Image: Fotoperiodismo y guerra civil

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Exposiciones

Fotoperiodismo y guerra civil

14 noviembre, 2001 01:00

David Seymour: Batalla del Ebro, 1938

Museo Nacional de Arte de Cataluña. Parque de Montjuïc, s/n. Barcelona. Hasta el 13 de enero

Hacia los años treinta se consolida el fotoperiodismo tal como lo entendemos hoy y aparece una nueva manera de comunicar: las fotografías con una breve acotación narran y/o presentan acontecimientos. Muchos factores lo hacen posible: los nuevos tipos de cámaras fotográficas mucho más ligeras, tipo "Leika" (1925), la utilización de películas más sensibles, la consolidación de la prensa ilustrada... En este sentido la Guerra Civil española es un capítulo importante para la historia de la fotografía: fue el primer conflicto que tuvo cobertura por parte de la prensa y de reporteros gráficos de todo el mundo. La exposición, panorámica del fotoperiodismo tanto del bando republicano como del nacional, resulta una primera aproximación. Algún día tendrán que exhumarse los archivos de prensa -especialmente de la zona nacional- y se podrá consultar el archivo del ejercito.

Entre otros motivos, el fotoperiodismo responde a la necesidad de ver y de conocer. Pero más que un conocimiento, la fotografía aporta un simulacro de información. Existe un detalle significativo que explica esta falsa información: en ocasiones las mismas imágenes eran utilizadas en publicaciones de uno y otro bando. Lo que sí aportaban las fotografías en aquel contexto era una especie de sentimentalismo; de ahí la función esencialmente propagandística de la prensa ilustrada y de ahí también la implicación política de los fotógrafos. Pero estas fotografías, ¿dicen algo todavía? En el mejor de los casos quiero pensar que transmiten una vivencia espiritual de la guerra. A grandes rasgos, éstas no se distinguen de las de cualquier otra catástrofe bélica. Sé muy bien que un sector del público se sentirá implicado. También soy consciente del aura que posee la Guerra Civil como la última guerra romántica. Pero me temo que estas imágenes acabarán perdiendo su sentido moral en la indiferencia y la saturación de fotografías de no importa qué guerra.

Antes que en Barcelona, la exposición se presentó en París con notable éxito. Sirvió por lo menos para dar a conocer a reporteros locales que, como Agustí Centelles, están a la altura de los grandes mitos del fotoperiodismo. Pero quien lea la prensa francesa referente a la exposición, observará que no la han entendido; tan solo se habla de lugares comunes: de García Lorca, de las brigadas internacionales... No es de extrañar. La fotografía por sí sola no posee sentido, simple rastro de lo acontecido, debe ser interpretada.