Image: Poesía e imagen de Steve McQueen

Image: Poesía e imagen de Steve McQueen

Exposiciones

Poesía e imagen de Steve McQueen

18 diciembre, 2003 01:00

Still de Western Deep, 2002

Fundación Tàpies. Aragó, 255. Barcelona. Hasta el 4 de febrero

Steve McQueen (Londres, 1969) inició su trayectoria a principios de los noventa. Ha trabajado con formatos como Super 8, 16 y 35 mm que difunde en instalacione. Por ello su obra se presenta generalmente en museos y plataformas similares. Ganador del Turner Prize de 1996, su labor se basa en una investigación sobre el medio fílmico y sus posibilidades poéticas. Ha participado en las grandes citas como la Documenta 11 (2002), donde recibió el favor de crítica y público. Vive y trabaja en Amsterdam

Frente a la prosa, que articula linealmente y cierra una narración, existen otras maneras de contar o de expresar, como la poesía. Cuando hablamos de poesía nos referimos a una imagen abierta a la subjetividad del espectador, una imagen que, a priori, no posee un sentido determinado. Es, por lo tanto, la imagen de la evocación o de la sugerencia... En general, todas las imágenes oscilan entre la prosa y la poesía y ambas se complementan. La prosa por sí misma no articularía una imagen con interés y, al contrario, la poesía -en el sentido que hemos apuntado- por sí sola acabaría por ser una manifestación autista, una expresión del silencio.

Steve McQueen es una apuesta decidida por la poesía, por una expresión abierta. Sus cortometrajes son una renuncia a lo que entendemos por las convenciones narrativas del cine. Más aún, se trata de llevar al límite y forzar la imagen para explorar sus posibilidades poéticas. Sin ser una antológica, los trabajos que Steve McQueen presenta ahora en la Fundación Tàpies describen diferentes variaciones o aproximaciones al hecho poético, que ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo.

Muy a grandes rasgos sus primeros trabajos consistían en proyecciones en gran formato en el interior de arquitecturas o ambientes específicamente diseñados para ello que pretendían crear una suerte de microclima; de ahí que los cortometrajes de Steve McQueen se califiquen de instalaciones. Estas primeras obras en blanco y negro -como por ejemplo Bear (1993) o Just Above my Head (1996)-, realizadas con una gran economía de medios, de una especial sobriedad y con defectos técnicos, intencionados o no, se basaban en la contemplación de unas imágenes más o menos repetitivas. La idea era la "comunicación con nosotros mismos". El silencio envolvente, la reiteración de la imagen, el gran formato eran las claves. Posteriormente, utilizó un procedimiento inverso: Western Deep (2003), pirotécnia de ruidos ensordecedores e imágenes entrecortadas, como un video clip, con los que trataba de provocar un efecto poético. Steve McQueen no se agota ahí, ni es el momento de describir todas las obras de la exposición; interesa destacar que se propone una "puesta en extrañeza" de la imagen, que después se muestra polivalente y ambigua. Los cortometrajes de Steve McQueen son como imágenes abstractas o sacadas de contexto porque no poseen aquella racionalidad narrativa que esperamos en el cine. No son ni ilustrativas, ni descriptivas, ni explican nada. Son imágenes descontextualizadas y por esta razón actúan o pueden actuar como metáforas.

Supongo que lo fácil sería censurar como algo trivial o banal a Steve McQueen, de la misma manera que es fácil un elogio o panegírico al uso en las presentaciones de los catálogos. Para quien pueda superar -y ello no es ninguna obligación- la incomodidad del autismo de Steve McQueen -que uno percibe en un principio-, este bordear el límite de la imagen ilumina destellos por instantes. Esta chispa es la poesía. Aunque dicho sea de paso existe más intención que resultados.