Exposiciones

Un Picasso todavía por descubrir

Picasso. La pasión del dibujo

9 marzo, 2006 01:00

Retrato de Olga, 1921

Comisaria: D. Dupuis-Labbé. Museo Picasso. Montcada, 15-17. Barcelona. Hasta el 7 de mayo

Esta muestra inaugura el ciclo "Picasso 2006 BCN", un amplio programa de actividades y exposiciones destinados a homenajear al pintor en el 125 aniversario de su nacimiento, el 15 de octubre de 1881. Un homenaje doblemente obligado, en Barcelona y en el Museo Picasso, por la fuerte vinculación del artista con la ciudad y por su aportación personal al Museo. Fue en Barcelona donde Picasso completó su formación académica y donde encontraría las bases para su posterior desarrollo, aunque éste, al margen de breves reencuentros, tendría que realizarse en el extranjero.

Picasso, la passión por el dibujo es un itinerario abreviado por la trayectoria de este artista. Todo Picasso está resumido en esta exposición: su período formativo, sus tanteos en Barcelona, la exploración del cubismo, su intervención en el teatro, su época neoclásica y, por último, sus etapas finales cuando, consciente de su prestigio y de su lugar en la historia, el arte llegó a ser para él una especie de juego.

La exposición es, sin duda, un gran acierto: Picasso es siempre un prodigio, pero aquí además se nos ofrece otra visión del autor, menos conocida. Realizada con fondos del Museo Picasso de París y de su homónimo de Barcelona nos muestra un Picasso íntimo, aún por descubrir, y que posee una gran frescura y vitalidad. Acostumbrados a ver sus obras emblemáticas -y sus reproducciones fotográficas-, aquéllas que revolucionaron el arte contemporáneo, sorprende encontrar aquí algunos de los dibujos preparatorios que las precedieron, una especie de "cocina" de esas piezas famosas.

Hay que señalar además que para Picasso el dibujo no era algo anecdótico. Sólo los fondos del Museo Picasso parisién poseen una colección de más de mil quinientos dibujos. Picasso dibujaba de manera compulsiva y obsesiva, y utilizaba el dibujo con registros muy diferentes. Entre otros aspectos, se ha señalado con razón que para él era una suerte de laboratorio. Muchas de sus obras definitivas son el resultado de un largo proceso de maduración a través del dibujo. éste, por otro lado, es el sentido o uno de los sentidos que desde siempre ha tenido esta técnica: se ha utilizado como un método de ensayo y tanteo, de compresión y acercamiento a un problema artístico. Cierto es que en la exposición no se muestran las series completas de dibujos, que nos podrían alumbrar el proceso de idear y ejecutar una determinada obra. En este sentido, al margen de casos puntuales, el recorrido posee un carácter impresionista, es decir, se pone el acento en la exhibición de piezas singulares más que en el estudio y el análisis.

Con todo, se presenta una serie muy completa, la dedicada a El hombre del cordero, cuyo original en yeso se conserva en el MNARS. Picasso destinó muchos dibujos a esa escultura que fue modelada, sin embargo, con gran libertad y rapidez. La espontaneidad de ejecución -a golpe de barro- oculta sin embargo un largo proceso de estudio, como demuestran los dibujos preparatorios. Hace falta preguntarse lo que aportaron esos dibujos. Más allá de los aspectos que hemos comentado, intuyo que Picasso necesitaba el dibujo para comprender afectiva y emocionalmente las formas. El dibujo era una manera de apropiarse de ellas, un saber cómo funcionaban y cuál era su lógica interna. Pero esa actitud es la misma con la que se enfrenta a los retratos de sus amantes y, por extensión, a la vida. La serie dedicada a Françoise, por ejemplo, son como variaciones musicales: el mismo rostro interpretado una y otra vez, con mil matices diferentes, y en cada dibujo una caricia.

La relación de Picasso con el dibujo no se agota en este punto. Hay quien ha hablado de una especie de diario o autobiografía. Habría que mencionar también la fascinación del pintor por el clasicismo y por Ingres en particular, por el que Picasso sentía una especial debilidad. Aquél representa un ideal clásico, pero también su deformación: Ingres, como Picasso, no se limitó a reproducir el espectáculo de la vida, sino que, alterando las apariencias, impuso su particular sensibilidad. Se tendría que hablar también de la diversidad de técnicas y soluciones creativas… En definitiva, existen otros muchos aspectos relacionados con este registro picassiano, pero quizás uno de los más importantes sea la idea del dibujo como una manera de apropiarse del mundo. Y quien dice apropiarse dice también devorarlo. Esta es, al menos, una hipótesis para explicar la compulsividad de Picasso.