Image: Alberto Reguera

Image: Alberto Reguera

Exposiciones

Alberto Reguera

En la fe pictórica

14 octubre, 2004 02:00

Columnas de nubes, 2004

Antonio Machón. Conde de Xiquena, 8. Madrid. Hasta el 13 de noviembre. De 1.900 A 13.000 euros

¿Tiene todavía sentido la pintura? De esa inquietud trata Alberto Reguera en su conversación y en su obra. En los últimos tiempos la pintura ha perdido, qué duda cabe, gran parte del enorme dominio que su práctica ocupaba. Pero es que, además, las bandas de terreno que le restan a este arte para desenvolverse, no siempre las ocupan pintores auténticos y artistas verdaderos, sino que las detentan maestros "de oficio" y oficiales gastados, en cuyos cuadros se asfixia la pintura. Contra ese estado de cosas trabaja un cuerpo de artistas muy diversos, todos conscientes y empeñados en la confianza de lo pictórico. Reguera es uno de ellos, y su práctica se caracteriza por el tema del paisaje abstraído interpretado desde un registro romántico bastante intemporal y personal, en la línea de sublimidad y sentimiento que va de Turner a Rothko, pasando por Caspar David Friedrich y por Johan Christian Dahl, ese noruego pintor de celajes a quien Alberto dedica uno de los cuadros más bellos de esta exposición.

Cada vez resulta menos telúrico y más etéreo el paisaje de Reguera, convertido ahora en atmósfera pura y penetrante, que se adentra más en el mundo personal del artista que en la realidad exterior que le sirve de motivo. Ello conlleva, como es lógico, una mayor economía de medios y, curiosamente, una reafirmación del cuadro como objeto pictórico marcadamente tridimensional, objetividad que no empece el carácter etéreo de esta pintura. Destaca, pues, el control del color: blanco, negro y azul. E interesa ese grosor creciente de los bordes del cuadro, bordes -o cortes- que nos invitan a penetrar en el interior de la pintura.

Más allá de transparencias y de texturas admirables, ¿cuál es ese interior? Lo profetizaba Friedrich Schlegel -con cuyo temperamento especulativo y móvil conecta Reguera- cuando decía que "todo el sagrado juego del arte es sólo una copia remota del infinito juego del mundo, esa obra de arte que se crea a sí misma eternamente". En esa clave insisten los títulos mismos de los cuadros de esta exposición, centrada en el cosmos como tema: Los lados del cielo, Fulguraciones estelares, Nubes interestelares, Astros flotantes, Trazos cósmicos, Naturalezas aéreas… Todo ello hecho presente, como en un emblema cambiante, en el celaje.