Image: Imágenes del deseo prohibido

Image: Imágenes del deseo prohibido

Exposiciones

Imágenes del deseo prohibido

27 febrero, 2003 01:00

Shadi Ghandirian: Sin título, 1998

Fantasías del Harén y Nuevas Sherezades. CCCB. Montalegre, 5. Barcelona. Hasta el 18 de mayo

En mi condición de hombre veo esta exposición como una representación del deseo masculino, como diferentes configuraciones de fantasías masculinas... y de su culpabili- dad. Culpabilidad porque existe una especie de mala conciencia, una búsqueda expiatoria por tales deseos. éste, creo, es el sentido de la muestra, aunque no sé si los responsables del CCCB son conscientes. En la rueda de prensa se explicó una exposición que yo no he visto.

Independientemente de su significado sociológico, desde occidente, "el harén" ha sido contemplado con gran fascinación: es la expresión de libertad sexual sin ningún tipo de restricción. ¡Pero cuidado! Esta idea es una invención, una creación del hombre blanco. Y esto es así porque el harén es como una caja o baúl cerrado, impenetrable e infranqueable. Pocos europeos pudieron acceder a él. ¡Cuanto más prohibido, más se irrita la imaginación! Realidad soñada, más que vivida, interesa señalar que el harén es como una esponja o agujero negro: absorbe imágenes y contenidos porque es el resultado de una proyección. Una de las aportaciones de la exposición es la de presentar las fotografías que el rey Nasir al-Din Shah (1831-96) hizo de su harén: madre, esposas, hijas concubinas, enucos, bufones. Imágenes que escandalizan y sorprenden: esta galería de personajes está más relacionada con un documento antropológico que con los estereotipos de la supuesta sensualidad árabe. El harén es una recreación del deseo masculino occidental.

Aunque puntualmente se presentan aspectos documentales, la exposición posee dos partes muy claras. La primera consiste en la representación del deseo y su imaginario. Se propone un diálogo de imágenes muy diversas pero que se complementan entre sí. No importa si se trata de evocaciones orientalistas (Delacroix, Ingres, Gérôme, Fortuny, Picasso, Matisse, etc), miniaturas o libros iluminados persas, indus y turcos (siglos XV-XIX), postales pornográficas y pintorescas del XIX y XX o fotografías de actrices de cine. Claro que son expresiones diferentes, pero todas esas imágenes son la manifestación del deseo: no es un mundo terrenal, es el universo de la utopía y de la ficción. Es el lenguaje del imaginario estereotipado.

La segunda parte -como si de otra muestra se tratara- consiste en una selección de obras de mujeres artistas de origen árabe. Sin embargo, nos tenemos de preguntar ¿por qué se vinculan esas dos partes? ¿Qué relación existe entre ellas? Aquí se encuentra una de las claves de la exposición. Más allá de la loable intención de dar la palabra a estas creadoras contemporáneas, yo intuyo que esas nuevas Scherezades expresan una idea de culpa- bilidad del deseo masculino. Como si su incorporación respondiera a una compensación ante la omnipresencia del deseo masculino y por extensión a la posición etnocéntrica occidental. Nuestras instituciones culturales responden a una mala conciencia. Mal síntoma, esa culpabilidad, para un diálogo creativo masculino-femenino, para situarse entre la tensión que existe entre ambos. Mal síntoma para reescribir el imaginario del deseo al margen de los tópicos y lugares comúnes. Simplemente, unos estereotipos son substituidos por otros. Como explicaba Fatema Mernissi -comisaria del proyecto-, el harén respondía al miedo masculino frente al deseo femenino y apuntaba que el protagonista de la exposición no era otro que el miedo. Yo diría que se trata del miedo de unos y unas frente al otro: éste es el tema de la exposición.