguardia conviven por ejemplo con mandalas tibetanos, tablas de arte gótico, manuscritos exóticos, papiros egipcios... y también grabados como pueden ser los de la presente exposición. ¿Qué es lo que agrupa esas experiencias tan diferentes? No viene al caso recordar la reflexión de Tàpies, si no más bien señalar un aspecto. El pintor catalán comenta que existen unos objetos dotados de poderes; unos poderes trascendentes y misteriosos, independientemente de las épocas, que nadie y ningún filosofo puede explicar racionalmente. Y lo que reivindico en estos grabados es ese carácter de fetiche o talismán, un poder desconocido y sagrado.

No estoy en contra de la erudición, ni de los estudios iconográficos, pero exijo algo más: una predisposición, una actitud que no termina con una aproximación académica. Apuesto por una lectura emocional porque estas imágenes en blanco y negro hablan al presente independientemente en la época que fueron creadas. Ignacio Gómez de Liaño en un personal y brillante texto en el catálogo de la exposición hace un elogio del amor y utiliza una bella imagen de Stendhal, "la cristalización", para explicar lo que hace que el enamorado observe maravilloso lo que para los demás es insignificante. Stendhal -cuenta Ignacio Gómez de Liaño- observa un extraño fenómeno: al depositarse una rama sin hojas en las profundidades de una mina, después de tiempo, cuando se saca a la superficie "aparece revestida de una luz maravillosa como tallada en diamantes". Así es la experiencia amorosa, y así también es la contemplación de las imágenes con la fuerza de la imaginación. La imaginación hace que aquello que parecía sin sentido, se ilumine de significaciones: la contemplación como una experiencia amorosa.