Image: Isamu Noguchi escultor de paisajes

Image: Isamu Noguchi escultor de paisajes

Exposiciones

Isamu Noguchi escultor de paisajes

14 noviembre, 2001 01:00

Jardín para la General Life Insurenace Company, Conneticut, 1955-57

IVAM. Centro del Carmen. Museo, 2. Valencia. Hasta el 13 de enero

Esta primera exposición de Isamu Noguchi en España presenta, ante todo, su significación en la idea nueva de escultura, que se ha dejado de concebir como objeto unitario, para introducirla en una dimensión en que la escultura no se define ya por su objetualidad, sino por sus límites externos, los que la relacionan con el lugar de su emplazamiento. Es lo que llamamos escultura en el campo expandido, o escultura en el territorio. Este cambio en la naturaleza y escala de lo escultórico incide en que en la exposición del IVAM se prefiera presentar un conjunto de veintidós proyectos a través de maquetas originales, dibujos y fotografías, sin incluir ninguna escultura individual de las que a veces realizó el maestro. Queda, así, subrayada la concepción que Noguchi postulaba de la escultura como "un todo espacial", asumiendo caracteres del espacio paisajístico, arquitectónico y escenográfico. La selección de obras y el bien acordado diseño de la muestra cuentan en el haber de su comisaria, la arquitecto Ana María Torres, que desde hace diez años viene estudiando la libertad, el eclecticismo, el carácter interdisciplinar, el riesgo y el espíritu indomable de Noguchi.

El sentimiento de soledad de Noguchi proviene de su infancia y primera juventud. Nacido en Los ángeles en 1904, de padre japonés y madre norteamericana -escritores ambos-, el progenitor abandonó a la familia y volvió a Tokio precipitadamente. Cuatro años después Noguchi y su madre se instalaron en Japón, hasta que en 1918 el adolescente fue obligado a regresar en solitario a Estados Unidos para cursar sus estudios. Noguchi nunca perdonaría a su madre este segundo abandono, que, sumado al paterno, determinaría su condición de solitario. Educado en la casa de un pastor protestante, inició la carrera de medicina, que abandonó en 1924 para ser escultor. Iniciado en la tradición figurativa, cambió de orientación al conocer en 1926 la obra de Brancusi en Nueva York. Becado por el Guggenheim, viajó a París donde fue ayudante del propio Brancusi y conoció a Calder, Morris Kantor y Stuart Davis, encaminándose su lenguaje hacia la abstracción. Su concepto escultórico hizo crisis al viajar a Kioto en 1931 y conocer los jardines zen. A su regreso a Nueva York comenzó a diseñar proyectos de parques infantiles y escenografías para los ballets de Martha Graham, mezclando sensibilidad oriental y vanguardismo occidental.

Entre 1949-50 viajó por todo el mundo, becado por la Bollinger Foundation. Su idea de escultura como transformación del lugar lo llevó a colaborar con arquitectos como Kenzo Tange y Gordon Bunshaft. En 1952 se casó en Japón con la actriz Yoshiko Yamaguchi. En 1956 comenzó su ascensión imparable a partir de sus jardines para la sede de la UNESCO en París. Su consagración se produjo entre 1960-1965, con tres obras maestras: los jardines "rehundidos" de la Biblioteca de la Universidad de Yale (bellísimo "claustro" de mármol blanco, presidido por formas elementales: la pirámide -crecimiento de la tierra-, el círculo -emblema solar- y el cubo empinado -seña de la casualidad-) y del Chase Manhattan Bank de Nueva York (un exquisito y circular jardín zen), y el serpeante diseño para el parque -en terrazas muy "mediterráneas"- del Museo Israel de Jerusalén.

Son obras inclasificables, en que Noguchi crea una visión nueva de la naturaleza, entreverando formalismo, expresionismo, minimal, constructivismo y conceptual, y estableciendo relaciones diferentes entre materia, textura, escala y símbolo. En los proyectos de su madurez se envidencian la devoción por Brancusi (sencillez y depuración formal), Arp (vocabulario orgánico) y Miró (simbología), intereses vanguardistas que se mezclan con referencias insistentes a las formas geométricas del observatorio Samrat Yantra, en Jaipur, a las esculturas indias "de tierra" de Great Serpent Moun en Ohio, a las pirámides egipcias, a los Altares del Cielo y Tierra de tradición china… Se trata de un eclecticismo culto, de resultados asombrosos por su armonía y silencio. Estamos ante un arte público determinado por rasgos físicos, materiales, naturales y también humanos, y transportado por una luminosidad portentosa, sublimadora del silencio, el desarraigo cultural, el mestizaje y el desplazamiento. Que busca lo esencial, para renacer de raíz.