Pintura en tres partes (2 grises), 2000

Alan Charlton dispone planos monocromos de grises con toda su escala de tonos en la sala de exposiciones. Con una pintura muy elemental que hace pensar en el "minimal": claridad formal, repetición, serie, variaciones... Y sin embargo hay mucho más: estos planos ubicados en el espacio poseen un significado tremendamente rico en matices y ambigöedades. Se trata de una suerte de instalación, porque, como apunta el mismo artista, estas pinturas no existen autónomamente sino que transforman el espacio y luego este espacio deviene parte de la obra. El resultado es de una gran belleza... La galería Miguel Marcos se ha transfigurado en la auténtica obra de arte. Pero no creo que la instalación de Alan Charton se limite sólo a un efecto decorativo. Al mismo tiempo que sus planos de grises, con sus repeticiones y variaciones, son pura geometría, fríos e inexpresivos, poseen -curiosamente- una gran sensualidad o poder sensitivo.... Y acaso, expresan una dimensión sagrada o sublime. No se podría decir con exactitud. Charlton desconcierta porque se sitúa en un territorio escurridizo que escapa a la definición. No se trata simplemente de ejercicios de estilo, de ritmos o efectos espaciales, aunque no sepamos definir exactamente su autentico significado. Esta apertura de sentidos, su polisemia, su carácter equívoco nos parece una de sus aportaciones. Al decir ambigöedad, sin embargo, estamos apuntando a un mundo subterráneo que habita tras la geometría, la pureza, las cosas bellas.