Image: Pierrick Sorin o la magia de la imagen

Image: Pierrick Sorin o la magia de la imagen

Exposiciones

Pierrick Sorin o la magia de la imagen

3 octubre, 2002 02:00

Detalle de Les Cuisines de Trencavel, 2000

Caixaforum. Marqués de Comillas, 6-8. Barcelona. Hasta el 5 de enero

La obra de Pierrick Sorin es compleja y posee múltiples facetas. Sin embargo, sin agotarla, una llave nos aproximará a ella: Georges Méliès, uno de los pioneros del cinematógrafo en que la magia y el cine se confunden. Méliès es el mundo de la prestidigitación, de la barraca de feria, del truco que se transforma en cine. éste también es el universo de Pierrick Sorin. Pero decir Méliès es decir también nostalgia, poesía, fantasía... un mundo poético de una particular intensidad. Cierto es que tras este universo asoma algo oscuro. Y así la última instalación de Sorin alude directamente a la autodestrucción, metáfora de sus límites como artista y acaso como persona.

El universo de Pierrick Sorin está impregnado de un imaginario infantil o mejor de una dimensión trágico-cómica con diferentes niveles de humor e ironía. Pero yo no puedo dejar de observarlo como una reflexión sobre la imagen, sobre la magia de la imagen. Uno de los aspectos más interesantes de su trabajo es que en algunas de sus instalaciones se suprime la mediación de las pantallas o soporte tradicional. Así, por ejemplo, la imagen aparece como un espectro dentro de una pecera con agua y peces de colores o en el centro de un espejo: no hay marco, ni pantalla, ni formato; la escena o la figura con su movimiento parecen como suspendidos ya sea en el agua, ya sea en el espejo. Recuerdo a un viejo profesor que explicaba que Velázquez no pintaba del natural, sino a través de espejos. Así la imagen tenía aquella profundidad y atmósfera tan particular: una calidad que tienen los objetos vistos a través de los espejos, pero también a través de agua. "¿Velázquez?: un vaso de agua", respondía el profesor para explicar aquella dimensión espectral que sin duda posee el pintor. Pero el profesor no explicaba tanto Velázquez como el misterio de la imagen: espectro, fantasma, visión, sueño... Y ésta también es la idea de Pierrick Sorin. Sus espectros y personajes son la expresión del espíritu secreto de las imágenes, interpretación en clave poética como en las fábulas infantiles en que las cosas y los objetos adquieren vida y están animados. De ahí que en la instalación titulada, Un espectáculo de calidad, una pequeña figurilla (espectro similar al que antes aludía en el acuario), salte de la pantalla de un televisor y adquiera vida autónoma... Son los fantasmas que habitan en las imágenes.

Hay otro aspecto muy importante: Pierrick Sorin muestra cómo realiza sus imágenes, el truco de la ilusión. Emplea las nuevas tecnologías, el vídeo, la digitalización, etc., pero no exclusivamente. El artista puede utilizar estrategias muy elementales, pero de una extraña efectividad. él explica que cuando revela el funcionamiento de sus imágenes, se pierde la magia del prestidigitador, pero aparece otra magia que es la magia de cómo se pueden crear imágenes con "casi nada". Esta magia es más mágica si cabe. Entre otros procedimientos, Pierrick Sorin trabaja con espejos semitransparentes, técnica, aunque elemental, de una gran espectacularidad. Como el ilusionista de feria, Sorin se sirve de medios inmemoriales y, dicho sea de paso, actualizándolos. Cuanto más banal sea el procedimiento, más intensidad y poesía tendrá.

En este contexto, aquí y allá, hay otra obra que consiste en una serie de monitores con rostros manipulados digitalmente, titulada ¡Qué bonito! Esas caras extrañas poseen unos ojos desorbitados y alucinados. Yo las interpreto como otros fantasmas y aquello que miran esos ojos, su visión en definitiva, es el mundo que Pierrick Sorin ha intuido y plasma: la magia de las imágenes, una ilusión tras la cual habita la muerte.


Pierrick Sorin (Nantes 1960), inicialmente vídeo-artista, en 1995 empezó a trabajar con instalaciones y un "bricolage" muy ingenioso que remite al mundo de la prestidigitación y al cine mudo. Con una larga trayectoria, -fue invitado a la Bienal de Venecia (1993)- su obra es muy poco conocida en España. Ahora CaixaForum presenta una panorámica de sus vídeos y montajes, aglutinados en lo que el artista ha denominado "apartamento de un colecionista" y, al margen, una instalación, titulada Une vie bien remplie.