Image: Francesc Torres, desde la  poesía

Image: Francesc Torres, desde la poesía

Exposiciones

Francesc Torres, desde la poesía

Da capo

19 junio, 2008 02:00

Emergency drinking water, 1992.

MACBA. Comisario: B. Marí. Plaza dels Àngels, 1. Barcelona. Hasta el 28 de septiembre.


El MACBA presenta una amplia retrospectiva dedicada a Francesc Torres (Barcelona, 1948) que comprende obras desde finales de los sesenta hasta piezas de reciente producción. Frente a otras exposiciones centradas en producciones específicas y últimas etapas, la del MACBA consiste en un recorrido por la trayectoria del artista en la que se incide en los aspectos más desconocidos. Así, si Torres se ha señalado como uno de los pioneros de la instalación y del arte político en nuestro país -con la incorporación de recursos multimedia-, aquí se muestran también los elementos, digamos, pictóricos o bidimensionales de su trabajo. Por lo demás, esta retrospectiva tiene el mérito de ser una radiografía de Torres, de cómo se ha construido como artista.

El punto de partida es la poesía. A finales de los sesenta, Torres experimenta con la palabra y el objeto. Un ejemplo: Poème - Eméop, una cartulina que el usuario debía recortar y pegar de manera que al final se construían dos figuras geométricas encajadas por una entalladura, en la cual, como si fuera un secreto contenido en su interior, se leía: "Poème". Detrás de obras como ésta está Joan Brossa, pero en ellas se revela también una sensibilidad muy diferente. Existe un interés por el múltiple, lo efímero, la simplicidad y la contención, la participación del espectador… Estas piezas se mueven en el entorno conceptual del minimal y se relacionan también con su formación y estancias en el extranjero. Otros trabajos de estos años incorporan además los elementos (el viento, la luz, la sombra…), como puede ser el vídeo que registra la caída de una hoja de papel motivada por el viento. Y así, poco a poco, Torres irá enriqueciendo su lenguaje con la integración de recursos como el cuerpo. En esta época, muy posiblemente, todas estas obras se leyeran desde una actitud crítica y de protesta, pero, para mí, hoy en día, destacan por su intensidad poética. Expresan lo indecible, lo inasible, lo extremadamente sutil…

Cuando hicimos el recorrido de la exposición acompañados por Francesc Torres, éste hizo mención a un trabajo que, para él, significaba un giro o punto de inflexión en su itinerario. Se trata de una pieza que, observada desde fuera, resulta de difícil comprensión, pero que para el artista posee una dimensión simbólica: An attempt to decondition myself (1974), una acción que consistía en emborracharse con dos botellas de vino. Con este trabajo Torres enunciaba una protesta y trataba de encontrar un lenguaje crítico más allá del arte de denuncia i-lus-tra-ti-vo-des-crip-ti-vo, del simple arte "engagé". Para mí, esta acción no deja de ser un gesto adolescente a la búsqueda del límite. Y si en ella hay, como ha afirmado el mismo Torres, una dimensión atávica es porque simbólicamente se trata de una búsqueda de sí mismo como artista. En su trayectoria, esta acción es una suerte de ritual -melodramático y naïf- de refundación o renacimiento.

A partir de entonces, Francesc Torres desarrollará un arte comprometido y de análisis, de reflexión sobre el yo y el entorno histórico y social. Su trabajo tendrá como objeto el comportamiento institucional, la crisis de las utopías, la presión de la ideología, el franquismo, la pérdida de la memoria, la denuncia de la bestialidad humana…

Está claro que los asuntos mencionados son de una particular gravedad, y que exigen una reflexión. Ahora bien, me pregunto cuál es el alcance y los límites de este arte de vocación crítica que se plantea como mera denuncia, con un lenguaje muy cercano al del periodismo. Ahora no es el momento ni el contexto para responder a esta pregunta, pero sí queremos mencionar una anécdota. Una de las últimas instalaciones de Francesc Torres, Tan limpias como el alma, documenta la labor del personal de limpieza del Congreso. Las fotografías de gran formato de las limpiadoras se complementan con una urna electoral en la que se oyen las voces crispadas de sus Señorías en pleno debate de la nación. La limpieza se expresa en términos metafóricos. A esto Francesc Torres añadía el dato de que la brigada de limpieza provenía del cinturón industrial madrileño y limpiaba los desechos de los políticos, en general de una clase social más elevada. Pero la anécdota a la que nos referíamos anteriormente reside en que el periódico El Mundo, cuando cubrió el pasado 5 de junio la inauguración de la exposición, publicaba una fotografía de una empleada del MACBA limpiando la aludida instalación de Francesc Torres. No sé si la anécdota se podría elevar a la altura de categoría.