Image: Tony Cragg o la fantasía de la forma

Image: Tony Cragg o la fantasía de la forma

Exposiciones

Tony Cragg o la fantasía de la forma

21 abril, 2005 02:00

Tongue in Cheek, 2003. Bronce, 130 x 170 x 230

Carles Taché. Consell de Cent, 290. Barcelona. Hasta el 7 de mayo. De 122.650 a 268.000 e

Tony Cragg es un creador con un itinerario muy variado y complejo, lo que hace difícil su clasificación. Desde sus inicios, próximos al conceptual, en que utilizaba y disponía fragmentos y objetos cotidianos en el suelo o el muro, hasta sus últimos trabajos, más escultóricos -por decirlo de alguna manera-, hay un salto importante difícil de explicar. Posiblemente, lo uno esté contenido en lo otro y la escultura del último Cragg sea el resultado de un largo proceso de maduración cuyo punto de partida son aquellos trabajos conceptuales.

Su obra es una vuelta del revés de muchos de los tópicos de la escultura clásica, porque el arte contemporáneo es así y parece que sólo puede expresarse como una puesta en cuestión de los valores y principios tradicionales. Sin embargo, él sigue siendo un escultor en su sentido más estricto. Más aún, diría que Cragg significa la recuperación de una serie de valores clásicos que la escultura contemporánea rechazó. Esta última está preocupada por el espacio, lo cóncavo y lo convexo, el vacío… En cambio, los problemas que plantea Cragg son los mismos que desde siempre se ha formulado la escultura, claro está que él lo hace desde una sensibilidad de hoy día.

Las esculturas que presenta en la galería Carles Taché sintonizan con una tradición que rompe con el minimalismo. Son esculturas complejas, esencialmente visuales y de una gran sensualidad. Entre lo figurativo y lo abstracto, entre lo pictórico y lo volumétrico, acaso la palabra juego o divertimento en su sentido más profundo nos pueda ayudar a comprender su alcance. El juego, no como puro regocijo, sino como aventura, riesgo, imaginación, libertad… En sus piezas hay siempre algo sorprendente, que se te escapa. La escultura de Tony Cragg es el elogio de la forma como fantasía.

Pero hay algo más: algunos de los escultores decimonónicos se planteaban la escultura como un desafío. Su voluntad era enfrentarse con problemas que a priori eran antiescultóricos: la luz, lo pasajero, lo fugaz… ¿Cómo tratar el movimiento en la escultura? El viejo maestro decía a su discípulo que sólo sería un auténtico escultor cuando alcanzase a moldear el movimiento de una bailarina. A nadie se le escapa que éste no es un problema anecdótico. Es el pacto con el diablo. Transformar lo sólido en algo que centellee, en algo que brille fugazmente como un diamante es un milagro. Pues bien ésta es la cuestión que se plantea en la exposición: forzar la escultura hasta el límite para llegar a aquel punto en el que las cosas pierden su materialidad. La escultura que se reproduce aquí, Tongue in Cheek, consiste en una forma muy compleja que presenta su superficie perforada. Con ella Cragg se enfrenta a uno de los problemas que ha obsesionado a los escultores de otros tiempos: la transparencia, esto es, subvertir la naturaleza de los cuerpos y la materia.

Aunque esta exposición es reducida -consiste tan sólo en cuatro piezas- posee un tema o argumento, el movimiento, como en el caso de los antiguos maestros. Las esculturas de Tony Cragg presentan configuraciones extrañas, más próximas a lo informe que a ninguna forma conocida. Se las podría denominar dinámicas, porque se diría que están sometidas a una presión o energía que les proporciona su particular fisonomía. O mejor, se trata de una escultura, que dotada de una fuerza o energía interior, se expande en el espacio… ésta es la idea, la de una materia viva que se desarrolla en un movimiento o lógica interna hacia el exterior.

Falta por saber en qué consiste esa energía que da vida a las esculturas de Cragg, que hace contornear sus columnas y desfigurar sus bustos. ¿Es una especie de alma? ¿Posee una identidad metafísica como en el caso de las esculturas de Boccioni? ¿Es algo terrorífico? No sabría decirlo con exactitud. Pero la aparente gratuidad de los juegos de los niños suele ocultar algo esencial. Intuyo que bajo el carácter lúdico de Tony Cragg existe una búsqueda entre lo espiritual y lo material. Al fin y al cabo, ésta es la mayéutica de la escultura.