Image: Rauschenberg, souvenirs sin nostalgia

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Exposiciones

Rauschenberg, souvenirs sin nostalgia

Gluts

26 febrero, 2010 01:00

Mercuri Zero Summer Glut,, 1987

Museo Guggenheim. Abandoibarra, 2. Bilbao. Hasta el 12 de septiembre.


El año 1998, poco después de ser inaugurado, el Museo Guggenheim de Bilbao dedicó una impresionante retrospectiva a Robert Rauschenberg (Port Arthur, Texas, 1925 - Captiva Island, 2008), del que presentaba, además, de forma ininterrumpida recorriendo los muros de la sala Fish, La pieza de un ¼ de milla o de 2 estadios. Ahora reúne unas sesenta piezas de las más de doscientas que componen la última y a la vez más prolífica serie de esculturas del artista norteamericano, Gluts, realizadas en dos etapas diferentes, de 1986 al 89 y entre 1991 y 1995.

El assamblage de objetos encontrados parece ser el método preferido de Rauschenberg desde sus tiempos de estudiante en el Black Mountain College, donde coincidió con John Cage y Merce Cunningham, y el que guió sus producciones más importantes, como los célebres Combine (Combinaciones) de los años 1954 a 1964, que cambiarían la faz de la pintura e influirían en artistas de todas las latitudes. Si los Combine recogían todo tipo de materiales de todas las procedencias, desde estampas hasta animales disecados, y con ellos arrastraba interminables relatos sobre las vidas de sus desconocidos propietarios, incluido el propio Rauschenberg, los Gluts parten de una experiencia vital y, por así decirlo, se ciñen a unos pocos argumentos repetidos.

En diciembre de 1985, el artista viajó a su tierra natal, con motivo de un homenaje y una exposición al cumplirse el siglo y medio de la independencia de Texas, y se sorprendió al comprobar cómo la crisis económica causada por los excesos de la producción petrolera habían reducido buena parte del estado, sobre todo las zonas rurales, a campos yermos, plagados de gasolineras cerradas, de barriles vacíos y coches desechados. Una ruina que procedía del exceso, de los excedentes de producción -ambos términos son traducciones adecuadas de Gluts- y, en último término, de la ciega avaricia humana.

De ahí que en la composición de muchas de las obras intervengan restos de automóviles -salpicaderos, tubos de escape, radiadores, etc.-, carteles de gasolineras, emblemas de marcas de gasolina o de coches, y, también, de otras máquinas u objetos domésticos, tambores de lavadoras, ventiladores, persianas metálicas, cubos… De ahí, también, que las imágenes que crea entremezclen una voluntad de abstracción, del libre y espontáneo juego de las formas calculadas, con otra de representación burlona o sarcástica del imaginario humano, para la que Rauschenberg no se sirve de la pintura ni de la incorporación de otras imágenes emblemáticas (salvo en una ocasión), sino de la ilusión que esos mismos materiales tienen en la mirada del espectador.

La muestra ocupa cuatro salas del museo, dos de ellas de inmensas dimensiones y otras dos más recogidas, que puntualizan tanto el carácter monumental o escenográfico de la inmensa mayoría de las obras, y también el más intimista e incluso poético de otras. Así ocurre, por ejemplo, con el pequeño Mercuri Zero Summer Glut, de 1987, un pequeño ventilador doméstico aplastado, a cuyo costado Rauschenberg acopló un ala de bronce oxidado, y que tiene algo entre animal mitológico y mascota de radiador. La sala de apertura contiene una buena parte de las obras que Rauschenberg concibió en Nápoles, en diciembre de 1986, para confeccionar la escenografía de Pase lateral, de la bailarina Trisha Brown, y que fueron posteriormente remodeladas para convertirlas en piezas de pared.

Rauschenberg es el más duchampiano de los artistas, al fin y al cabo suya fue la idea de "borrar" un dibujo de De Kooning, y que los Gluts son un definitivo asalto a la conjunción de arte y vida que persiguieron los dos.