Image: Extrañezas y disonancias

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Exposiciones

Extrañezas y disonancias

3 abril, 2003 02:00

M. Connor: Personnel 3, 2003

Indivisuals. Fundación Antoni Tàpies. Aragò, 255. Barcelona. Hasta el 15 de junio

La exposición se presenta como una reflexión sobre el impacto de las denominadas tecnologías domésticas (móviles, ordenadores personales, etc.) en la vida cotidiana, de cómo estas redefinen el espacio público/privado, trabajo/ocio, cómo modelan nuestras relaciones sociales, cómo mediatizan y condicionan nuestra visión del mundo... Para ello, Jorge Luis Marzo ha reunido una serie de trabajos de Maureen Connor, Pep Dardanyà, David Hoffos, Orit y Aviv Kruglanski, Alexander Pilis, Taras Polataiko, Brian Scott y Guillermo Trujillano.

De alguna manera esos artistas incorporan una disonancia en los procesos de percepción y comunicación. Digo disonancia, pero igual hubiera podido decir malestar. En sus obras hay algo que perturba, que introduce extrañeza. Se supone que esa disonancia desencadena la reflexión y la metáfora, una reflexión y una metáfora, sin embargo, que, en virtud de su ambigöedad, es susceptible de muchas y variadas lecturas.

Yo no sé si las piezas expuestas son un pretexto, una ilustración gratuita o justifican su presencia. Pero su aglutinante son las actividades y la documentación que genera la exposición. Cierto es que parte de los materiales que acompañan la muestra (conferencias, libros, etc.) están en curso, pero la información facilitada hasta ahora me resulta irritante: no hay pensamiento, o mejor, se trata de un simulacro de pensamiento y de reflexión crítica. Suele pasar que las exposiciones responden a un pensamiento débil, a pura retórica o incluso a una mala conciencia, lo cual está más relacionado con las exigencias de la industria cultural que con un auténtico análisis o intención didáctica. Luego, estas experiencias -y por extensión el arte contemporáneo- aparecen como una broma. Aunque me temo que preguntarse sobre las implicaciones de la tecnología en nuestras vidas no es ningún chiste.

Con todo, la presente exposición merece el beneficio de la duda, porque, en ella, a pesar de las contradicciones, existe la voluntad de buscar un nuevo lenguaje expositivo y nuevas relaciones con el transeúnte o el espectador; porque se cree en el arte como capaz de transgredir; en fin, porque hay una necesidad urgente de pensar el mundo desde otro punto de vista más allá de la publicidad o la autosatisfacción.