Exposiciones

Linarejos Moreno, cazadora-chamán

In the country of last things

26 octubre, 2006 02:00

Chamán V, 2006

Llucià Homs. Consell de Cent, 315. Barcelona. Hasta el 25 de noviembre. De 900 a 11.000 euros.

Nos comentaba Linarejos Moreno (Madrid, 1974) que el título de la exposición hacía referencia a un libro de Paul Auster que describe una ciudad y a unos personajes sin memoria. Aquellos habitantes, contaba la artista, en aquel espacio inestable y cambiante, perdían su identidad. El trabajo de Linarejos Moreno, por el contrario, pretende recuperar el recuerdo, reconstruir el territorio.

Uno de los puntos fuertes de la exposición son unas fotografías en blanco y negro de gran formato realizadas en un espacio que hoy en día es una suerte de ruina: las minas de plomo de Linares, cerradas en los ochenta. Un espacio de una gran potencia emocional que además está vinculado a la infancia de la artista. Estas fotografías no son tanto un simple documento como una recreación. El entorno de Linares es como un teatro de la memoria, porque este mismo fondo o escenografía aparece poblado de extraños personajes como si fueran los genii loci, los dioses del lugar. Se trata de la artista que se desdobla en diferentes roles y personajes. En este imaginario existen dos aspectos fundamentales: los animales y la caza. Los animales son el símbolo del inconsciente, de las fuerzas primarias y subterráneas que aparecen ahora, cuando el espacio está abandonado. La caza es un motivo que en ocasiones se ha asociado a la idea del artista. Es el artista quien atrapa las imágenes ocultas, como el cazador a la presa. El artista cazador, como el chamán, cuyas funciones se intercambian, representa una búsqueda de lo oculto, una exploración espiritual.

Al margen de otros trabajos que complementan la exposición, hay una instalación, Pájaros de mal agöero, que, situada en el centro de la sala, constituye el núcleo de la muestra: unas extrañas caperuzas de cetrería -a escala humana- se relacionan con unos pájaros realizados con moldes de zapatos de tacón. Intuyo que esta caperuza es como la máscara del chamán, que hace visible (o caza) las imágenes. Esta caperuza, precisamente porque aísla del mundo exterior, como una máscara que facilita el tránsito, posibilita visualizar imágenes que no están presentes en la vida real. Ésta es la idea que -para mí- articula la exposición: la artista como cazadora-chamán capaz de hacer visible el fantasma y el deseo, entre los pliegues de la memoria.