Image: Susy Gómez, nudo teatro

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Exposiciones

Susy Gómez, nudo teatro

El flujo de la sangre

22 abril, 2004 02:00

El flujo de la sangre V, 2004

Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 14 de mayo. De 1.800 a 20.000 euros

Uno de los componentes esenciales del trabajo de Susy Gómez (Mallorca, 1964) es la teatralidad, la puesta en escena de sus piezas a la búsqueda o a la expresión -pues en su caso resultan complementarias- del nudo, de ese punto, en su modo incierto, en el que se concentra el interés y desde el que puede advertirse el desenlace. Otro ingrediente igualmente fundamental es el uso de los mecanismos discursivos.

Ahora, en su tercera comparecencia en Madrid, tras más de una década de presencia pública y ya con el reconocimiento de una primera retrospectiva, que tuvo lugar en el IVAM en 2000, la artista revierte a esos modos y viene a presentarlos de un modo más desnudo, como si presenciáramos una representación sin la conmoción del drama. En esta ocasión, como en las anteriores, parece haber un hilo argumental común entre las distintas obras que integran la muestra. Una inmensa cama de hierro volátil -que recuerda a las cortinas de Mientras las manos llueven o a las desmedidas flores de almendro del IVAM y que bien puede suponerse que es un lecho matrimonial-, una docena de cuadros de dimensiones generosas -pues esta vez no hay, a primera vista, fotografías pintadas y ampliadas- y una mini-instalación de dibujos en el suelo y objetos de cristal, uno de ellos roto, conforman ese "flujo de la sangre" que da título a la muestra. Su punto más débil es, a mi modo de ver, ese último espacio, que se sirve de dispositivos formales ya empleados anteriormente sobre distintos soportes, pero que aquí no encuentra razón lógica.

Sin embargo, algo tiene de balance o de rememoración, pues no creo que sea un agotamiento iconográfico, ya que los modelos de los cuadros, al menos los que he podido detectar, proceden de obras suyas anteriores, así los brazos entrecruzados lo son de una fotografía de 1992-94, lo mismo que el corte del vestido sobre fondo rojo, y la gigantesca trenza sobre fondo amarillo lo es de un dibujo de 1996. Cabe pensar que la artista confía claramente en que ha constituido ya un vocabulario legible e intercambiable. Me queda la sospecha de si esto no es así por la simplicidad de su abecedario.