Image: Conrad como coartada

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Exposiciones

Conrad como coartada

El corazón de las tinieblas

10 julio, 2002 02:00

Fotograma de la película Kurtz, de David Blanco

Palau de la Virreina. Rambla, 99. Barcelona. Hasta el 1 de septiembre

Con motivo del centenario de la novela El corazón de las tinieblas se presenta una exposición que recrea el conocido relato de Joseph Conrad. Se trata de un montaje audiovisual que ilustra el mencionado texto con medios muy diversos. tales como instalaciones de artistas, documentos, dramatizaciones cinematográficas, fotografías, etc. Es en definitiva la puesta en escena de un texto literario.

De una gran potencia y magnetismo, no es la primera vez que el texto de Conrad es objeto de versiones y/o relecturas. El interés de toda reinterpretación está en que aporta una visión complementaria, una actualización o reinterpretación. Sin embargo este tipo de exposiciones que versionan textos literarios siempre serán polémicas. Transformar un texto y darle forma visual no es evidente y, además, la exposición siempre se confrontará con el original.

Muy esquemáticamente, la novela de Conrad narra el viaje de un marinero, Marlow, que remonta el río Congo a la búsqueda de un agente de una compañía belga que ha enloquecido en la selva. Este itinerario es un viaje al subconsciente. La selva es la gran metáfora de lo ignoto, del misterio de la humanidad que aunque silenciado está ahí. La jungla es la expresión de las fuerzas de la oscuridad y la no civilización, de una verdad oculta, destructora, pero a la vez fascinante. El viaje de Marlow es un viaje a la locura, a la búsqueda de los límites de la civilización y la razón. Cuanto más se sumerge en la selva, más se adentra en un mundo de alucinaciones y pesadillas. Si la novela de Conrad sigue vigente hoy, si todavía es capaz de emocinarnos y hablarnos, es por su contenido metafísico.

Naturalmente otras muchas lecturas están contenidas en el texto de Conrad; implícitamente denuncia los excesos de la colonización en áfrica y esta es la lectura que los comisarios, Jorge Luis Marzo y Marc Roig, han privilegiado. La exposición es, sobre todo, una reflexión sobre el racismo, la esclavitud, la explotación, el imperialismo, etc., inspirado vagamente en Conrad. Los mismos comisarios se referían a Conrad como una "coartada" para un mensaje político. Y yo me pregunto, ¿es legítimo tomarlo como "coartada"? No lo sé. Sospecho que de esta manera se banaliza a Conrad, pero lo peor es que se banaliza también la problemática que supuestamente se quiere denunciar. Naturalmente que creo en el arte político y en la necesidad del arte político, pero hace falta encontrar un nuevo lenguaje que no sea "informativo", panfleto o tópico, especialmente cuando todos estamos concienciados e informados de la arqueología del colonialismo de los siglos XIX y XX.

La exposición posee un itinerario lleno de efectos y pirotecnias en sintonía con el propio viaje del protagonista de Conrad. La voluntad política de la exposición es un elemento más de este laberinto de tinieblas y desorientación: tranquiliza las malas conciencias. En las democracias no pasa nada.